¿Alguna vez sentiste tu cerebro en una lavadora? – Por Iván Padilla Bravo
26 mayo, 2019
category: FORO DEBATE
Si lo sentiste y eres capaz de responder afirmativamente a la interrogante con la que comenzamos este Diálogo de hoy es porque todavía quedó un poco sucio de izquierdismo, equidades e independencia.
La práctica del lavado de cerebro es de muy vieja data. Y, aunque estuvo muy acentuada bajo los regímenes nazi-fascistas, precede a éstos notoriamente.
Es curioso que la expresión «lavado de cerebro» haya sido acuñada en los laboratorios que planifican y se proponen «blanquear» la conciencia de los pobres, de los depauperados, de los comunistas.
Además de encontrarnos ante una práctica racista, quienes aplican -ya sea de manera directa y violenta o por métodos sutiles que incluyen hoy las herramientas 2.0 en la comunicación- el aludido lavado, se proponen matar la memoria de los pueblos. Son, en esencia memoricidas.
El actual imperio del capital, los amos del mundo y sus aparatos imperialistas yanqui-sionistas, en sus siglos de existencia dominante, han cometido memoricidios de facto, como la destrucción de Las Mil y una Noches,patrimonio de la humanidad incinerado en su totalidad por los bombarderos yanquis que atacaron la ciudad de Bagdad en 2003.
Pero no todos los memoricidios tienen resultados tangibles y cuantificables como el de las bibliotecas iraquíes a comienzos del presente siglo, o el de La Biblioteca de Alejandría en los albores de la llamada «era cristiana».
La mayoría de los memoricidios han sido resultados de la aplicación de guerras silenciosas que fomentan o perpetúan la ignorancia de los pueblos, como forma superior de dominación, tal como lo alertara el Libertador Simón Bolívar: «más se nos ha sometido por la ignorancia que por las armas».
Venezuela está sometida en la actualidad a una de las más eficaces guerras memoricidas, por parte del imperialismo yanqui-sionista y la cruencia de sus resultados no está expresada por la cantidad de muertos en plazas y calles que suele arrojar cualquier conflagración armada.
Se mide, esa «eficacia» por la cantidad de cerebros que es capaz de lavar el Imperio haciendo uso de sus aparatos ideológicos, mediáticos, religiosos, tecnotrónicos, de publicidad y propaganda en toda sus extensa gama de formas.
Lavar el cerebro de un chavista hoy, en Venezuela, es conseguir que el mismo se sienta arrepentido de haberlo sido y, además, que lo pregone con la desvergüenza de tal.
Los laboratorios del Pentágono y la CIA se han propuesto incrementar el número de arrepentidos del chavismo. Ese es el principal objetivo memoricida en su guerra de exterminio contra Venezuela.
Que quienes eligieron a Hugo Chávez en 1998 y en sucesivos comicios, para el ejercicio de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, y luego lo hicieron con Nicolás Maduro ya en dos ocasiones, se sientan culpables y culpantes de los resultados y padeceres que sufrimos l@s venezolan@s en materia -por ejemplo- económica, de alimentación y salud.
Si usted, amiga mía o amigo mío, ha sentido que su cerebro baila en una lavadora para ser «blanqueado», quizás todavía pueda escapar de convertirse en un antichavista furibundo, en un renegado, en un contrarrevolucionario o en una víctima más del memoricidio con el que el imperialismo se propuso ganar su guerra y perpetuar su dominación capitalista.
Escoger el camino de la conciencia es, como pueblo, nuestra mejor y más eficiente forma de resistencia. ¡La guerra no está perdida!
(Ilustración: Iván Lira)