Martí y Fidel: lecciones póstumas - Por Marta Servín y Orlando Licea Díaz
"La vida de Fidel siempre estuvo vinculada al pensamiento martiano. Podría afirmarse que fue su continuador directo, su relevo en el tiempo".
04 agosto, 2019
category: FORO DEBATE
Recuerdo la mañana en la que encendí el TV de la habitación del Hospital Cardiovascular, donde estaba ingresado esperando para una delicada operación y ver como andaba el mundo. Mientras allá en México, una ferviente admiradora de Fidel, Marta Servín, se recuperaba de una intervención semejante, lo cual no es muy frecuente.
La inesperada noticia de la ausencia de Fidel nos golpeó en la frente y el corazón, se nos había marchado la figura más importante del futuro a nivel universal, el hombre incansable que supo ver profundo en el destino de nuestra especie, y elaborar programas a toda prueba para mejorar la vida de millones de personas en todo el mundo, enfrentándose con la fuerza de la razón, la moral y la justicia, a los intereses de quienes pretenden convertir a nuestra hermosa tierra en una fuente infinita de sufrimientos o en una montaña de cenizas.
Al recuperarme de tan cruenta operación, escribí una breve reseña para destacar los vínculos entre Fidel y Martí. Y se la envié a los miembros de mi directorio, entre los cuales se encontraba Marta -entonces no sabía que ella padecía exactamente la misma grave enfermedad ni que se estaba recuperando de un tratamiento semejante-. Me contestó con un emotivo correo en el que me pedía autorización para hacerlo más simple y comprensivo a lo que acepté gustoso. Luego de varios intentos surgió este trabajo conjunto.
La vida de Fidel siempre estuvo vinculada al pensamiento martiano. Podría afirmarse sin error que fue su continuador directo, su relevo en el tiempo.
En su primer alegato público, luego del Asalto al cuartel Moncada, precisamente en el año del centenario del nacimiento de nuestro apóstol, declaró sin ambages: “traigo en mi corazón las doctrinas del maestro” habló con palabras que eran sangre del corazón y entrañas de la verdad; y las traía tan incorporadas a su corazón que mostró a lo largo de su vida la coherencia entre pensamiento y acción. Lo que denota su calidad de hombre honrado, hombre con decoro, hombre con dignidad; en el que se ve reflejado todo un pueblo. Por ello su alegato es a la vez programa y convocatoria. En el utiliza palabras convincentes y elocuentes de José Martí —el autor intelectual—, pues tanto Fidel como Martí son extraordinarios pedagogos y educadores convencidos de que “sólo llega al alma lo que sale del alma”
Fidel expresó: “Escribió el Apóstol en su libro La Edad de Oro:«Un hombre que se conforma con obedecer leyes injustas, y permite que le pisen el país en que nació los hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado… En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que le roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana…»”
Fidel continúa refiriéndose a Martí:
“Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es fiel a su recuerdo; hay cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnífico desagravio vinieron a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida para que él siga viviendo en el alma de la Patria. ¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!”
¡Así comenzó la Revolución Cubana! Con un alegato en el cual estuvo -presidiendo y alertando- el espíritu martiano. Y obsérvese como Fidel se refiere “al alma de la patria”. Y ambos próceres y estadistas bien sabían que Patria es humanidad.
En el Presidio Político la obra de Martí, fue constante material de estudio y reflexión, tanto por parte de Fidel como por el resto de los sobrevivientes de la gesta del Moncada.
En la Sierra Maestra, -continuando el recorrido por las etapas del proceso de emancipación cubano y del nuevo despertar de las ansias de felicidad y justicia de los pueblos de América y hasta del mundo-, Martí estuvo bien presente de múltiples maneras. La costumbre de hablar con los prisioneros de guerra y luego liberarlos, fue tomada del ejemplo de Martí, si mal no recuerdo en Tampa, donde fueron capturados dos sujetos que intentaron envenenarlo luego de una larga conversación Martí los libera y perdona. Uno de ellos luego fue combatiente mambí en la guerra. No tengo referencia directa pero estoy casi seguro que las obras martianas también estuvieron alzadas en la sierra.
El primero de enero llegó a Cuba una nueva época donde por primera vez los humildes tomaron las riendas del destino de la nación, encabezados por su líder natural Fidel Castro Ruz.Desde entonces el pensamiento y el espíritu martiano salieron orgullosos a recorrer todo nuestro territorio, y el mundo, sembrando esperanza.
Comenzando por las enseñanzas de Fidel que en muchísimos de sus discursos hizo referencia a ellos se impulsa el trabajo del Centro de Estudios Martianos, con el objeto de divulgar y profundizar en el pensamiento y la obra martiana. Aparecen numerosas e importantes publicaciones, florecen las Sociedades Culturales José Martí con filiales en varias provincias convirtiendo a Martí y su enorme legado en el corazón mismo de un movimiento transformador. Si bien Martí estuvo, está y estará en el centro mismo de la Revolución cubana no es exclusivo de ella. Pues el alcanzó a mirar bien lejos con un amplio horizonte al conocer diferentes realidades en este mundo; y por ello pudo expresar en la reunión llevada a cabo en Washington en 1891 las siguientes palabras, que Fidel recordó en 1996 en reunión similar: «Después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia.»”
La previsión martiana, que lo llevó a que algunos lo considerasen un profeta es retomada por Fidel: “Martí se quejaba amargamente, y lo decía: «a los que me llaman soñador…», les digo que: «los sueños de hoy serán las realidades de mañana.» Les habla un soñador que ha pasado por la experiencia de ver sueños convertidos en realidades; que ha pasado por la vergüenza de ver que podían haber sido mayores realidades. Lo hago con la vergüenza de no haber soñado cuando comenzamos y ya eran sueños ambiciosos todas las cosas que estamos convirtiendo hoy en realidades”
Este fragmento, que hace hincapié en la capacidad del hombre de soñar, de prever, de construir, tiene especial importancia en los momentos actuales. Fidel se está refiriendo a lo subjetivo, a lo anímico, a lo espiritual como fuente importante –y acaso esencial- de la mejora social, de la construcción de un mundo donde todos los seres humanos puedan ser felices en un plano de igualdad y equidad.
Como verdaderos educadores, enlazan dialécticamente —sin contraponerlos— al individuo, su colectivo y su sociedad. “Ni hombres ni pueblos pueden rehuir la obra de desarrollarse por sí”… Es una unidad en desarrollo constante, de ahí que ambos estadistas consideraran la educación como proceso y actividad revolucionaria en constante marcha.
Y dicen más: “Nada es imposible para los que luchan”.
Tanto Martí como Fidel conforman una poderosa corriente humana al considerar que “Patria es Humanidad”, que “somos ciudadanos del mundo y hermanos de todos los pueblos del planeta”.
Podría parecer contradictorio que ambos combatientes tan profundamente pacifistas y humanos, tomaran las armas para organizar la guerra —“consecuencia inevitable de la negación continua, disimulada o descarada, de las condiciones necesarias para la felicidad a un pueblo que se resiste a corromperse y desordenarse en la miseria. Y no es del caso preguntarse si la guerra es apetecible o no, puesto que ninguna alma piadosa la puede apetecer sino ordenarla de modo que con ella venga la paz …”—, así que no existe tal contradicción, pues ambos humanistas además de la certeza de no permitir que le pisen el país en que nació también bien sabían que … “trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras”…su actividad permanente y principal fue la batalla de ideas y en esa colosal lucha perdieron la vida, dejando un inmenso y extraordinario legado. En donde “la moderación de juicio iguala a la pasión por la libertad”.
Nuestro Héroe Nacional José Martí; hijo de padre y madre españoles, en guerra de independencia contra el colonialismo español no podía basarla en odios sino en comunión de esfuerzos que alertaran de los peligros ante nuevas agresiones, dominación y sometimiento. Añadirá: “Cuba no anda de pedigüeña por el mundo, anda de hermana, y obra con la autoridad de tal. Al salvarse, salva. Nuestra América no le fallará, porque ella no falla a América”…
Fidel signará en su momento: “porque entendemos que defendemos la dignidad, la soberanía y la independencia de nuestros pueblos de América Latina, y eso es lo que quería Martí precisamente con la independencia de Cuba.”
El Internacionalismo estaba ya presente en el pensamiento martiano, continuado y aplicado por Fidel
“Martí fundó un partido para organizar, dirigir y hacer la Revolución antes de que Lenin fundara su partido revolucionario en Minsk; fue el primero, y no era marxista porque no podía serlo” asevera Fidel y continúa hablando de la encomienda que se dio Martí —como un gran deber de lo que había logrado captar y anticipar en su vida— al recordar su carta póstuma, víspera de su muerte en Dos Ríos: «Impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América».”
El antiimperialismo martiano es constante, firme y decidido, Fidel supo interpretarlo y aplicarlo como ningún otro hasta el momento.
A partir de la década de los noventa surgen, desde las entrañas de nuestra América, movimientos y líderes ansiosos de transformar las condiciones de vida de sus pueblos y recobrar la dignidad perdida ante gobiernos entreguistas en una economía cada vez más globalizada y un capitalismo descarnado neoliberal. Con un imperialismo cavernícola. Por lo que el pensamiento martiano recobra un nuevo ímpetu con la iniciativa del ALMA (Alternativa Martiana para América) como el corazón y alma del ALBA (Alianza Bolivariana para América) —constituida en la Habana en 2004— sumando la inquietud de muchos por profundizar en el conocimiento de los pueblos de América, de sus luchas, cultura y supervivencia. Impulsando procesos unificadores y de identidad común a través de acuerdos económicos, culturales y organizativos. De reconstruir esa “página robada al universo” como diría José Martí, al recordar nuestra dolorosa historia.
Ahora quisiéramos pasar al tema que da título al presente trabajo, y es que Fidel al partir nos dejó una serie de lecciones muy vinculadas al pensamiento de José Martí y a nuestro modesto entender imprescindibles para los revolucionarios y hombres buenos de estos tiempos. Fidel, al partir, dejó explicitas una serie de voluntades que eran desconocidas en la historia social anterior y que por ello merecen especial atención: en primer lugar pidió que no se le hicieran estatuas ni se pusiera su nombre a institución alguna, antes y creo que más de una vez se refirió al pensamiento de Martí de que “toda la gloria de este mundo cabe en un grano de maíz” y este deseo nace y se ejecuta con la convicción de su certeza, es una contundente respuesta a los que le señalaban como crítica un ansia de fama, trascendencia y poder.
Como segunda petición –aunque no lo hemos leído formalmente- pidió que cerca de sus cenizas se pusiese un mensaje que seleccionó por parecerle un resumen de su pensamiento. Con lo que dejó para la historia una confirmación de que lo importante de una vida es el pensamiento que la guió y ninguna otra razón.
Nada de bienes materiales, nada de herencia tangible, nada de referencia a los temas económicos tan proclamados por quienes entienden el marxismo sólo como un manual de economía política que no toma en cuenta los factores subjetivos y espirituales, sino sólo las leyes –objetivas y económicas- de lo social. Fidel alguna vez, en una entrevista que le hizo Frei Betto, se refirió a que era cristiano en lo social, y muchas veces abordó el tema de lo subjetivo en sus discursos: En una entrevista expresó:
“Soy un eterno inconforme, no sólo con este mundo caótico, injusto, que he conocido, pero además en un mundo prometedor también; porque tiene que cambiar, por necesidad. Seis mil millones de personas es bastante, dependen de las mejores ideas de nosotros; de lo que los hombres sean capaces de decir a un mundo lleno de confusión, de mentira…, pero también un mundo lleno de talento, de nobleza, de mucha gente buena, sobre todo en el pueblo.” Este mundo injusto, cruel y loco ha de cambiar sobre todo por las ideas de los hombres nobles de este mundo independientemente del capital que las respalde o de las cuentas bancarias que las animen. Y este caudal de talento y nobleza necesita ser educado, formado y orientado a partir de acciones desde todos los aspectos de la vida.
Una vez le preguntaron a Fidel: ¿Cuba va a ser socialista siempre? Y su respuesta fue: “Más allá de siempre. Tiene que ser cada vez más socialista y mejor socialista. Cuba, como el mundo, tendrá que pertenecer algún día a una humanidad solidaria y generosa.” Los factores que se señalan no son materiales, son subjetivos y espirituales, una humanidad solidaria y generosa, se hará sustentable a los primeros esfuerzos pues sus esfuerzos productivos no estarán signados por la explotación y el sufrimiento sino por el placer y la alegría. Claro que podría preguntarse y habría que responder seriamente al por qué se pierde en ocasiones esta alegría y este placer de ser útil.
“Los hombres morimos, es incluso un derecho que tenemos, pero las ideas no.”Este pensamiento quedó bien claro en las lecciones póstumas de Fidel y es la única manera de mantenerlo vivo.
“No más que una modesta revolución, que no vale de nada si no la seguimos adelante. Que no vale de nada si no la conservamos pura, o por lo menos nosotros no nos conservamos puros, si no somos capaces de ser consecuentes con aquellas ideas, de desarrollarlas. Porque ¿qué es un país, qué es una revolución? En una pequeña isla que pertenece a un mundo que tiene que cambiar, que tiene que revolucionarse, que tiene que hacerse solidario con otros hermanos. Si Cristo hubiera nacido en la época de Marx, habría programado el comunismo, porque abriendo una acción, casi 2000 años antes, proclamó cosas muy parecidas a las que proclamó Marx. Buscó pobres, los hizo apóstoles, multiplicó peces y panes para que todos tuviéramos alimentos y los repartió de una manera comunista. Que bebiera vino todo el que quisiera, según sus apetencias. Y que comiera pan según necesitara, y peces tanto como gustase de comer. Nosotros, los llamados comunistas, hemos querido ser discípulos de Marx. Multiplicar los peces, los panes, convertir el agua en vino. Buscar pescadores ignorantes que no sabían ni escribir, y convertirlos en apóstoles de una doctrina.”
La vida entera de Fidel es una dedicación constante de este empeño, conseguir que no sólo se multipliquen los panes y los peces sino que se distribuyan por igual; intención que también lo equipara a Martí cuando éste expresó:
“El patriotismo es censurable cuando se le invoca para impedir la amistad entre todos los hombres de buena fe del universo, que ven crecer el mal innecesario, y le procuran honradamente alivio. El patriotismo es un deber santo, cuando se lucha por poner la patria en condición de que vivan en ella más felices los hombres. Apena ver insistir en sus propios derechos a quien se niega a luchar por el derecho ajeno. Apena ver a hermanos de nuestro corazón negándose, por defender aspiraciones pecuniarias, a defender la aspiración primera de la dignidad. Apena ver a los hombres reducirse, por el mote exclusivo de obreros, a una estrechez más dañosa que benigna; porque este aislamiento de los hombres de una ocupación, o de determinado círculo social, fuera de los acuerdos propios y juiciosos entre personas del mismo interés, provocan la agrupación y resistencia de los hombres de otras ocupaciones y otros círculos; y los turnos violentos en el mando, y la inquietud continua que en la misma república vendría de estas parcialidades, serían menos beneficiosos a sus hijos que un estado de pleno decoro en que, una vez guardados los útiles de la labor de cada día, sólo se distinguiera un hombre de otro por el calor del corazón o por el fuego de la frente. (OC T1 P320)
Por su trascendencia, y por opinar que todos debemos comprender el profundo significado –más que conocerlo de memoria- para poder aplicarle con dedicación, y a fondo reproducimos a continuación el legado que Fidel nos quiso dejar como herencia; son las palabras que él quiso que se divulgaran como suma y síntesis de su pensamiento y acción transformadora:
“Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.”
Fidel Castro Ruz
Nuestra América
Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifiquen al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas, y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el cielo, que van por el aire dormido[s] engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de almohada, como los varones de Juan de Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras.
Trincheras de ideas, valen más que trincheras de piedras. No hay proa que ataje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo, para, como la bandera mística del juicio final, a un escuadrón de acorazados. Los pueblos que no se conocen, han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos. Los que se enseñan los puños, como hermanos celosos, que quieren los dos la misma tierra, o el de casa chica, que le tiene envidia al de casa mejor, han de encajar, de modo que sean una, las dos manos…
JOSE MARTÍ – 1891
Orlando Licea Díaz (Cuba) 27/04/2017
Marta Servín (México) 10/6/2017