ONU revela que cada año crece la trata de personas
La trata de personas crece todos los años y se desarrolla con gran impunidad en todo el mundo. Esa es la principal conclusión del último informe de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (Undoc, por sus siglas en inglés).
“Los traficantes apenas corren riesgo de ser procesados por la justicia”, lamentan los autores del documento que sistematiza datos hasta 2016.
El aumento de los conflictos armados internos, las guerras e invasiones componen otro de los factores claves del aumento de la trata de personas. Este es el momento de mayor conflictividad armada de las últimas tres décadas en el mundo.
Los desplazamientos forzosos que provocan las guerras y la destrucción económica generaron un mayor crecimiento de la trata. La ONU identificó unas 24 mil víctimas durante 2016 en 97 países. La cifra es superior a la de todos los años anteriores, aunque en 2014 y 2015 se estudiaron más países.
El 70% de las víctimas son mujeres y el 23% son menores de 18 años.
Tipos de trata
El fin principal de este delito es la explotación sexual, que afectó al 59% de las víctimas identificadas por la ONU en 2016. Entre las miles de mujeres y niñas afectadas sobresale el caso de la minoría yizadí de Irak, sometida por la organización terrorista Daesh (Estados Islámico, ISIS). Otra forma de trata son los matrimonios forzados.
El segundo fin típico de la trata de personas es el trabajo forzado, que afectó a un 33% de las víctimas, principalmente en Medio Oriente y el África subsahariana (que abarca todo el continente a excepción de la parte norte).
Aunque Asia y América no aparecen como las regiones con más tráfico de personas, son las que han tenido un mayor ascenso de este delito en los registros de la ONU, aunque podría ser por un mejor trabajo de identificación de estas mafias.
Además de estos dos tipos de esclavitud, se contabilizaron unos 100 casos de tráfico de órganos entre 2014 y 2017, principalmente en campos de refugiados, donde las víctimas son estafadas.
La ONU reconoció que hay casos probados de complicidad entre profesionales de la salud que trabajan en los campos de refugiados y las mafias traficantes que los corrompen.