Gira de Pence: ¿fortaleza o debilidad? – Por Adrián Fernández
29 junio, 2018
category: FORO DEBATE
La visita del vicepresidente de Estados Unidos a tres países de América Latina intenta abrir una nueva fase de la ya larga ofensiva contra la Revolución Bolivariana. Pero la visita de Mike Pence también admite el endeble entramado de alianzas con las que cuenta Donald Trump para ejercer las acciones contrarrevolucionarias. El mensaje del norte es concreto pero a su vez revelador: hay países en la región que están haciendo poco para acabar con el Gobierno chavista.
Los analistas de la geopolítica nos recuerdan que nunca hay que subestimar a los poderosos sean estos amigos o enemigos. Y la propia historia confirma que Temer y otros tantos no son de confiar. Pero bien podríamos preguntarnos si el imperio recurre a él porque le han fallado sus otros arietes.
El nuevo presidente colombiano, Iván Duque, asume el 7 de agosto. Lo mismo ocurre con el mandatario electo de Paraguay, Mario Abdo Benítez. Mauricio Macri en Argentina está envuelto en una crisis económica y financiera que incluye alta inflación con recesión de la que nadie aventura cómo y cuándo saldrá. Y en el mejor de los casos, las voluntades individuales de Duque, Benítez, Macri o el chileno Sebastián Piñera son insuficientes para la magnitud de la ofensiva con la que sueña Washington.
En el tejido de esta fase suma soldados pero también pierde otros. Los salientes Horacio Cartes y Juan Manuel Santos; los renunciados Pedro Pablo Kuczynski y Mariano Rajoy del otro lado del Atlántico, y en unos meses nomás Enrique Peña Nieto en México y Temer en Brasil. El poder no es matemático pero no está claro si el imperio suma o reemplaza a unos por otros.
Dicho en términos lisos y llanos: las cuentas no deben cerrar en el norte para que la segunda figura en importancia del gobierno estadounidense llegue al sur a pedirle mayor compromiso a un presidente devaluado, desacreditado y poco confiable como Michel Temer. El presidente no electo de Brasil goza de 4% de popularidad y no tiene la más mínima prédica entre sus pares de la región. Como si esto fuera poco, en seis meses –si no cae antes- pasará a ser la sombra más triste de la historia institucional del gigante latinoamericano.
El rol de Temer nació desdibujado. En sus casi dos años de gobierno de facto no ha podido más que vociferar sus odios contra Venezuela pero sin incidencia política, sin persistencia ni consensos. Ni siquiera encaja en ese rol de líder humanitario con que Washington pretende premiarlo en el final de su penosa carrera política por “recibir” en su país a inmigrantes venezolanos.
“Estados Unidos le pide a Brasil adoptar actitudes firmes contra el régimen de Maduro”, le dijo Pence a Temer y luego echó mano al previsible libreto contrarrevolucionario al señalar que la revolución bolivariana “destruyó la democracia y ha construido una dictadura brutal”.
Pence abrió su gira en Brasil y la cerró en Guatemala, donde lo esperaba el presidente Jimmy Morales, alineado de manera automática con Estados Unidos. La ideología del ex actor cómico guatemalteco encaja perfectamente en la derecha de Trump. Esta semana, por ejemplo, autorizó ejercicios militares del Comando Sur del ejército estadounidense con helicópteros que sobrevolaron la capital del país y la frontera con México.
Entre Brasil y Guatemala, Pence pasó por Ecuador para visitar a Lenín Boltaire Moreno Garcés, quien desde que asumió revisa las políticas internacionales que dejó Rafael Correa. En el poco más de un año que lleva en el Gobierno pasó de declarar la “no injerencia” en asuntos venezolanos a considerar ilegítimo el mandato popular que reeligió a Nicolás Maduro. A comienzos de junio propuso en la OEA una consulta popular en Venezuela para revalidar lo que casi 8 millones de venezolanos validaron en las urnas un mes antes. Fue la manera que Moreno encontró para hacer suyo el discurso de ilegitimidad que promueve Trump sin romper del todo con las posturas no injerencistas. Sinuoso como pocos, Moreno pronto descubrirá que el camino del medio conduce al abismo.
«Señor presidente, buscamos trabajar de manera más estrecha mientras nos enfrentamos al colapso de la dictadura venezolana y la depravación», le dijo Pence al ex vicepresidente de Correa. «Creemos que se debe hacer más, el presidente Trump ha dejado claro que Estados Unidos no se quedará de brazos cruzados mientras Venezuela colapsa», insistió.
“Instamos a Ecuador y a nuestros aliados a que tomen pasos para aislar al régimen de Nicolás Maduro”, dijo. Y agregó para presionar al gobernante ecuatoriano: “no es momento de palabras, tenemos que actuar y tomar acciones decisivas para restaurar la democracia en Venezuela”.
Moreno agradeció la visita al vicepresidente y confió en que «de aquí en adelante, jamás en la vida (las relaciones entre ambos países) sufran ningún tipo de deterioro» que llegaron a este estado “no por iniciativa de los ecuatorianos, sino por malas decisiones», en aparente referencia a su antecesor, el hombre que apenas asumió en 2007 dispuso no renovar el acuerdo con Washington para seguir ocupando la base militar de Manta
Pese a las presiones públicas a las que fue sometido por Pence, Lenín Moreno insistió en que “la solución para Venezuela solo pueden llevarla a cabo los venezolanos” y, ambiguo al fin, aprovechó para reafirmar su idea de un referendo popular en el país caribeño.
El presidente ecuatoriano también recalcó que el país acogió a más de 150 mil venezolanos y los recibió con un trato digno y humanitario. Pero el vice de Trump le respondió luego que “la compasión no es suficiente” y dejó claro que “Estados Unidos no se va a quedar al margen mientras se desangra Venezuela”.
Antes de irse de Ecuador, Pence dejó una donación de millón y medio de dólares “para apoyar los esfuerzos para acabar con la corrupción y reforzar a la sociedad civil en Ecuador». Luego, en viaje a Guatemala, escribió en Twitter: “La Historia mostrará quiénes defendieron la libertad en esta hora. Gracias por su amistad Presidente Lenín Moreno”.