¿Adónde va el Bolsonarismo sin Bolsonaro? – Por Adrián Fernández
13 octubre, 2021
category: BRASIL, FORO DEBATE
Cuando en septiembre pasado el presidente Jair Bolsonaro impulsó un autogolpe, la extrema derecha de Brasil dio la espalda a este intento, reivindicó la “institucionalidad” y fue pieza clave para frustrar, o al menos demorar, la disolución de la Corte y la intervención del Congreso. De allí emergió una nueva alianza que, sin romper con la ideología neo fascistas del mandatario, prefiere mostrarse como la “derecha buena” para tener chances en las Presidenciales del año próximo.
Desde este mismo espacio señalamos entonces que, a un año de las elecciones de octubre de 2022, no sólo hay que mirar a Lula da Silva (quien lidera todos los sondeos de opinión) sino también –y fundamentalmente- a los actores que en su momento dieron el poder que Bolsonaro dilapida desde que llegó al Gobierno.
Desde la mirada de esta derecha, el mandatario cumplió sólo parcialmente sus compromisos de profundizar una política económica neoliberal (demandan más ajuste, acelerar las privatizaciones y más amplitud en las políticas extractivistas).
El “mercado” y los grandes empresarios hacen negocios con Bolsonaro y sus privatizaciones como lo harían con cualquier otro gobierno neoliberal. No los representa el bolsonarismo pero sí necesitan garantías de una continuidad del modelo económico.
Se distancian del presidente de Brasil por sus formas de concentrar el poder, su presencia pública y su poca “institucionalidad”, pero a su vez saben que el actual mandatario garantiza las demandas del establishment. Dicho de otra manera: la extrema derecha sabe que en Brasil, en términos generales, las instituciones son socias de las clases dominantes.
En este contexto de crisis del presidente, nació Unión Brasil, un amplio abanico derechista bolsonarista que, unificado, crea el mayor partido del Congreso.
La nueva fuerza surge de la unión del Partido Social Liberal (PSL, con el cual se eligió Jair Bolsonaro en 2018) y el conservador Demócratas, entre otros, en una maniobra que le permite tener 82 diputados federales, 4 gobernadores y 562 intendencias.
Demócratas nació de la agrupación Arena, la fuerza civil que daba sustento a la dictadura militar entre 1964 y 1985. Luego se llamó Partido del Frente Liberal, que cogobernó con Fernando Henrique Cardoso (1995-2002). Demócratas nació cuando asumió Lula, para convertirse en oposición al Partido de los Trabajadores. Es el partido del presidenciable Luiz Mandetta, uno de los ministros de Salud de Bolsonaro, el primero que renunció en plena pandemia.
Para sus nuevos socios del PSL, la alianza es un salvavidas político, ya que este partido era pequeño en 2018 y se hizo la primera fuerza legislativa con la elección de Bolsonaro. Cuando el mandatario se alejó de esta agrupación, el PSL corría el riesgo de extinguirse por la falta de liderazgos.
Para entender esta disputa interna de la extrema derecha brasileña basta comprender que las “instituciones” de este país funcionan como verdaderas cofradías donde la disputa espuria por el poder es cosa de todos los días. Sólo en esa vulnerabilidad institucional pudo suceder la creación de causas judiciales contra Lula, su detención y el allanamiento del camino para que Bolsonaro sea presidente.
Sólo de esa putrefacción institucional pudo cobrar forma el golpe de estado “institucional” contra Dilma Rousseff, la reivindicación de la dictadura militar, la profundización de la devastación de la Amazonía, las políticas extractivistas, las privatizaciones sin frenos, el racismo, la corrupción, la concentración de la tierra y la persecución a los pueblos originarios. Es el Brasil gigante controlado por una minoría con complicidad de un poder político que ahora, en tiempos electorales y tras el fiasco bolsonarista, intenta reagruparse.
Lee el informe completo en nuestro Boletín Semanal, gratuito para nuestros suscriptores.
La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)