Analizan los restos hallados en mansión de Stroessner
Son tres cráneos y otros restos humanos encontrados por "sin techo" en la vivienda del dictador ubicada en Ciudad del Este.
Al menos tres cráneos y otros restos humanos fueron hallados en una mansión del dictador paraguayo Alfredo Stroessner, conocida como «la casa de Stroessner» o «la mansión del horror», ubicada en Ciudad del Este.
Los restos óseos fueron hallados por personas «sin techo» que ocuparon la vivienda, construida en la década de 1970, en la zona de la triple frontera con Brasil y Argentina.
El material estaba enterrados debajo de un baño de la mansión y las autoridades investigan si corresponden a cuerpos de los más de 400 desaparecidos de la dictadura más larga de Sudamérica.
La propiedad estuvo abandonada durante muchos años, hasta la repentina irrupción de unas 180 familias «sintecho» que se instalaron en el lugar a fines de agosto.
El presidente de la Comisión de la Verdad de Paraguay, Rogelio Goiburú, afirmó que los ocupantes de la vivienda «encontraron tres cráneos, dos fémures, un húmero y varios restos sueltos».
Explició que «todo lo hemos guardado, rotulado y sellado» y que fue enviado «en cadena de custodia a Asunción, a la Unidad Especializada de Derechos Humanos».
Los ocupantes de la mansión denuncian que habría aún más huesos, al final de un largo tunel, aunque los intengrantes de la Comisión de la Verdad estiman que varios de ellos podrían ser de animales.
El portavoz de ese grupo de «sin techo», Rafael Esquivel, un ex trabajador municipal, relató que «descubrimos un túnel que está rellenado con escombros».
«Nos dijeron que tiene como 100 metros de extensión y que termina en una fosa donde hay más huesos. Nadie sabe cuántos murieron aquí. En memoria de esos muertos estamos ocupando este lugar», dijo.
La prensa paraguaya señaló que la «mansión Stroessner» está asentada en un terreno de 30 hectáreas, al pie de un barranco rocoso que da al río Acaray frente a la carretera que conduce a la hidroeléctrica paraguayo-brasileña Itaipú.
La describen como una casona semiderruida con visibles marcas de pillaje, abandonada en 1989 tras el golpe militar que derrocó al dictador y que desde entonces y hasta hoy se sucedieron leyendas sobre fantasmas.
Stroessner tenía otras viviendas que funcionaban como «casas de placer donde llevaba a sus amigos para hacer sus fiestas y sus orgías con chiquilinas, mujeres jóvenes».
La descripción la hizo Mario Medina, el obispo que fue coordinador de las investigaciones oficiales sobre muertos y desaparecidos en dictadura, condensadas en ocho volúmenes bajo el título «Nunca más al terrorismo de Estado».
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