Buscan el juicio político contra el presidente estadounidense
Ignacio Díaz – América XXI
La presión política interna contra el presidente Donald Trump a sólo meses de haber asumido el poder no registra antecedentes en Estados Unidos y ya comenzaron las ofensivas legales en su contra. Luego que la última semana expulsara al director del FBI, James Comey, que pretendía investigar los posibles vínculos de su campaña presidencial con Rusia, Trump fue denunciado por “intento de obstrucción de la justicia”.
La presión continuó esta semana. El lunes el diario estadounidense The Washington Post publicó que “Trump reveló información altamente clasificada al canciller y al embajador rusos” en una reunión mantenida el 10 de mayo en el Salón Oval. Para dar esta afirmación, el periódico citó como fuentes a “actuales y ex oficiales militares”.
Por más insólito que parezca, la información que supuestamente compartió Trump, por la cual se lo acusa, está vinculada a la organización terrorista Estado Islámico. Según un periodista del Washington Post, la información que tenía Estados Unidos provenía de un país socio, que no había dado “permiso para compartir el material con Rusia”.
Ante estos hechos, el lunes llegó el primer pedido de juicio político contra el presidente desde el Congreso. El diputado demócrata por Texas Al Green salió públicamente a solicitarle a los legisladores del país que apoyen su llamado al juicio político, luego que fuera expulsado Comey. El ex director del FBI había solicitado más recursos para su investigación antes de ser despedido.
La investigación periodística
El diario presentó la investigación como un asunto de seguridad nacional y afirmó que la información de inteligencia tenía uno de los niveles más altos de clasificación. Según el periódico, la consecuencia de lo sucedido es que Trump podría poner en peligro la cooperación proveniente de cualquier país aliado o fuente con acceso al accionar del Estado Islámico y, por ende, impedir la habilidad para detectar futuras amenazas de esta organización terrorista.
Luego de la reunión, funcionarios de la Casa Blanca buscaron “contener el daño”, informó Washington Post. “Los propios miembros de su Consejo de Seguridad Nacional, altos funcionarios, llamaron al director de la CIA y al jefe de la Agencia de Seguridad Nacional para advertirles que algo había ocurrido en la reunión con los funcionarios rusos que debían informarles”, afirmó el periodista Greg Miller.
Otra fuente no develada por el diario aseguró que el Presidente había revelado más información al embajador ruso de la que el país comparte con sus propios aliados.
Sin embargo, como presidente en funciones Trump tiene autoridad para desclasificar información secreta y las denuncias en su contra no tendrían asidero en este caso. Por eso la investigación parece estar más orientada a criticar cualquier tipo de acuerdo que Rusia y Estados Unidos pudieran alcanzar en torno a Siria. En la citada reunión con los funcionarios rusos “Trump enfatizó la necesidad de trabajar juntos para poner fin al conflicto en Siria”, comunicó oficialmente la Casa Blanca.
El medio estadounidense también repudió que la reunión privada en la Casa Blanca, a la que no tenía acceso la prensa nacional, fuera fotografiada por la prensa estatal rusa Tass.
La ofensiva contra la nueva administración en torno a Rusia había tenido su primer resultado exitoso en febrero. Apenas 24 días después de haber asumido, el asesor de seguridad nacional, Michaell Flynn, fue forzado a renunciar del cargo. La inteligencia estadounidense interceptó un llamado suyo al embajador ruso, Sergey Kislyak, hecho en diciembre luego de las elecciones, en el que comentaba que Trump pretendía revisar las sanciones una vez que asumiera la presidencia. Aunque finalmente no lo hizo, Flynn debió dejar su cargo. Desde entonces la presión sobre el Presidente creció considerablemente.