Ceará, otro estado de Brasil deseado por paramilitares
Al igual que en Río de Janeiro, grupos de extrema derecha cometen crímenes. En Ceará, aprovechan una crisis policial.
Al menos 51 personas murieron entre miércoles y viernes en el estado de Ceará, noreste de Brasil, tras un fuerte incremento de la ola delictiva a raíz del acuartelamiento de parte de la policía y en momentos en que escuadrones paramilitares recorren las calles.
Tras el acuartelamiento policial, el Gobierno federal que encabeza Jair Bolsonaro envió 2.500 militares del Ejército a Fortaleza y otras ciudades a pedido del gobernador Camilo Santana, del Partido de los Trabajadores (PT).
La Secretaría de Seguridad Pública informó que hubo 29 homicidios desde la madrugada del jueves hasta el viernes, cuando el promedio diario son seis. Entre las 6:00 del miércoles y las 06:00 del viernes se reportaron 51 asesinatos, cinco veces más del promedio diario.
Un momento crítico fue cuando el miércoles el senador Cid Gomes intentó quebrar un piquete de policías encapuchados con una excavadora, tras lo cual fue herido por dos disparos de bala reglamentaria.
Cid Gomes es hermano del ex gobernador y ex candidato presidencial Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista (PDT), aliado en Ceará al gobernador Santana, del PT.
El gobierno estadual denuncia que los recientes homicidios tienen el perfil de grupos parapoliciales que son famosos en Río de Janeiro, llamados ‘milicias’ en Brasil.
Medios locales registraron el viernes al menos 10 batallones de la policía, de los 43 existentes en el estado, invadidos por hombres encapuchados, así como el robo de patrullas y la destrucción de instalaciones policiales y ataques contra quienes no adhieren a la huelga.
El gobernador Santana anunció el viernes que no habrá amnistía para los 300 policías identificados por formar parte del motín, liderados por policías de dos cuarteles que se encuentran levantados.
El reclamo de la policía comenzó cuando la cúpula aceptó la oferta del gobierno de Ceará, que equivale a un sueldo inicial de 1050 dólares, y los huelguistas reclaman el equivalente a 1200. En Brasil el salario mínimo apenas llega a los 237 dólares.
«No habrá amnistía ni negociación», dijo el gobernador Santana, que pidió a Bolsonaro enviar el Ejército y la Fuerza Nacional de Seguridad, una tropa de élite de accción rápida nacional.
Los huelguistas reclaman la amnistía pero no tienen derecho a huelga, según lo establece la Constitucíon, por ser una fuerza de Seguridad.
Ciro Gomes vinculó la rebelión al apoyo que tendrían las bandas parapoliciales por parte del clan Bolsonaro, sobre todo del senador Flavio Bolsonaro, hijo del presidente, por las conexiones con sicarios condenados por la justicia.
«Será necesario que nos maten antes de permitir que las milicias controlen el estado de Ceará como los canallas de su familia hicieron con Río de Janeiro», dijo Ciro Gomes.
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