Crece la violencia fascista en Brasil tras la primera vuelta
El candidato presidencial Jair Bolsonaro avanza en distintos escenarios enfrentando a mujeres, homosexuales, integrantes del Movimiento Sin Tierra (MST) y negros. Su principal adversario es “el ejército rojo”.
Esto ocurre en un videojuego lanzado el 5 de octubre, en el que el dirigente ultraderechista es presentado como un “ciudadano de bien que está cansado de la creciente corrupción y la inversión de valores en la sociedad”. Sin embargo, la ficción se asemeja bastante a la realidad.
Desde que terminó la primera vuelta electoral el pasado domingo 7 de octubre, crecieron los ataques violentos perpetrados por los seguidores de Bolsonaro. El investigador Haroldo Ceravolo de la Universidad de Sao Paulo recopiló más de 30 casos de violencia cometidos este mes y registró un aumento diario de estos casos. También la plataforma online www.vitimasdaintolerancia.org hace un seguimiento que resulta alarmante.
La violencia por motivaciones políticas ya se había instalado desde comienzos de este año. El rechazo social al presidente no electo Michel Temer, el encarcelamiento del precandidato que lideraba todas las encuestas (Lula da Silva) y el discurso fascista de Bolsonaro fueron algunos de los ingredientes que fomentaron el actual clima social en Brasil.
Los ejemplos sobran. El pasado 24 de septiembre la organizadora del grupo Mujeres Unidas Contra Bolsonaro fue herida por dos hombres armados en Río de Janeiro. La madrugada de este lunes, el militante negro Moa do Katendê fue asesinado con 12 puñaladas en Salvador, tras una discusión sobre el resultado electoral. La víctima había votado al PT y el asesino a Bolsonaro.
Estados de todo el país registran casos de este tipo, en los que los agresores se reivindican como seguidores de Bolsonaro y atacan a militantes de izquierda, mujeres y a la comunidad LGBT.
La mujer de la foto de esta nota, de 19 años, fue atacada en Porto Alegre la madrugada posterior a la elección. Llevaba una remera con la consigna #EleNão (“Él no”), en alusión a Bolsonaro, y una bandera LGBT estampada en su mochila. Tres hombres la atacaron y le dejaron marcada una esvástica en el cuello.
Brasil ingresó en una deriva peligrosa y la ola de violencia política ya parece fuera de control en el mayor país de América Latina.