Cuarentena, Fidelia y siempre los yuyos… - Por Sandra Marín
Siete mujeres de distintos lugares de América Latina escribieron propuestas y reflexiones sobre el momento que estamos transitando en nuestra América Latina.
Siete mujeres de distintos lugares de América Latina escribieron propuestas y reflexiones sobre el momento que estamos transitando en nuestra América Latina. Una oportunidad de repensar qué Mundo queremos habitar desde la unión y la solidaridad.
«Desde nuestra diversidad, expresamos la fuerza femenina que nos constituye y nos une, esencia del cambio que como Humanidad requerimos.», señala la introducción de la compilación que llamaron «Siete escritos con la fuerza femenina desde diferentes rincones de Abya Yala».
Un agradecimiento especial a estas siete mujeres que cedieron sus reflexiones, que iremos publicando en los próximos días.
Participan Sandra Marín y Paula Di Fini, desde San Martín de los Andes, Neuquén (Argentina); Carolina Cazaux, desde Lago Puelo, Chubut (Argentina); Soledad Zanchi, desde Castelli, Chaco (Argentina); Martha Pérez Viñas desde La Habana (Cuba); Nancy González Bermúdez desde Popayán, Cauca (Colombia) y Sandra Payán, desde Formosa (Argentina).
Cuarentena, Fidelia y siempre los yuyos…
¡Vuelvo a compartir historia y receta de vinagre y aceite de rateros!
Europa. Fines del 1300, principios de 1400. Entre el 25 y 60% de la población muere por peste negra o peste bubónica. Hay cuatro rateros, chorros, tipos que afanan en las casas, aprovechando el caos. Saquean todo entre cadáveres y gente agonizante. (Disculpen lo tétrico, lo bueno viene después, jeee) Bueno, resulta que los enganchan y los meten en cana. Van a juicio y les magistrades les dicen que les perdonarán la vida si cuentan su secreto para no contagiarse.
Parece que éstos no eran de la Red Jarilla y se guardaban sus tips, pero como se trataba de salvar el pellejo, deciden contar que hacían lo suyo protegiéndose boca y nariz con un Pañuelo/trapo/paliacate embebido en vinagre en el que habían macerado «ciertas» plantas. Claro, elles eran perfumeres, alquimistas, traficantes de especies. ¡La tenían re-clara!
Bueno, pasado un siglo de aquello, cuenta la historia que el vinagre de rateros se socializó más y comenzó a usarse. Más adelante, se logró una versión de aceite de rateros para untar los orificios nasales, impregnar pañuelos, etc.
En 1997 una universidad de los eeeeeuuuuuu validó científicamente este saber popular, probando que el tal mix de hierbas mata el 99.97% de bacterias que respiramos.
Desde hace unos quince años, cada vez que aparece una gripe de éstas, una peste de aquéllas, les jarillenses reflotamos nuestro amado aceite y socializamos receta, compartiendo en frasquitos reciclados en comunidad. Pero por sobre todo, transmitirmos la forma de hacerlo, pues no queremos convertirnos en esos seres re-bueeeennoooooos que andan por los pueblos repartiendo yuyitos y pócimas salvadoras. Queremos promover la autonomía desde nuestro hogar, que por otro lado es nuestro primer lugar de atención, cuidado y resguardo de la salud. Queremos que cada quién haga lo suyo: los Estados que se ocupen de las políticas sanitarias necesarias, los hospitales que estén, y estén bien equipados y haciendo su trabajo con médiques comprometides. Y la gente del pueblo involucrándose activamente y sin miedo desde su espacio de construcción colectiva.
Bueno, aquí van las recetas una vez más.
Cada quién en su lugar y con las plantas que tenga a mano. Ojalá siempre más de tres de éstas: orégano, tomillo, romero, salvia, ajenjo, artemisa, cáscara de limón, canela, clavo de olor, poleo, eucaliptus. Alcanfor en planta o en pastillas, eventualmente. En general toda planta aromática es bactericida, antiséptica y varias de ellas son antivirales, así que pueden agregar otras que conozcan.
Se trozan y machacan las plantas, un puñado de cada una.
Si vamos a hacer aceite de rateros, ponemos la mezcla de plantas en aceite de girasol u oliva a Baño María por una hora, revolviendo constantemente. Las plantas tienen que quedar bien cubiertas por el aceite. La proporción, para quienes gustan de medidas exactas, es 200 g de plantas frescas por litro de aceite. ¡Filtramos y listo! Usamos para impregnar fosas nasales y pañuelos.
Si vamos a hacer vinagre de rateros, ponemos la mezcla de plantas en la misma forma y proporción que en el caso anterior pero cubrimos con vinagre de alcohol. Damos un hervor fuerte y luego envasamos pero sin filtrar, para que macere unos diez días. De todos modos, ya podemos empezar a usar luego del hervor, aunque se va potenciando más con el paso del tiempo. Este caso sería como hacer una tintura madre, que lleva su tiempo. Usamos para pulverizar ambientes, pulverizar nuestro barbijo, pañuelo, paliacate, puf. etc.
Cuidemos las plantas, no salgamos a depredar a troche y moche ahora.
Busquemos el equilibrio en las relaciones personales y con todos los seres con los que compartimos la vida.
Bueno, mucha salú para todes desde la casita del Covi, tomando mate solita con mi perra Fidelia, amor de mi corazón.
SANDRA MARÍN, San Martín de los Andes, Neuquén, Argentina
sandramarinrosas@gmail.com
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