Cubanos enfrentan faltantes por el bloqueo de Washington
La población tiene serias limitaciones con combustibles y algunos productos básicos (Informe especial de la agencia Xinhua).
Por Raúl Menchaca, especial de la agencia Xinhua.
La población cubana enfrenta por estos días serias limitaciones con el abastecimiento de combustibles y de algunos productos básicos, como consecuencia de la recrudecida hostilidad de Estados Unidos hacia la isla.
Desde que asumió el poder en enero de 2017, la Administración de Donald Trump adoptó una serie de sanciones contra la isla que aprietan el férreo bloqueo instaurado por Washington hace más de medio siglo.
Fuentes oficiales cubanas calculan en unas 240 las medidas de distinto tipo adoptadas en los últimos dos años por la Casa Blanca contra la isla, con el argumento de que La Habana sostiene al Gobierno de Nicolás Maduro, en Venezuela.
«No cederemos ante amenazas, presiones y sanciones», aseguró este miércoles el presidente Miguel Díaz-Canel en la red social Twitter, en referencia a los problemas que enfrenta la ciudadanía en la actualidad, pero que tiene raíces más antiguas como señala el analista político, editor y periodista, Iroel Sánchez.
«Históricamente el Gobierno de Estados Unidos ha tenido una política de hacer colapsar la economía cubana con el objetivo de provocar carencias en la vida cotidiana de la población», apunta Sánchez en una entrevista con Xinhua.
El analista señaló que esa intención «está descrita en documentos desclasificados del Gobierno estadounidense desde la época de (Dwight) Eisenhower y de una forma u otra ha venido repitiéndose».
Un memorando secreto del Departamento de Estado firmado el 6 de abril de 1960 indica que «el único modo previsible para restar apoyo a los líderes de la revolución (cubana) es a través del desencanto y la insatisfacción que surgen del malestar económico y las dificultades materiales».
De acuerdo con el diario oficial «Granma», la política anticubana de Washington ha provocado «situaciones complejas en extremo» y afecta de forma directa a la población, que en los últimos días, además, se ve aquejada por el desabastecimiento de combustibles de diversos tipos en las gasolineras.
Ante la poca disponibilidad de combustible, las autoridades orientaron vender en efectivo una cuota menor y priorizar los vehículos de servicio estatal para «proteger las actividades de la economía y algunos servicios principales».
«Las medidas de Estados Unidos lejos de perjudicar otra cosa, lo que perjudican más es al pueblo», dice Eduardo Falcón, un habanero sesentón que conduce un Chevrolet de 1956 en el que ofrece viajes a los turistas.
Falcón afirma que el impacto es grande para los cuentapropistas que trabajan vinculados al turismo, porque «pasamos muchos trabajo para trabajar».
Pero la población en general también siente los rigores de la falta de combustible que golpea al transporte público, sector en el que, según «Granma», de cada 100 cubanos que cada día precisan de ese servicio, alrededor de 30 se ven imposibilitados de usarlo.
Para tratar de paliar ese problema, el propio Díaz-Canel exigió que todo tipo de transporte del sector estatal se detenga en las paradas de ómnibus para recoger a las personas que viajan en la misma dirección.
Ese singular sistema de transporte es puesto en práctica por un cuerpo de inspectores que se encarga de detener a los autos estatales y es respaldado por agentes de la policía.
También la generación de electricidad y la disponibilidad de gas para cocinar se han visto limitadas, así como la oferta de productos de aseo como jabón, crema dental y detergente líquido, entre otros artículos.
El desabastecimiento genera largas filas en las tiendas donde la gente encuentra alguno de esos productos, la venta de muchos de los cuales ha tenido que ser racionada para evitar acaparamiento.
«Hay escasez pero es generada por Estados Unidos que impide la llegada de barcos con combustibles y matera prima», asevera Aleida Pons, una cantante jubilada.
Pons confiesa que recorre varias tiendas en busca de leche en polvo, otro producto deficitario, y en ese sentido expresa su enojo con la administración Trump.
«Lo que quieren es doblegar al pueblo mediante el hambre, para que aquí se forme lo mismo que estamos viendo en algunos países», subraya la anciana.
En septiembre último, el Gobierno cubano reveló que los daños acumulados en más de medio siglo por la aplicación del bloqueo suman 922.630 millones de dólares, tomando en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional.
«A precios corrientes totalizan 138.843 millones de dólares», informó el ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, al presentar a Naciones Unidas un proyecto de resolución que condenó a esa política estadounidense, cuyos daños humanos son incalculables.
El bloqueo es un entramado de leyes, regulaciones y decretos aplicados desde el 6 de febrero de 1963, cuando el entonces presidente norteamericano John F. Kennedy decretara un «embargo total» del comercio con la vecina isla, de acuerdo con la sección 620 (a) de la Ley de Asistencia Exterior.
Desde hace más de dos décadas, la comunidad internacional vota cada año de manera casi unánime a favor de la resolución cubana que condena en Naciones Unidas el bloqueo aplicado por Estados Unidos contra la isla.