Debate de trabajadores en Argentina – Aporte de Marcelo Martínez
08 enero, 2019
category: FORO DEBATE
A propósito de las contestaciones de trabajadores al escrito del Secretario General de Luz y Fuerza de Mar la Plata y una de las figuras relevantes dentro de la CTA, José Rigane
Antes de entrar en el núcleo del debate, es importante exponer de manera gráfica algunos datos para dimensionar una sociedad dividida en clases y el dominio de una de ella.
Aproximadamente la fuerza de trabajo en Argentina está constituida por un universo muy heterogéneo de más de 20 millones de personas, cuatro millones de personas se ubican como capitalistas o propietarios de medios de producción. Junto al Estado y sus estados provinciales, un poco más de 600 mil empresas constituyen las unidades donde trabajan la mayoría de los asalariados, de las cuales el 0,6% la constituyen las grandes corporaciones capitalistas.
Es impensable que una minoría y un minúsculo grupo de multimillonarios determinen los destinos de toda una sociedad; es impensable que mientras se acumulan enormes fortunas en pocas manos se desangra a la nación y se pauperizan en niveles sin comparación en la historia las clases laboriosas en Argentina; es impensable saber que las respuestas dadas por esas mayorías en sus acciones desesperadas no han sido independientes de los planes de las mismas fracciones patronales; es impensable que tal peso minoritario se imponga sobre millones de personas que viven de sus esfuerzos sin la colaboración, consciente o no, de quienes dirigen a los trabajadores desde los sindicatos y centrales obreras. Pero es lo que ocurre y esto viene ocurriendo desde hace mucho. Las razones históricas deben volver a buscarse en la historia reciente de la propia clase obrera y en sus dirigencias sindicales.
Sin dudas, muchas respuestas desde la academia y de la politiquería de la pequeña burguesía se encontrarán, pero lo que cuenta y no está es la voz de la clase obrera. Ausencia más grave aún si se tiene en cuenta la historia misma de nuestra clase trabajadora. De todos modos, no en la proporcionalidad de su rica y extraordinaria historia y en su enorme peso numérico, reaparece ese esfuerzo desde trabajadores individuales que tal vez preanuncian, como ocurriera en otros momentos, un intento más por constituir a esa gran mayoría en clase obrera con conciencia de sí y para sí.
Es necesario entonces abrir un debate necesario entre trabajadores, para salir de la ciénaga en que estamos. Y es muy grato y oxigenante para un trabajador ver en el foro de una revista como América XXI un debate dado por trabajadores a un dirigente sindical.
Una vez expuesto a modo gráfico lo anterior, retomo lo que expresa el sr Guillermo Serrano, que bien señala “Todo este sector sindical abrazó hace años la conciliación de clases, no debo recordar su rol al enfrentar a la tendencia que en 1995 (mientras el resto de la izquierda miraba de costado) truncó la posibilidad de una construcción política independiente de la clase obrera Argentina al transformar el CTA en una central sindical acotada a escasos sectores de trabajadores, principalmente estatales. Esa derrota de los sectores clasistas a manos de la iglesia, el peronismo y el stalinismo (restos del PC) fue la que posibilitó la trágica sucesión Frente Grande/Frepaso/Alianza que luego se recicló en los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández para culminar su ciclo”. Es muy necesario recalcar lo que afirma, pues es a partir de aquí que uno puede comprender el peso de decisiones ajenas a los intereses históricos de la clase obrera y el pueblo, y sopesar conductas individuales de quienes ayer y hoy se erigen como jefes de los asalariados.
La CTA (o las CTA actuales) no era central de trabajadores. La CTA tiene una historia de convergencia política entre vanguardias de trabajadores provenientes de corrientes políticas diferentes y hasta adversas, en el marco de la ofensiva del capital que a través del PJ se imponía. La CTA fue y es la culminación de un golpe mortal a miles voluntades que se concentraron en el Congreso de Trabajadores Argentinos. Fue esta unidad en la búsqueda al calor de un proceso vivo y contradictorio de lo político, lo que hizo que numerosos cuadros sindicales se transformaran en factor para la unidad política de la clase obrera argentina toda y un potencial riesgo para esas minorías que desde hace mucho manejan todo en este país.
Nacido el CTA contra el sindicalismo de conciliación de clases y el partido burgués que encuadraba formalmente al movimiento obrero (el PJ), fue una búsqueda más que sindical, política de miles de trabajadores, que plasmó sus deseos en los Encuentros de Rosario y Burzaco.
Ese gran llamado denominado Congreso de Trabajadores Argentinos, por el desvío, la confusión o llanamente la adaptación al sistema de explotación de sus figuras principales, produjo que esa oportunidad histórica fuese desaprovechada y liquidada, imponiéndose la construcción de una Central de trabajadores como única alternativa válida de esta convergencia de trabajadores. Nacía la CTA, y se borraba esa historia de unidad en lo político de la clase. La nueva Central, apoyada básicamente en sindicatos estatales y cada día más alejada del resto de los sectores asalariados industriales, derivó pronto en extensión de una de las tantas estafas diseñadas por la burguesía: el Frepaso-Alianza.
La militancia de asalariados que ofreció resistencia a tal deriva defendió el genuino deseo de todos los que habían dado nacimiento al Congreso de Trabajadores Argentinos, pero fue superada y obstaculizada en pelea desigual. Recuperar ese capítulo interno del CTA convertido en Central de dirigentes es más que necesario para miles de jóvenes trabajadores. Pese a la debilidad en la composición de asalariados en la nueva central, no obstante, gravitó y gravitan esos núcleos dirigentes como factor negativo para la unidad política de la clase obrera.
No es otra cosa los que se constata de dicha central de dirigentes, cada día más alejada del sentir de quienes están afiliados en los sindicatos de base. No es casual que quienes optaron por desandar sus pasos y encolumnarse detrás de una fracción u otra de la burguesía o pequeña burguesía, anulen una y otra vez los intentos por retomar la discusión política independiente desde los trabajadores.
En los últimos años sobran hechos de este accionar tan similar al de la burguesía que maneja la CGT: uno de ellos y no el más importante fue y es ese aparato político (como si un humorista de la prensa comercial fuera el encargado de bautizar dicho engendro, se lo llamó UP) creado de la noche a la mañana, dirigido por la figura más importante de CTA, el sr Víctor de Genaro.
Vale decirlo, la línea asumida a mediados de los años 1990 tiene una consecuencia directa, el desvió y alejamiento de los principios fundantes del Congreso de Trabadores Argentinos, de cientos o acaso miles de militantes trabajadores en los sindicatos, de manera persistente hasta la fecha. Es por demás llamativo que el artículo del señor José Rigane señala y se concentra de manera cuasi moral sobre el G20. Le preocupa la lucha por condiciones mejores de vida, no mencionando por qué se llega a esto que él y sus compañeros debaten y se preocupan. Vale decir, ve lo que quiere ver y dice lo que quieren escuchar.
En este sentido surgen muchos interrogantes, y cabe preguntarse quiénes son en última instancia sus lectores, los trabajadores de Luz y Fuerza, la clase obrera toda o existen otros interlocutores que no menciona. Acaso no están involucrados o estuvieron miembros dirigentes de las CTA (digo las CTA, porque cada dirigente histórico del CTA que continuó su faena en la nueva Central, empujado por fuerzas disgregadoras de un sistema al cual se adaptaron, terminó enfrentándolos entre ex compañeros, en la medida que la burguesía se dividía en opciones políticas) en los equipos de Labor 20 (instancia sindical en el G20) que dirige el ex agente del batallón 601, el Sr. Gerardo Martínez, actual secretario general de UOCRA. Esta fue hasta donde tengo entendido una proyección de las cúpulas socialcristianas y socialdemócratas, a través de la OIT y de la Confederación Sindical Internacional a quien pertenecen las CTA, destacándose el esfuerzo del gobierno anterior. Son dos interrogantes que me he hecho a partir del debate abierto por dos trabajadores a un dirigente sindical.
Para concluir, es importante señalar que nunca es gratis el reacomodo de un dirigente sindical en el tablero de la burguesía, menos aún si esta clase social se mueve en las turbulentas aguas de lo internacional, el costo se manifiesta incluso en lo que expresa el trabajador Guillermo Serrano: “Para mi humilde entender todo este juego de palabras melosas- se refiere al Sr. dirigente Rigane- solo esconden la necesidad del sindicalismo progresista argentino de no mencionar las palabras imperialismo, capitalismo y por ello al evadir las mismas como conclusión lógica no es necesario referenciar a la lucha de clases lo anterior”, y en una línea que terminan adoptando de manera consecuente dirigentes sindicales que abandonaron la defensa de los intereses históricos de la clase obrera, como bien expresa el trabajador Maximiliano Berta, ese sindicalismo brega por una utopía reaccionaria: “Nada más utópico que intentar “humanizar el capitalismo”. Claro está que un sindicato debe bregar por los intereses inmediatos de los trabajadores que representa, pero resulta un escarnio a la inteligencia creer que, bajo el actual contexto internacional y regional de crisis del capitalismo, que lleva a la región al fascismo y la guerra, podrán mejorar las condiciones de los trabajadores en el estricto reclamo salarial o por mejoras en la situación de los trabajadores en sus empleos. No hay espacios para las reformas progresivas y quienes limitan su accionar a morigerar el conflicto de clases latente y pronto a salir a la superficie, serán relegados del lugar que ocupan o contribuirán por omisión u acción al escenario de violencia hacia los trabajadores y la sociedad, en ciernes.”
Todo esto indica algo que los núcleos dirigentes del CTA, incluso contra sus propias historias personales, obran de acuerdo a líneas de conciliación de clases, obran de acuerdo a la burguesía, o como lo dice el trabajador Maximiliano Berta “negarse a encaminar las acciones perentorias detrás de una estrategia que tenga como fin tal organización política solo es contribuir a desarmar a las bases, actuar en favor de quienes se dice combatir y preparar el camino para medidas drásticas de la burguesía. Puede hacerse por ignorancia, por comodidad personal de quien ha encontrado un modo de vivir plácido en el degradante espectáculo ofrecido por el régimen del lucro privado, o simple y llanamente, por complicidad.” O para decirlo en pocas palabras: se paran contra su propia clase o la que fue su clase social.
Saludo la invitación y apertura al debate a trabajadores de base por parte de una revista muy importante para nuestros pueblos como América XXI.
Marcelo R. Martínez – Delegado de AGMER