El gobierno argentino aseguró que reprimirá los cortes de calle
Tras 15 años de una política estatal que evitó –salvo en contadas excepciones- reprimir las protestas con cortes de calles y rutas, el gobierno nacional decidió que a partir de ahora ordenará la intervención de las fuerzas de seguridad para garantizar la libre circulación del transporte automotor.
“La Gendarmería y las fuerzas policiales van a actuar como se actúa en cualquier parte del mundo, dispersando. Esa dispersión puede implicar una consecuencia. ¿Los argentinos queremos un orden democrático? Bueno, eso requiere que las fuerzas actúen”, anunció la ministra de Seguridad Nacional, Patricia Bullrich, en una entrevista televisiva. “Cuando las manifestaciones son enormes muchas cosas no se pueden hacer, pero cuando son chicas se pueden hacer y las vamos a empezar a hacer”, explicó para diferenciar las manifestaciones masivas de los cortes hechos por pequeños grupos.
Bullrich aclaró luego que “consecuencias no significa que vaya a haber un muerto”. Y denunció que “hay grupos que desde que asumió el gobierno, sin saber ni siquiera lo que se iba a hacer, ya estaban en la calle”. Luego apuntó contra “grupos que dicen ser organizaciones sociales” e incluso contra la mayor central obrera del país, la CGT. “¿Cómo puede ser que estén todos los días en la calle?”, cuestionó.
La represión de la protesta social es un tema muy sensible en Argentina, especialmente luego de los asesinatos a sangre fría de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán –de 22 y 21 años- por parte de la policía bonaerense el 26 de junio de 2002. Ambos eran miembros de una agrupación de trabajadores desocupados.
Desde el gobierno de Mauricio Macri siempre repudiaron la no intervención frente a las protestas sociales, pero hasta ahora habían decidido no actuar por temor a las eventuales consecuencias de la represión policial, especialmente ahora que faltan cuatro meses para el inicio del cronograma electoral legislativo, cuyo resultado es clave para la coalición Cambiemos. Otro motivo por el que preferían tolerar las protestas es el actual contexto social: caída del empleo, aumento de la pobreza y pérdida generalizada del poder adquisitivo.
Sin embargo, luego de las múltiples protestas y cortes de calles durante la semana pasada y ante el hartazgo de un amplio sector de trabajadores de clase media y baja, el Gobierno cree que la decisión de no reprimir puede tener un costo político en su propia base electoral. Por eso Bullrich declaró: “Si nosotros actuamos, que después no se critique”. Ese es el temor del Gobierno. Por eso la decisión es que primero intervenga la policía de la Ciudad de Buenos Aires, distrito que también gobierna el PRO.
Patricia Bullrich sobre los piquetes: