“Estamos frente a una amenaza estratégica para Suramérica”
«Los primeros anuncios y órdenes ejecutivas de los Estados Unidos nos obligan a pensar, sin histerismo, que estamos frente a una complicada amenaza estratégica para Suramérica», manifestó el colombiano Ernesto Samper durante la presentación de su informe de gestión correspondiente al periodo 2014-2017. «Con la nueva administración va a resultar imposible mantener este clima de entendimiento, cuando sus voceros y el propio Presidente están anunciando éxodos masivos de latinoamericanos hacia sus países de origen como consecuencia de medidas xenófobas y racistas», completó.
Como medida preventiva Samper sugirió que la Unasur reestructure los esquemas de integración: “Lo peor que podríamos hacer en este momento, cuando arrecian las tempestades internas, es aplicar entre nosotros la ley de sálvese quien pueda. Es necesaria la actitud de solidaridad colectiva”, agregó. Y disparó: “Los países latinoamericanos, frente al gobierno del presidente Trump no pueden caer en el síndrome de apaciguamiento del primer ministro -Neville- Chamberlain, quien aún después de que Hitler invadiera Polonia seguía recomendando abrir un compás de espera para persuadir al dictador de que volviera al camino de la sensatez. Se necesita una estrategia de reacción oportuna, serena, proporcional y soberana; y se necesita ya, porque mañana puede ser tarde”.
En su balance, el ex presidente de Colombia (1994-98) también reivindicó que el bloque suramericano trabajara para sostener el camino del diálogo para garantizar la estabilidad y la paz en Venezuela. “Observo con optimismo que mientras el diálogo y la paz en Colombia fueron un punto de llegada después de medio siglo de violencia, por fortuna en Venezuela el diálogo y la paz pueden ser un punto de partida para que no comience la violencia”, apuntó.
Sin embargo, la oposición venezolana continúa boicoteando las mesas de diálogo y rechazó el documento presentado por los mediadores de Unasur y el Vaticano.
Otra de las iniciativas que destacó el cuarto secretario de Unasur (los anteriores fueron el argentino Néstor Kirchner, la colombiana María Emma Mejía y el venezolano Alí Rodríguez) fue la propuesta de ciudadanía suramericana, que consideró como “la piedra angular del proyecto futuro de Unasur”.
Al despedirse anunció su regreso a Colombia para ayudar “a construir el naciente proceso de paz con el ELN, que es la pieza del rompecabezas de la paz que nos faltaba”.