¿Evo Morales gana en primera vuelta o habrá balotaje?
Para quitar dudas y evitar que la derecha justifique su violencia, así funciona el sistema de recuento de votos en Bolivia.
(Por Adrián Fernández)
Previsiblemente, porque la derecha y la OEA agitaron en el último año, las elecciones del domingo en Bolivia dejan hasta el momento datos concretos pero otros inciertos y, en el medio, un mar de dudas que los sectores reaccionarios cambian por violencia.
En la tarde/noche del lunes se conoció la información oficial según la cual, con el 95,6% de las mesas escrutadas, el presidente Evo Morales alcanzó el 46,85% de los votos, mientras que Carlos Mesa, obtuvo 36,74%.
Así entonces, no habría segunda vuelta ya que la ley electoral en Bolivia establece que para definir una victoria sin balotaje, el candidato ganador debe tener más del 50% de los votos o al menos el 40% con una diferencia de 10% sobre el segundo.
Sin embargo, en la mañana de este martes, con el 95% de las actas verificadas, la diferencia entre primero y segundo se redujo a 9 puntos porcentuales.
Según el reporte de las 9.20 de la mañana, Evo Morales alcanzaba el 46,40% y Carlos Mesa el 37,04% (la diferencia es de algo más de 500.000 votos). Restaba contabilizar el 5% de las actas.
Estos datos fueron aportados por el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia (TSE) a través del sistema llamado Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP).
El TREP es, como lo señala su nombre, un sistema de recuendo rápido que, aún siendo oficial, es preliminar. Se alimenta con las fotografías de cada acta que toman las autoridades de cada centro de votación y que son enviadas al sistema a través de una aplicación de telefonía movil.
La información de cada acta se almacena de manera instantánea en los servidores dispuestos por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), el órgano oficial competente para la tarea de organización, fiscalización, control y recuento de votos.
Previsiblemente, se registran demoran en la transmisión de datos en aquellas zonas rurales donde la telefonía móvil no está debidamente desarrollada o cuando existen inconvenientes técnicos con la señal de Internet.
Por el contrario, en las zonas urbanas con mayor desarrollo tecnológico, la información fluye mucho más rápido y esto hizo que en las primeras horas de la noche del domingo ya se hubieran contabilizado más del 65% de las actas, dentro de este mismo sistema rápido, el TREP.
Luego, y antes de ser publicada, cada acta es validada por el equipo del TSE dispuesto para tal fin, que se encarga de transcribir nuevamente los datos de cada acta y aprueba la información recibida.
El TREP termina su tarea cuando esa información es publicada en la página web, difundida por los funcionarios del TSE y replicada por los medios. Por esta misma razón, el TREP es parte del sistema oficial electotal.
Luego, como sucede en la gran mayoría de países, se abre una segunda instancia de recuento de votos, acta por acta, en que están incluidos los siete días de plazo para impugnaciones o planteos de irregularidades.
Este escrutinio definitivo es más lento. Se hace de manera manual con cada una de las actas que se recogen en cada centro de votación del país y es enviada a los tribunales electorales de cada departamento, varios de los cuales fueron atacados por grupos opositores en la noche del lunes.
Pero, además, debe atender en los plazos estipulados por la ley los reclamos hechos por uno o más partidos políticos que hayan competido en la elección.
La conclusión, preliminar, es que corresponde esperar la publicación del TREP con el 100 por ciento de las actas verificadas para saber si Evo Morales y Álvaro García Linera fueron reelectos en primera vuelta sin necesidad de un balotaje.
También es correcto, como pide el propio Gobierno de Bolivia, aguardar los datos del escrutinio oficial definitivo para que el binomio ganador se consagre o se anuncie la segunda vuelta.
La diferencia que se registra entre el candidato ganador y el segundo es importante en porcentaje (entre 9 y 10 puntos porcentuales), pero es poca (apenas un par de décimas) para determinar si hay o no hay segunda vuelta.
Mientras tanto, la derecha hace su negocio: Carlos Mesa dice desconocer lo que todavía no terminó, la OEA pone en duda los resutados que sus propios veedores observan en el terreno, gobiernos reaccionarios como los de Argentina y Brasil pide transparencia y los grupos de choque destrozan todo en nombre de la democracia.
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