Extrema derecha europea en Paraguay, mitos y verdades
03 febrero, 2022
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Por Adrián Fernández
Hohenau significa en alemán Alta pradera. Debe su nombre a la zona elevada en la que se emplaza, con una suave pendiente hacia el río Paraná. Esta pequeña ciudad de algo más de 15.000 habitantes y ubicada en el extremo sur de Paraguay, fue fundada en 1900 por cuatro alemanes: Carlos Reverchon, Guillermo Closs y los hermanos Ambrosio y Esteban Scholler.
Closs y Reverchon elaboraron un plan de colonización en el departamento de Itapúa que interesó al Gobierno paraguayo. Cedido un lote de 16 leguas cuadradas en la localidad de Encarnación, comenzó la aventura. La zona es rica en recursos hídricos, como el río Paraná y el arroyo Capi’ibary, además de tener un clima subtropical, ideal para la agricultura.
Cuna de labriegos y pastores, la comunidad se fue poblando con las familias Deutschmann, Tauber, Endler, Rhenius, Dressler, Kuschel, Scheunemann, Fritze, Jacobs y otros más. Muchas de esas eran de origen alemán residentes hasta entonces en territorio brasileño. En la década de 1940, Honehau era, junto a las localidades cercanas de Encarnación, Bella Vista y Obligado, punto de llegada masiva de inmigrantes polacos, ucranianos, rusos y, en menor medida, belgas, franceses y japoneses.
Actualmente, en Hohenau se cultiva soja, trigo, algodón, maíz, mandioca, yerba mate, tung, sorgo, cítricos, poroto, maní y sandía. Hay un importante desarrollo ganadero de vacunos, porcinos y aves, además de molinos harineros y de yerba mate.
Hohenau no es una excepción ni para el establecimiento de personas de origen alemán en Paraguay ni para albergar a expresiones de extrema derecha. Pero sí es uno de los asentamientos poblacionales más destacados y exitosos en términos de actividad, preservación de costumbres y culturas en el país.
Antes de este pueblo y luego de él hubo muchos otros casos, algunos de los cuales lograron echar raíces, otros sucumbieron a delirios y otros resultaron una estafa.
Nueva Germania, por caso, fue una colonia que se estableció en 1887 por el doctor Bernard Förster, médico alemán casado con la hermana del célebre filósofo Friedrich Nietzsche. Pretendía una colonia aria, la “raza pura” en la que no entraran judíos ni residentes locales. Su proyecto fracasó pocos años después, Förster se endeudó y se suicidó. Actualmente, el pueblo existe pero bastante lejos de las pretensiones ideológicas de su impulsor antisemita.
La más reciente experiencia fallida ocurrió en 2005, cuando se anunció una nueva colonia de inmigrantes alemanes, ideada por el empresario Nikolai Neufeld. La Colonia Neufeld fracasó luego de que muchos habitantes denunciaran haber sido estafados por pagar tierras que nunca recibieron su título de propiedad.
Peligrosos negacionistas
El proyecto de colonia europea de Hohenau se replica por docenas en la región que ocupa el litoral paraguayo y argentino, sobre los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay. Pero en los últimos años, un proceso de migración encendió las alarmas. La ciudad se está convirtiendo en un lugar en el mundo para alemanes de extrema derecha, antivacunas, antidemocracia y difusores de teorías conspirativas.
La preocupación se encendió entre los propios vecinos de esta pequeña localidad del sur paraguayo. Un reciente informe de la Deutsche Welle (DW), la cadena informativa estatal de Alemania para el extranjero, recoge testimonios como los del alemán Thomas Vinke y su esposa Sabine, llegados a Paraguay hace 17 años. Ellos señalan que, a partir de 2015, «llegaron los ciudadanos antidemocracia, extremistas de derecha, gente extremadamente ruidosa y agresiva”. Ahora –agregan- “están llegando un montón de médicos alternativos, curanderos y opositores a la vacunación”.
El temor de los habitantes tiene un sentido explícito: “nosotros somos las figuras de odio para esta gente, solo por nuestro trabajo sobre protección del medio ambiente», dijo Vinke, que produce un programa de TV que promueve la preservación del medioambiente.
El informe de DW señala que Vinke ha sido duramente atacado en las redes sociales y foros de inmigrantes. El entrevistado recuerda que, desde hace algunos años, el trato de la gente tiene contenido de antisemitismo, racismo y de derecha radical. «Nos amenazan todo el tiempo», señala, en especial cuando opina o critica las teorías de la conspiración. Los nuevos vecinos rechazan las vacunas contra el COVID-19 y creen que el nuevo coronavirus fue creado en un laboratorio con financiación de Occidente.
En otro informe periodístico, derivado del citado de la DW, el diario La Nación de Paraguay recoge testimonios de los recién llegados. Olga Kroon, que llegó al país en 2020, explicó que tomó la decisión junto a su familia y la de su hermana para alejarse del estrés y vivir lejos de las restricciones por la pandemia del COVID-19. “La vida no es tan estresante y estricta como en Alemania”, señaló.
El informe revela que muchas personas entre las consultados aseguran que Paraguay tiene fama de ser refugio contra las vacunas y la pandemia, que allí nada grave podrá sucederles. La teoría es sostenida por algunos religiosos de iglesias evangélicas.
Otro factor que moviliza a los nuevos habitantes son la obligatoriedad de la aplicación de vacunas y las restricciones que los estados europeos imponen a quienes no lo hacen. La pastora Inga Haase –citada por La Nación- llegó a Paraguay en los últimos meses de 2021. De Alemania primero viajó a Estados Unidos, pero allí detectó –asegura- muchas restricciones y una ola comunista. “Cada vez más gente tiene que huir de Alemania, Austria y Suiza, porque están perdiendo sus trabajos y pronto no podrán ni salir a hacer las compras. Además, están imponiendo la obligatoriedad de las vacunas”, indicó.
La referencia que hizo la pastora Haase a ciudadanos procedentes de Alemania, Austria y Suiza no es casual. El diario británico The Guardian publicó a fines de enero de 2022 un informe según el cual ciudadanos alemanes, suizos y austríacos son parte de una comunidad negacionista y antivacunas, en Caazapá, a unos 180 kilómetros de Encarnación. La iniciativa, denominada «Paraíso Verde», es presentada como refugio «antisocialista» y funciona en un predio cerrado de 1.600 hectáreas. Se trata de un proyecto inmobiliario que busca dar vivienda en un sitio exclusivo a quienes cargan sus mochilas de odio y conspiración.
Números en alza
No todos los alemanes y alemanas que llegan a Paraguay se establecen definitivamente. Tampoco todas y todos están atravesados por ideologías de extrema derecha y paranoicas. La Dirección de Migraciones de Paraguay señaló, a finales de 2021, que 1.077 ciudadanos alemanes llegaron al país durante ese año y que la cifra va en aumento.
Según la DW, la embajada de Alemania en Asunción admite que no tiene información confiable. «No tenemos cifras fiables sobre los alemanes que han emigrado a Paraguay», respondieron.
El diario ABC, uno de los periódicos paraguayos más leídos, informa que al menos 30 familias alemanas se han instalado en Hohenau en los últimos meses de 2021, citando declaraciones del intendente de ese distrito Francisco Morales. El jefe comunal que la mayoría de ellas se instaló en un exclusivo barrio cerrado, que posee un parque natural.
Se estima que Alemania en la nación europea con más inmigrantes en el país y que Paraguay en la tercera nación en recibirlos, luego de Brasil y Argentina.
Otro factor importante que alienta a muchas personas a intentar la experiencia es el valor de las tierras y de las viviendas que, para el presupuesto del alemán medio, es accesible aunque están sobrevalorados. «Los terrenos se venden a los alemanes a precios terriblemente sobrevalorados y los paraguayos dicen que ya no pueden pagar por un terreno», contó Thomas Vinke. El informe periodístico recuerda que en Paraguay, con un documento de identidad y el dinero solicitado, es suficiente para comprar una casa.
Según testimonios recogidos por la prensa paraguaya, el médico nazi del campo de concentración de Auschwitz, Josef Mengele, se escondió durante un tiempo en Hohenau, con una nueva identidad, en la vivienda de otra familia alemana (foto superior). Fue, tal vez, el más trágicamente célebre de los muchos nacionalsocialistas que huyeron a Paraguay (y a Sudamérica) tras la Segunda Guerra Mundial. Entrevistado por la DW, el alemán Vinke traza una línea oportuna: “Paraguay no es ese país nazi en el que todos andan con el brazo derecho levantado. El nacionalsocialismo es un problema alemán, incluso ahora con estos locos de aquí. Sin embargo, Paraguay tiene mucho más que ofrecer”.
Corresponde afirmar que Paraguay no está libre de las medidas contra el coronavirus. Existen restricciones sanitarias y también obligaciones en el uso de tapabocas, medidas establecidas por ley que incluyen penalizaciones con multas o tareas comunitarias. Casi 17.000 personas han muerto a causa del covid-19 en este país que tiene una población de siete millones de habitantes.
El debate sobre la vacunación obligatoria es reciente, aunque la prensa local difunde sondeos de opinión según los cuales un alto porcentaje de paraguayas y paraguayos aceptaría esta exigencia. Paraguay no es el paraíso, pero para las familias que buscan una nueva vida en pequeños poblados, zonas rurales y tranquilas, el país ofrece alternativas. Pero si avanza la posibilidad de la obligatoriedad de la vacunación, los antivacunas y amantes de la conspiración deberán buscar otro paraíso.