Los nuevos vientos que soplan – Por Rubén. D. Souza B.
19 diciembre, 2018
category: FORO DEBATE
La situación que cursa la vida actual de nuestra sociedad nacional (Panamá), no es la misma que hemos conocido por referencia histórica ni por constancia existencial. Vivimos momentos de gran sensibilidad colectiva que provocan más conciencia de nuestra entidad e identidad y, en consecuencia, el pueblo panameño se va divorciando y alejando del modo de pensar y de reaccionar, inculcando por la oligarquía dinástica, por los ricos lacayos del colonialismo, y por el imperialismo yanqui.
Este 20 de diciembre se cumplen 29 años de la criminal y brutal invasión de los imperialistas norteamericanos, con el propósito de revertir los resultados liberadores del Tratado Torrijos-Carter y devolverle el poder a la oligarquía dinástica, y a la burguesía vende-Patria, desmantelando al torrijismo, y cooptando a su parte más blanda y oportunista a la conciliación neo-colonialista.
Este maridaje pro yanqui de la oligarquía, de ricachones entreguistas y de oportunistas venidos del torrijismo, gobernó por 20 años, desmontando el rumbo liberador y popular que encabezó el General Torrijos, víctima de un atentado aéreo fatal en 1981.
El resultado de esta restauración retrógrada condujo a nuestro país a una situación peor. Desembocamos en un orden político mafioso, extorsionista, chantajista, ladrón y lacayo como el establecido por Cambio Democrático.
Como dice el dicho, los golpes enseñan. Estos últimos 29 años de existencia nacional han sido muy ricos en enseñanzas y experiencias para las masas populares. Y un estado de ánimo evidente, formado en las masas, es que no quieren más de lo mismo. Aún no está claro cuál es la solución. Pero lo que no deja duda es el rechazo general a más de lo mismo.
Los grandes partidos que se disputan el poder no ofrecen cambiar el sistema repudiado. Fuera de algunos retoques demagógicos, de algunas reformas paralelas, en el fondo es más de lo mismo, o sea, otra trampa más.
El arzobispo en el momento de la agresión, un norteamericano, sentenció que la invasión era una salvación. Hoy esos seguidores civilistas reniegan de esa “salvación” al palpar el paradigma neoliberal y corporativo a que hemos sido conducidos en el que el poder financiero y oligárquico es el que ejerce el poder político y determina la administración del estado y el proceso electoral.
No obstante, el poder ha entrado en decadencia y el estado de ánimo popular está rompiendo con la resignación. Están surgiendo nuevos factores de inquietud que alteran el conformismo y la mansedumbre y está abriendo senderos que conducen a la disidencia y rebeldía.
Esta conducta discrepante que está aflorando en nuestro medio social como fenómeno lógico es el resultado de la crisis estructural social imperante. Es la crisis del sistema social panameño, intrínseca, determinada por factores singulares de Panamá. Pero también influye el acontecer externo tanto a nivel continental como mundial.
Si consideramos los acontecimientos socio-históricos del Panamá actual, encontraremos que también en nuestro país algo está agonizando, que está aflorando un nuevo sujeto de cambio social, que los cambios sociales externos ejercen influencia en el sujeto de cambio nacional y finalmente, como parte de la sociedad humana, también estamos en la ruta de los cambios históricos sociales.
Nuestra sociedad panameña también necesita su “ruta de la seda” y caminar junto con los que en el mundo se dirigen hacia el progreso social auténtico.