El 10 y 11 de diciembre se registraron ataques terroristas en siete puntos distintos de África y Medio Oriente, con un saldo de al menos 200 víctimas fatales y alrededor de 500 heridos.

Dos ciudades nigerianas (Madagali y Maiduguri) y cinco de otros cinco países: Somalia, Egipto, Yemen, Irak y Turquía, fueron blancos de atentados durante el segundo fin de semana de diciembre. Además en Siria volvieron a avanzar en Palmira tropas de Daesh (Estado Islámico, EI).

En El Cairo, una bomba explotó en la entrada a la iglesia de San Pedro y San Pablo y provocó la muerte de 25 personas y 40 heridos en la mañana de ayer, durante la celebración de la misa dominical.

La noche anterior otra vez Estambul fue blanco de ataques terroristas. En la noche del sábado tras la finalización de un partido de fútbol una explosión y la inmolación de un kamikaze provocaron al menos 38 muertos y 150 heridos, en su mayoría miembros de las fuerzas policiales.

La ciudad yemení de Adén sufrió otro atentado ejecutado por Daesh. Esta vez sucedió cuando un grupo de militares esperaba el cobro de sus salarios en la base militar de Al Sulban, con un saldo de al menos 50 muertos. Otro grupo similar, Al Qaeda, hizo explotar un camión-bomba en la capital de Somalía, en una zona portuaria llena de pequeños comerciantes y transportistas.

El viernes dos mujeres se habían inmolado en un mercado nigeriano, provocando la muerte de 57 personas. El domingo, en la ciudad de Maiduguri, dos niñas con explosivos (menores de 10 años según fuentes locales) fueron enviadas a inmolarse en otro caso estremecedor en Nigeria. Se estima que el grupo terrorista Boko Haram ha utilizado a más de 100 mujeres y niñas en atentados desde junio de 2014.

Desde que Estados Unidos ha proclamado su lucha mundial contra el terrorismo, este fenómeno no ha parado su crecimiento en todo el planeta.