Más jóvenes estadounidenses se rebelan contra el sistema capitalista
Millones de estadounidenses asumen nuevos compromisos sociales, se organizan y muestran una mayor politización desde que Trump asumió la presidencia.
Es sabido que organizaciones nacionalistas, ultraconservadoras y fascistas han crecido en los últimos años en los países desarrollados y que el triunfo del presidente republicano tiene un núcleo de apoyo militante en la llamada “derecha alternativa”, de posiciones xenófobas y racistas.
Pero menos conocido es el fenómeno que se ha desencadenado en las organizaciones políticas de izquierda, que experimentaron un rápido crecimiento ante el escenario planteado por el nuevo gobierno. Con un activo papel en las protestas, distintas agrupaciones de Estados Unidos han recibido un creciente número de afiliados, particularmente de jóvenes.
Ya el año pasado, una encuesta de la universidad de Harvard difundida por los grandes medios había revelado que la mayor parte de la juventud estadounidense (de 18 a 29 años) rechaza el capitalismo (51%) frente a un 42% que lo apoya. Y un 33% aseguró que apoya el socialismo. El grueso de esos jóvenes apoyó durante las primarias al candidato Bernard Sanders, que levantó varias consignas de izquierda.
Otro estudio de Harvard sobre el proceso electoral concluyó que “Sanders no está moviendo al Partido Demócrata a la izquierda, (sino que) hay una generación moviéndose a la izquierda”, aunque agregó que hay más jóvenes que ahora se consideran “demócratas” gracias a él, que logró 14 millones de votos.
Alrededor de Sanders se formó un movimiento de lucha por un salario mínimo de 15 dólares la hora. También ganaron adeptos los reclamos de gratuidad de la educación en todos los niveles y por un seguro de salud pública, entre otras consignas clásicas de la izquierda que generaron entusiasmo.
La llegada de Trump a la Casa Blanca despertó en amplias franjas de la población la voluntad de asumir un mayor compromiso político-social y los jóvenes están a la vanguardia. Ahora las organizaciones anticapitalistas compiten con la socialdemocracia para captar a los nuevos militantes. La principal fuerza de la Internacional Socialista en el país, la DSA, pasó de 8 mil a 14 mil afiliados desde mayo de 2016 hasta enero, y en las dos semanas posteriores a la asunción de Trump sumó 2 mil nuevos miembros. Algunos jóvenes que se integraron a la organización, citados por la prensa, declararon contra el capitalismo y reivindicaron el socialismo, pese a que la fuerza no combate el sistema.
Agrupamientos revolucionarios como Alternativa Socialista, dijeron al medio Al Jazeera que desde la elección de Trump crecieron 30% sus afiliados. En el mismo sentido se expresaron desde el Partido Socialista de Estados Unidos y otras formaciones anticapitalistas, que vieron crecer la asistencia a sus actividades y captaron un renovado interés por la teoría marxista.
Si bien se trata de organizaciones pequeñas y sin peso nacional, la tendencia a organizarse en demanda de transformaciones sociales es evidente desde que estalló la última crisis económica y surgieron organizaciones como Occupy Wall Street y desde 2014 Black Lives Matter, que generaron muchas adhesiones entre los jóvenes.
En 2015 una encuesta de Gallup reveló que sólo el 38% de la población pensaba que los dos partidos del sistema hacían un “trabajo adecuado” y el 60% manifestó que es necesario un tercer partido político. La tendencia parece haberse profundizado tras el último proceso electoral.
¿Surgirá un nuevo partido de los trabajadores estadounidenses? La posibilidad parece lejana, pero las nuevas generaciones ya giraron a la izquierda.