En su reciente libro Unidad versus el 1%, la reconocida activista y líder ecologista Vandana Shiva señala con datos y estadísticas irrefutables al 1% de multimillonarios y corporaciones que acumulan más riquezas que el resto de la humanidad.

Ellos son –afirma- herederos y practicantes de una estructura de poder patriarcal y colonialista que nos impone al resto de la humanidad una dirección que impide el desarrollo de las personas y colapsa los equilibrios ecológicos de todo el planeta.

Este trabajo -en coautoría con su hijo Kartikey Shiva- refiere a Jeff Bezos, Mark Zuckerberg, Bill Gates y Elon Musk como emblemas de ese 1% al que desmenuza en su trabajo. Bezos es el dueño de la empresa Amazon, el más rico del mundo según el índice Forbes de 2017; Zuckerberg es creador de Facebook y, con más de 70.000 millones de dólares, es el quinto más rico del planeta; Gates es creador de Microsoft y Windows y su fortuna supera los 100.000 millones de dólares; Musk (autodefinido como “emprendedor”), cofundador de la compañía financiera PayPal, la empresa aerocomercial SpaceX y dueño de empresas como Tesla Motors posee más de 300.000 millones de dólares de patrimonio.

Vandana Shiva, reconocida a nivel mundial por sus constantes luchas contra el patentamiento de semillas, por la defensa de la soberanía alimentaria y los derechos de las mujeres campesinas, señala en el referido trabajo que “mientras que las vidas y las economías de la gente común estaban bloqueadas debido al Covid-19, el 1% aumentó su riqueza exponencialmente”.

Enumera, como ejemplos, que “desde el 18 de marzo de 2020 (fecha de comienzo de la pandemia, según la OMS), Jeff Bezos se ha enriquecido en 76.000 millones de dólares, Bill Gates en 16.000 millones de dólares, Mark Zuckerberg en 42.000 millones y Elon Musk en 43.000 millones”. Son datos al momento de cerra a edición del libro, marzo de 2021. Desde entonces hasta nuestros días, el enriquecimiento se potenció.

Shiva es doctora en Física y PhD en Filosofía de la Ciencia; directora de Navdanya y de la Fundación para la Investigación de la Ciencia, Tecnología y Ecología.

Desde su activismo, Shiva cuestiona la visión hegemónica de la ciencia al servicio de las grandes corporaciones y ha recibido numerosos premios y reconocimientos internacionales.

Es autora de gran cantidad de influyentes publicaciones relacionadas con el medio ambiente, el saqueo de la naturaleza y del conocimiento; el suministro mundial de alimentos; semillas, agua y formas de vida; y ecofeminismo.

Sus trabajos impulsan diferentes herramientas sociales y comunitarias y afirma que “sólo como una comunidad de la Tierra y una humanidad, unida en nuestras diversidades, podremos mantenernos juntos, salir del precipicio y escapar del imperio destructivo, ecocida y genocida del 1%” más rico del planeta.

En su abordaje sobre América Latina, señala que la región “se ha convertido en una colonia del imperio de la soja transgénica del 1% de Bayer y Monsanto, de Blackrock y Vanguard, que utilizan la riqueza de ese 1% para inducir la destrucción de la tierra, de las personas y de la democracia”.

Luego señala que “América latina lleva la pesada carga de la codicia ilimitada del 1%” y advierte que “si bien el 1% se pinta de verde, su fuerte huella ecológica y social está aplastando a las culturas indígenas y a las democracias de los pueblos y extinguiendo la riqueza de la vida en la Tierra”. Luego de citar sus trabajos en varios países de América Latina y de reivindicar en especial a Evo Morales, Shiva concluye su idea con una frase reveladora: “vestirse de verde no devuelve la vida”.

La teoría de esta corriente de pensamiento, anclada fundamentalmente en la sabiduría hindú y en la cosmovisión de los pueblos originarios, suena mucho más fuerte en estos tiempos de pandemia y, más aún, luego de que el Programa Mundial de Alimentos (PMA, la agencia de la ONU encargada de atender las crisis alimentarias) confirmara que unos 45 millones de personas están al borde la inanición, 70% más que en 2019 (27 millones de personas).

Vandana Shiva refuta la teoría según la cual la humanidad sólo tiene dos caminos: escapar al espacio en busca de otros planetas o quedarnos en la tierra para extinguirnos como especie. “La extinción parece inevitable sólo en un mundo conducido por la avaricia, por la soberbia, por una inteligencia militarizada, mecánica para la conquista”, señala.

Advierte que “asumir que volar a Marte es igual que crear vida en Marte y construir una civilización autosostenida allí es un acto de arrogancia, ignorancia, indiferencia y soberbia”.

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