Nuevo ataque del Congreso a los trabajadores de Brasil
Una de las medidas fundamentales impulsadas por el gobierno no electo de Michele Temer logró en la noche del jueves la aprobación de la Cámara de Diputados. La reforma laboral exigida al gobierno por compañías nacionales y extranjeras marca un histórico retroceso de los derechos y conquistas laborales, al modificar alrededor de 100 artículos de la ley de Consolidación de las Leyes del Trabajo (CLT), sancionada el 1 de mayo de 1943.
Fueron 296 los diputados federales que apoyaron la nueva legislación y 177 la rechazaron. Entre los aliados del gobierno, el Partido Socialista Brasileño (PSB) ordenó votar contra la iniciativa. Temer esperaba un apoyo mayor en el Congreso, porque la próxima reforma en carpeta -de pensiones y jubilaciones- es constitucional y requiere un mínimo de 308 votos a favor en esta cámara del Congreso.
Si el Senado ratifica la reforma laboral, los trabajadores quedarán a merced de las arbitrariedades empresariales. Entre otras cosas la nueva legislación inaugura un nuevo tipo de contrato por “jornada parcial”, válido para casos de hasta 30 horas de trabajo semanales, legaliza jornadas de 12 horas diarias y reduce el horario de almuerzo de una a media hora.
El eje de la reforma laboral es habilitar a cada empresa a imponer contratos de trabajo con amplias libertades, mediante la firma de convenios que cobran automáticamente rango de ley. En marzo, el Congreso ya había aprobado una ley que permite la contratación indirecta (tercerización) de trabajadores en todos los rubros de la economía.
La primera respuesta de un conjunto mayoritario de gremios y centrales sindicales ante la ofensiva empresarial fue convocar a una huelga general para el 28 de abril, en rechazo a la reforma laboral y al proyecto de reforma de jubilaciones y pensiones. Resta ver si los crecientes golpes a la clase obrera provocarán un aumento de la conflictividad social y mayores protestas contra el programa del gobierno no electo.