Nuevo escándalo de abusos sexuales sacude al Vaticano
Durante seis décadas, gracias al silencio cómplice de la Iglesia, el coro de la catedral alemana de Ratisbona, en Baviera, fue utilizado por sacerdotes y profesores para abusar sexual y físicamente de centenares de niños católicos. Según reveló el informe final ordenado por la Iglesia luego que salieran a la luz los casos en 2010, al menos 547 menores de edad fueron víctimas de los abusos.
De ese total, alrededor de 500 chicos fueron víctimas de abusos físicos y 50 sufrieron agresiones sexuales, que incluyeron violaciones. Nada menos que 49 sacerdotes y docentes estuvieron implicado en las agresiones y nueve de ellos están acusados de cometer abusos sexuales.
Según el abogado que presentó el informe final hoy, Ulrich Weber, las víctimas describieron sus experiencias en el coro “como una prisión, un infierno y como un campo de concentración”. “Muchos se referían a esos años como la peor época de su vida, caracterizada por el miedo, la violencia y el desamparo”, contó públicamente Weber.
La ola de denuncias contra los miembros del coro, institución que tiene más de mil años de antigüedad, comenzó en 2010 y tres años después había reunido 400 declaraciones de víctimas de abusos.
El caso golpea directamente al Vaticano, ya que Georg Ratzinger, hermano del papa Benedicto XVI, fue director del coro de la catedral de Ratisbona durante 30 años, entre 1964 y 1994. En esos años, según Weber, ocurrieron “las cosas más graves”. “Al principio, yo también daba bofetadas, pero siempre tuve mala conciencia”, había declarado Ratzinger en 2010 tras afirmar que desconocía los “excesos de violencia” que se ejercían.
El informe también resalta la responsabilidad del cardenal conservador Gerhard Mueller, que fue hasta el 1 de julio pasado el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que en sus orígenes era la Inquisición. Mueller fue en 2010 el obispo encargado de esclarecer el escándalo del coro de Ratisbona.
Entre los responsables de los abusos, sobresale la figura de Johan Meier, que fue director de la escuela anexa al coro entre 1953 y 1992. Según declaraciones a la prensa del compositor alemán Franz Wittenbrink, ex miembro del coro, Meier solía llevar “a dos o tres niños a su habitación por la tarde” y “los castigaba físicamente”. “Eran sádicas puniciones vinculadas al placer sexual”, contó Wittenbrink.
El año pasado, la Iglesia ofreció a las víctimas una compensación económica de entre 5 mil y 20 mil euros. Debido al tiempo transcurrido, los delitos han prescripto y no habrá condenas para ninguno de los acusados.