Se agrava la crisis de acceso a la vivienda en América Latina
Por María Jagoe
América Latina y el Caribe es una de las regiones más urbanizadas del planeta. Casi el 82% de su población vive en zonas urbanas, y se estima que para el 2050 ese porcentaje ascenderá al 89%.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), uno de cada cinco habitantes de la región reside en asentamientos informales. Las proyecciones indican que este número crecerá en los próximos años.
En Argentina, los hogares sostenidos por mujeres, personas travesti-trans o no binarias, migrantes y jóvenes, son más vulnerables a la hora de sostener un alquiler.
Esta situación se agrava si estas personas tienen niños o familiares a cargo que requieran cuidados. El acceso a la vivienda refleja así las desigualdades económicas y sociales que atraviesan a las ciudades latinoamericanas.
Las personas travesti-trans o no binarias y los migrantes sin papeles tienen dificultades para conseguir trabajos formales. Esto hace que alquilen viviendas más precarias, muchas veces “de palabra”, y que destinen una proporción más alta de sus ingresos al alquiler.
Los hogares sostenidos por personas desocupadas y subocupadas están más endeudados y tienen una menor capacidad de ahorro. También son los que presentan más atrasos en el pago de deudas y servicios.
Según la organización Hábitat para la Humanidad, Argentina tiene un déficit de 2,5 millones de hogares. Pero sólo el 22% de ese número corresponde a la falta de casas. El 78% restante son viviendas recuperables o con hacinamiento.
El Instituto Nacional de Estadística de Bolivia estima que 30% de los hogares presenta condiciones de hacinamiento y que 64,8% de las familias no tienen lugar suficiente en sus casas.
El problema de los créditos caros se repite en Paraguay, donde el Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat calcula que un millón y medio de familias no tienen vivienda o la misma no tiene condiciones dignas.
En México, más de 53 millones de personas no tienen los medios económicos para comprar o construir una vivienda adecuada, y casi 25 millones no tienen acceso a los servicios básicos.
En Brasil, 35 millones de personas no tienen acceso al agua potable, 14 millones no cuentan con un servicio de recolección de basura y 100 millones no están conectados a sistemas de aguas residuales.
El crecimiento acelerado y no planificado de las grandes urbes de América Latina ha llevado a la creación de “ciudades informales”. Son favelas, villas, asentamientos o barrios de emergencia que se fueron construyendo en la periferia, de manera dispersa y desregulada, creando una profunda desigualdad territorial.
Muchos de estos barrios surgieron a partir de la ocupación ilegal o informal de tierras, lo que hace imposible acceder a títulos de propiedad o contratos de alquiler.
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La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)