Sobre el levantamiento de la suspensión a Ernesto Cardenal – Por Luis Freire
22 febrero, 2019
category: FORO DEBATE
Este levantamiento de la suspensión «a divinis» a Ernesto Cardenal por parte de Francisco, llamó la atención por la notoriedad del poeta y sacerdote nicaragüense. Pero en realidad es parte de una política emprendida por el Papa argentino desde hace unos años respecto de los sacerdotes sandinistas sancionados por Juan Pablo II.
Hay que recordar que varios religiosos católicos habían ocupado diversos cargos en el gobierno nicaragüense surgido de la revolución de 1979. Entre ellos, los más notorios fueron Miguel D´Escoto, y los hermanos Ernesto y Fernando Cardenal, el jesuita Álvaro Arguello y un par más.
Ellos son quienes fueron suspendidos en el ejercicio sacerdotal por el papa Wojtyla, a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en ese entonces a cargo del Cardenal Joseph Aloisius Ratzinger, fundado formalmente en la incompatibilidad del estado sacerdotal con la actividad política.
Sin embargo esto no pudo ocultar la razón que subyacía a la sanción canónica, es decir la abismal oposición del Vaticano a la Teología de la Liberación, que sostenían estos religiosos, particularmente, la que tenía como principal cabeza en Latinoamérica al sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, por su notorio sesgo marxista en sus categorías.
Eran los tiempos en que aún la iglesia europea era la “iglesia fuente”, aunque ya estaba empezando a dejar de serlo, mientras la latinoamericana sólo era una “iglesia reflejo”, como las había definido Alberto Methol Ferré. Piénsese que el más lejano antecedente de la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano se celebró en Roma entre el 29 de mayo y el 9 de julio de 1899.
Pasados 56 años recién se celebró en territorio americano, en Río de Janeiro, la primera del siglo XX, la que fue convocada por el Papa Pío XII. Luego, lentamente, llegaron otros signos de madurez y crecimiento de la iglesia de América Latina bajo el poderoso influjo del Concilio Vaticano II.
Así legaron Medellín, Puebla, Santo Domingo, y, finalmente, en mayo de 2007, la V Conferencia General en Aparecida, Brasil, con la orientación de la Pontificia Comisión para América Latina, donde el cardenal Jorge Mario Bergoglio desempeñara un papel sumamente importante.
Dice el teólogo Galli, a ese respecto: “El Papa y Aparecida se reflejan mutuamente. Hay una correlación interactiva: Ayer Bergoglio contribuyó con Aparecida; hoy Aparecida contribuye con Francisco. El Papa toma líneas de Aparecida y las relanza creativamente en su programa misionero” (Conferencia del p. Dr. Carlos María Galli en “De Puebla a Aparecida. Iglesia y Sociedad en América Latina”, organizado por el Instituto de Estudios Políticos San Pio V del 26 al 27 de enero pasado. http://www.americalatina.va/content/americalatina/es/articulos/el-pueblo-de-dios–el-pueblo-y-los-pueblos–el-papa-francisco-y-.pdf)
Pero en 35 años las cosas han cambiado bastante en la Iglesia Católica. Además de haber producido importantes Conferencias Generales del CELAM, y aún teologías autóctonas, hasta ha logrado que un latinoamericano, argentino para más datos, sea designado para ocupar el trono de Pedro.
Y aquí se dio un nuevo salto en la valorización de la iglesia del subcontinente iberoamericano, a la par de que la mirada de Francisco, sin perjuicio de su rol ecuménico, está profundamente imbuida de nuestra historia y de nuestra cultura. Prueba nítida de ello, entre otros casos, se encuentra en la canonización de Óscar Romero y Enrique Angelelli y sus compañeros mártires, que fuera largamente resistida por Roma y por ciertos sectores conservadores de las respectivas iglesias nacionales.
En función de este cambio, el viejo conflicto entre aquella iglesia, con gran predicamento fanco-alemán, conducida por un polaco fundamentalmente anticomunista, y las corrientes de la llamada “Teología de la Liberación”, ya no tiene los mismos ribetes que en los papados de Juan Pablo y Benedicto.
Y esto porque Jorge Bergoglio no tenía la mirada de sus papas antecesores respecto de la teología surgida de Latinoamérica, aunque él no se encontrara en el mismo sector que Gustavo Gutiérrez, Jon Sobrino, Pedro Casaldáliga, Leonardo Boff, los hermanos Cardenal, D´Escoto, etc., sino en otra corriente menos conocida de las teologías liberadoras, cuya creación y desarrollo fue dado principalmente en la Argentina, la que bajo la conducción de Lucio Gera, fuera llamada la “Teología del Pueblo”, la que tuvo asimismo gran participación de otros teólogos como Rafael Tello, Justino O’Farrell, Juan Carlos Scannone y Carlos María Galli, entre otros.
Es así que Bergoglio fue profundamente influido por esta teología, de la que sucintamente podemos decir que toma la crucial «opción preferencial por los pobres» de la teología de la liberación, pero se diferencia de ésta por no centrarse en la «lucha de clases» como concepto fundamental, sino las nociones de «pueblo» y «antipueblo» y las particularidades que toman las luchas populares y la cultura en América Latina.
La teología del pueblo sostiene que a partir de la globalización y la profundización de los procesos de exclusión, la «opción preferencial por los pobres» debe expresarse como «opción preferencial por los excluidos».
Es así que el Papa Francisco, contrariamente a sus predecesores, se ha reunido con las principales figuras de la Teología de la Liberación, como Gustavo Gutiérrez, Jon Sobrino, y Pedro Casaldáliga.
Aclarado esto, hay que decir que el episodio del levantamiento de la suspensión a Ernesto Cardenal, es al menos el tercero de su tipo, ya que con anterioridad lo había hecho en 2014 con Miguel D´Escoto (fallecido en junio de 2017) y Fernando Cardenal (muerto en febrero de 2016). En todos los casos, aún la de Ernesto, que lo había rechazado en enero de 2017, la decisión papal fue tomada a solicitud de los mismos.
En conclusión, este episodio muestra la coherencia del Papa Francisco con su pensamiento teológico y político, y se encuentra en la línea de su pastoral centrada en la misericordia.