Un asesinato, todos los asesinatos – Por Adrián Fernández
22 junio, 2019
category: FORO DEBATE
El video que muestra a un niño que llora con gritos desgarradores junto al cadáver de su madre recién baleada en un pequeño pueblo del caribe colombiano logra por estas horas, de la manera más trágica, que el mundo eche por fin una mirada al genocidio que se abate sobre el pueblo colombiano.
María del Pilar Hurtado Montaño, de 34 años, fue asesinada el jueves por la mañana en el municipio de Tierralta, en el sur del departamento Córdoba, apenas unas semanas después de haber sido amenazada públicamente a través de panfletos por los paramilitares colombianos.
La desgarradora escena no había concluido, la policía no había llegado al lugar, y la tierra estaba aún caliente, cuando la extrema derecha colombiana aseguraba que a María Del Pilar la había matado la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
La parapolítica en todo su esplendor mostrando toda su misera. Primero fue el silencio del presidente Iván Duque. Y luego su ministro de Defensa, Guillermo Botero, quién debió rectificar una información que -según reconoció la cartera a su cargo- le dio a un periodista regional, según la cual a María del Pilar la mató el ELN.
Botero fue el mismo ministro que, a fines de abril pasado, mintiera con alevosía sobre las características y responsabilidades por el asesinato del ex integrante de las Farc Dimar Torres a manos de militares el 22 de ese mes.
El ministro de Duque dijo en aquel momento que el homicidio había sido una muerte accidental, producto de un «forcejeo». Sin embargo, material audiovisual reveló signos de mutilación genital por parte del militar homicida, el cabo del Ejército Daniel Eduardo Gómez, con la complicidad de varios uniformados.
Botero es hoy un superviviente en su cargo gracias al voto de la parapolítica que domina en buena medida el Congreso de Colombia y que le permitió superar una moción de censura presentada por un partido de la oposición.
«Guillermo Botero no es apto para el cargo. Encubre ejecuciones extrajudiciales, crímenes de lesa humanidad», señaló en abril la representante del Partido Verde de Colombia y vicepresidenta del Senado, Angélica Lozano. Su moción fue rechazada.
Este viernes Botero intentó hacer lo mismo. El Ministerio de Defensa aclaró rápidamente que cuando el ministro dio esa información a un periodista regional «hablaba de otro caso».
El Ministerio miente tanto como su propio ministro. No hay información por las mismas horas del homicidio de María del Pilar de un asesinato de un líder o una lideresa social que haya sido atribuido al ELN.
El mentor ideológico de la parapolítica colombiana, Álvaro Uribe, también mintió cuando reenvió el tuit del ministro de Defensa: “ELN mató a líder social, María Hurtado, en Tierra Alta Córdoba, dijo el ministro de Defensa Guillermo Botero».
La prensa comercial colombiana habla de «un error» del ministro y del senador al precipitarse sobre la autoría del hecho. Pero los antecedentes de ambos son reveladores de la manipulación de este tipo de hechos. Uribe lleva 20 años con la misma estrategia.
La extrema derecha que miente sobre los autores de cada asesinato político en Colombia es la misma que niega la existencia de los grupos paramilitares y los califica como bandas criminales.
Antes mismo del asesinato de María del Pilar se sabía que ella estaba amenazada mediante un panfleto público, visible, firmado por las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, uno de los grupos paramilitares más activos.
En ese panfleto, la víctima, al igual que otros vecinos, fue señalada como «invasora», porque lideraba a un grupo de personas que querían instalarse en un predio que -dicen en Tierralta- es propiedad de una de las familias más poderosas de la zona.
El problema central de la violencia de décadas en Colombia es, siempre, la tierra. El origen de los paramilitares, los delitos de lesa humanidad cometidos por ellos y la presencia activa actual sólo se pueden explicar en la concentración de tierras en manos de pocos.
Por la tierra y la violencia, Colombia sigue siendo el país con más desplazados internos en el mundo, con casi 8 millones de personas al final del 2018.
Según el reciente informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), durante el último año se reportaron 118.200 nuevos desplazamientos y ninguna persona retornó a su barrio, paraje o población.
La extrema derecha, la parapolítica que protege a los grupos armados, nunca investigará y, mucho menos, remediará la tragedia colombiana que en 60 años provocó la muerte de 220.000 personas, de las cuales el 82% son civiles ajenos a la lucha armada (datos de la ONU y de Cruz Roja Internacional).
Si acaso la Alta Comisionada de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, hubiera hecho una escala en Bogotá habiendo estado tan cerca en Caracas buscando los muertos políticos de «la dictadura chavista»…
En momentos en que Bachelet escuchaba en Venezuela al corrupto líder golpista Juan Guaidó, dándole entidad de político con honores de denunciante, María del Pilar era asesinada en Colombia y la parapolítica vomitaba una vez su histórico libreto.
El niño de nueve años llora, grita y da patadas al aire junto al cadáver de su madre. El mundo asiste, de la manera más trágica, a un hecho revelador de un presente deliberadamente oculto.