Culminó este lunes una nueva reunión de Cancilleres del Grupo de Lima, realizada esta vez en la capital colombiana y con presencia de Juan Guaidó y el vicepresidente estadounidense, Mike Pence. El anfitrión fue el propio presidente colombiano, Iván Duque.

Recién horas después de terminado el encuentro y los discursos de los representantes de cada país apareció la declaración formal. Durante toda la jornada quedó en evidencia la gran tensión en torno a las amenazas de intervención militar estadounidense contra Venezuela.

Duque intentó correr el eje y declaró: “No estamos ante un dilema entre guerra y paz. El dilema es entre la continuación de la tiranía y de la barbarie, o el camino de la democracia y las libertades para un pueblo sufrido”. Sin embargo, esquivó un pronunciamiento claro contra la intervención militar.

Pence volvió a ratificar en Bogotá que Estados Unidos mantiene “todas las opciones sobre la mesa” y el senador Marco Rubio, que actúa como una especie de emisario de Trump para América Latina subió un día antes de la reunión dos fotos de Gadafi, el presidente libio asesinado por Estados Unidos. En la segunda estaba ensangrentado tras haber sido herido y capturado.

Guadió se pronunció en la misma línea que Pence, de que no debe descartarse la intervención militar, mientras grupos irregulares seguían operando en la frontera colombo-venezolano, del lado colombiano, sin ninguna acción de las autoridades.

Contradicciones

La amenaza de intervención militar estaba tan presente que la propia Comisión Europea se posición temprano este lunes contra esa opción, luego que Guaidó dijera que hay que mantener “todas las opciones abiertas”.

“La posición de la UE en este contexto, es muy clara: hay que evitar la intervención militar”, dijo la vocera de Asuntos Exteriores, Maja Kocijancic. “Está muy claro que necesitamos una resolución pacífica, democrática y venezolana a esta crisis. Esto obviamente excluye el uso de la fuerza”, subrayó.

La UE creó un grupo de contacto para el diálogo, que visitó Caracas y mantendrá una próxima reunión este jueves 28 de febrero. El bloque exige nuevas elecciones presidenciales.

Por el lado de América Latina, entre el domingo y el lunes el canciller chileno y el vicecanciller peruano se pronunciaron contra “el uso de la fuerza”. También el vicepresidente brasileño, que viajó a Bogotá. “Es bueno decir con absoluta claridad: el uso de la fuerza en cualquiera de sus formas es inaceptable. No es una solución para lo que ocurre en Venezuela”, dijo el representante peruano. «La opción militar nunca fue opción. Abogamos por la no intervención», agregó el brasileño Hamilton Mourao, vice de Bolsonaro.

Sin embargo, según la Declaración del Grupo de Lima de este lunes, difundida por la representación de Honduras, recién en el punto 16 de los 18 se hace una tibia mención a la resolución pacífica del conflicto en Venezuela, sin un pronunciamiento firme en favor de la paz en América Latina y el rechazo a una intervención militar.

Se lee en el punto 16 que «la transición a la democracia debe ser conducida por los propios venezolanos pacíficamente y en el marco de la Constitución y el derecho internacional, apoyada por medios políticos y diplomáticos, sin uso de la fuerza».

Además, la resolución adoptó la posición estadounidense de que la permanencia de Nicolás Maduro en el poder “representa una amenaza sin precedentes a la seguridad, la paz, la libertad” en América Latina.

Los gobiernos que firmaron la Declaración sin rechazar la intervención militar son los de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Guatemala, Honduras, Panamá y Perú.