La derecha colombiana ya eligió
26 febrero, 2018
category: EDICIONES IMPRESAS
Primera vuelta de presidenciales el 27 de mayo, la segunda el 17 de junio
Resurgimiento paramilitar, represión a movimientos sociales, asesinatos de líderes de izquierda y cabeza de playa de una invasión a Venezuela. La campaña exhibe la peor cara de la derecha continental.
Más allá de quién sea el candidato de la derecha mejor posicionado para la primera vuelta de las elecciones del próximo 27 de mayo, oligarquía y terratenientes colombianos muestran en plena campaña presidencial los ejes de un futuro gobierno. Como en las décadas de 1980 y 1990 los paramilitares hacen una feroz limpieza política en la izquierda y los movimientos sociales; la extrema derecha de Álvaro Uribe justifica e impulsa el terrorismo contrarrevolucionario y el oficialismo de Juan Manuel Santos fortalece sus lazos militares con Estados Unidos.
Por diferentes caminos Uribe y Santos coinciden en esta etapa en reforzar la alianza con el imperialismo sea en Washington o en Miami, reeditando la época que los tuvo como Presidente y Ministro de Defensa, respectivamente. Febrero fue una sucesión de golpes de efecto para preparar la invasión a Venezuela o generar ahogo y fomentar la convulsión interna: movimiento militar hacia la frontera, refuerzos de compromisos militares con Washington, propaganda sobre “olas de inmigrantes venezolanos” y denuncia de que “en Venezuela hay colombianos presos”, sin admitir que muchos de ellos son mano de obra paramilitar de esa derecha a la que representan.
Herederos de Mas Canosa
Mientras Santos acordaba la estrategia militar con el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, Uribe y su candidato Iván Duque se reunían en Miami con líderes de la contrarrevolución cubana y venezolana. Fueron invitados por la Fundación Inspire America, una organización ultraderechista nacida hace menos de dos años para rechazar los acuerdos de Barack Obama con Raúl Castro.
Fue creada por el abogado Marcell Felipe en busca, como lo definió la prensa ultraderechista, de “llenar el vacío dejado por (Jorge) Mas Canosa”, en referencia al terrorista cubano de Miami, socio del Partido Republicano estadounidense. “La causa de Cuba, Venezuela y Colombia es una sola”, dijo Felipe. A simple vista lo que tienen en común las tres naciones es que en las dos primeras gobierna la izquierda y en la tercera la izquierda está siendo aplastada por la difamación o por las armas por fuerzas ultraderechistas que lideran, precisamente, Uribe y Duque.
Un comunicado emitido por la Fundación Inspire America señaló que en la reunión Uribe “destacó que es responsabilidad de los militares honestos de Venezuela sacar al país de la crítica situación en la que está”. El temor, admitieron, es que en las próximas elecciones en Colombia, en mayo, y México en julio, triunfen fuerzas de izquierda.
El ex subsecretario de Estado de Estados Unidos y ex embajador en Venezuela Otto Reich, asistió a la reunión e hizo un gran aporte para comprender quiénes están detrás de los asesinatos de militantes de las Farc desmovilizadas: “el castrismo ha querido controlar las riquezas de Colombia. Por eso han apoyado al terrorismo de la Farc. Y cuando no pudieron ganar por la fuerza, los castristas convencieron a las Farc de cambiar de estrategia y fingir ser demócratas. Los colombianos no pueden caer en esa trampa y terminar como Cuba o Venezuela”.
El 10 de febrero Uribe y Duque ofrecieron en Miami una conferencia de prensa. El ex Presidente insistió en pedirle a los militares venezolanos alzarse contra “la dictadura que masacra al pueblo”. Duque denunció a “aquellas posturas que quieren llevar a Colombia por el espejo de Venezuela”. En el universo de la extrema derecha esa referencia corre para el partido de las Farc y para el candidato presidencial Gustavo Petro. Sobre este último, Uribe señaló que durante su mandato como alcalde de Bogotá “hizo un experimento chavista y quebró a la ciudad”. Su propuesta es “más expropiaciones, más odio de clases”, dijo.
Nada dijo Uribe sobre la resolución de un Tribunal de Medellín que, unos días antes, pidió que se lo investigue por su presunto conocimiento de dos masacres perpetradas hace 20 años por paramilitares en el departamento de Antioquia (noroeste) cuando era gobernador. No es nuevo. En 2015 la Fiscalía General anunció que investigaría a Uribe por la masacre de El Aro en base a testigos que vieron un helicóptero de la Gobernación de Antioquia que vigilaba la zona mientras los paramilitares perpetraban la masacre.
Izquierda en riesgo
La extrema derecha acusa a Santos de haber facilitado a través del Acuerdo de paz de la Habana el acceso del “terrorismo” de las Farc a la democracia colombiana. Sin embargo, el incumplimiento en las responsabilidades del Estado según los acuerdos de Cuba permitió que en poco más de un año fueran asesinados más de 50 militantes del partido de las Farc, Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.
Una vez que dejaron las armas en tiempo y forma tal como se habían comprometido en las negociaciones de Cuba finalizadas en 2016, decenas de hombres y mujeres fueron asesinados, heridos o amenazados por grupos paramilitares con impunidad del Estado.
Naciones Unidas reconoce, desde su lugar de garante de los Acuerdos, que la guerrilla cumplió con cada uno de sus compromisos. Pero Santos lo hizo en menos del 20%. La Comisión Internacional de Verificación de los Derechos Humanos en Colombia informó que el gobierno colombiano apenas tramitó 12 de las 34 medidas que se habían acordado para el primer año del proceso de paz. La reforma rural integrada –resistida por la extrema derecha de Álvaro Uribe, las organizaciones patronales rurales y los paramilitares, apenas se hizo en un 5%.
Durante enero se organizaron pequeños focos de protestas y agresiones a los candidatos de las Farc, encabezados por Rodrigo Londoño, que obligaron a la suspensión de la campaña electoral por falta de protección del Estado (uno de los compromisos asumidos en las negociaciones de Cuba). Abucheos y piedras en la tribuna, balas en las zonas más alejadas.
En el espectro definido como progresista o izquierdista democrático asoma Gustavo Petro, quien desde sus cargos como Senador por el Polo Democrático Alternativo (PDA) y como alcalde de Bogotá confrontó en todas sus líneas con Álvaro Uribe primero y Juan Manuel Santos más tarde. En su juventud fue parte de la guerrilla del M-19. En 2010 fue candidato a la Presidencia por el PDA, enfrentó a Santos, y al año siguiente ganó la alcaldía de Bogotá. Petro es “acusado” de “chavista” por la derecha porque en su momento reivindicó al comandante Hugo Chávez.
Petro disputa un espacio en las encuestas con Sergio Fajardo, quien fuera alcalde de Medellín y gobernador del departamento de Antioquia hasta finales de 2015. Se declara “sin ideología” o “no contaminado” por los grandes males de los partidos tradicionales.
Quién sí asume con entereza sus ideas bolivarianas es Piedad Córdoba. Fue Senadora de la República desde 1994 hasta su destitución en el 2010, luego de que la Procuraduría General de la Nación, encabezada por Alejandro Ordóñez, la acusara de colaboración con las Farc. En 2016 el Consejo del Estado retiró su inhabiliación por falta de pruebas.
Dispersión de derecha
Precisamente el hombre que condenó a Piedad Córdoba y que puso trabas en las negociaciones con las Farc, Alejandro Ordoñez es, actualmente, uno de los candidatos de la derecha más reaccionaria colombiana. En la misma línea se ubican Germán Vargas Llera, hasta 2017 vicepresidente y dos veces ministro de Santos y senador de la República en los años de Uribe como jefe de Estado. También está Marta Lucía Ramírez, candidata del Partido Conservador y Juan Carlos Pinzón, quien tiene en su haber uno de los pergaminos más guerreristas de los últimos 15 años. Fue segundo de Santos cuando éste fue ministro de Defensa de Álvaro Uribe y, con Santos como presidente, fue ministro de Defensa y embajador en Estados Unidos. Se opuso siempre a las negociaciones de paz con la guerrilla. El Partido Liberal lleva como candidato a Humberto de la Calle, hasta 2016 jefe de la delegación del Gobierno colombiano en las negociaciones con las Farc. Fue ministro de César Gaviria (1990-1994) y de Andrés Pastrana (1998-2002) y vicepresidente de Ernesto Samper (1994-1998).
Con los plazos de inscripción abiertos e internas por disputarse luego de las legislativas previstas para el 11 de marzo hay otros hombres y mujeres que, con matices, son emergentes de una derecha poderosa pero sin liderazgos claros. La excepción está hecha con Iván Duque, quien de la mano de Uribe es el mejor posicionado en el espectro más reaccionario.
Esa dispersión de los postulantes de derecha puede dar una chance de pasar a segunda ronda, el 17 de junio, a algunos candidatos de la izquierda o del llamado progresismo. Según los sondeos de las primeras semanas de este año los resultados están abiertos en un espacio político donde la derecha ejerce el verdadero poder político, económico e institucional.