Putin construye una salida para Siria
26 febrero, 2018
category: EDICIONES IMPRESAS
Rusia acogió el primer Congreso del Diálogo Nacional del país árabe
Luego del éxito militar, el gobierno ruso coloca los cimientos del diálogo sirio tras los acuerdos con Irán y Turquía. Enfrente están Estados Unidos e Israel, que intentan prolongar la guerra.
No hay salida fácil para el complejo entramado montado en Siria, en el séptimo año de una guerra cruenta en la que varios países tienen importantes intereses en juego. El saldo interno: al menos 400 mil personas muertas según los datos de la ONU, cerca de dos millones de heridos, cinco millones de refugiados y más del 50% de la infraestructura del país destruida.
En el plano militar, la intervención rusa iniciada en septiembre de 2015 provocó el retroceso ininterrumpido de la organización terrorista Daesh (Estado Islámico), expuso los vínculos de la Otan con el yihadismo y permitió la recuperación de grandes territorios por parte de las fuerzas armadas sirias, que también cuentan con el apoyo de Irán.
El siguiente objetivo de Moscú fue establecer lazos diplomáticos con el gobierno turco, aliado de Washington y miembro de la Otan, que participa activamente de la guerra siria desde sus comienzos. Antes, lo primordial para el presidente Erdogan era acabar con el gobierno de Bashar al Assad, mientras que ahora su prioridad es evitar la formación de un estado kurdo fronterizo con Turquía en territorio sirio (ver recuadro).
Tras los éxitos militares y el nuevo papel desplegado en la región bajo el liderazgo del presidente Vladimir Putin, Rusia se convirtió en eje de la única resolución política posible para el conflicto sirio, con el acompañamiento de Turquía e Irán. En conjunto, los tres países establecieron cuatro zonas de seguridad y distensión gracias al proceso de Astaná (capital de Kazajistán), puesto en marcha el año pasado, que permitió reducir drásticamente las acciones de guerra y concentrar las operaciones militares contra los grupos terroristas como Daesh.
Pasos concretos
En base a ese trabajo trilateral, Rusia celebró el 29 y 30 de enero el Congreso del Diálogo Nacional de Siria en Sochi, con la participación de delegados del Gobierno y varios sectores –no todos– de la oposición siria. Durante los últimos dos años, Moscú fue estableciendo contactos con varios grupos armados del país que están dispuestos a realizar una negociación política para poner fin al conflicto armado.
Más de 1.500 delegados participaron del foro, que incluyó a representantes religiosos, étnicos y de diversos grupos sociales –además de organizaciones políticas– y contó con la participación del enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura. Los invitados llegaron desde Siria, Egipto, Turquía, Moscú y Ginebra (sede de la ONU).
El encuentro concluyó con la aprobación de dos documentos y una lista de 150 candidatos para conformar una comisión constituyente que tendrá el encargo de reformar la Carta Magna del país. Pese a que la opositora Comisión Siria para las Negociaciones (CSN) –formada para los diálogos nacionales mediados por la ONU en Ginebra– no fue al foro en Sochi, se reunió después con el representante de la ONU con el objetivo de participar en la comisión constituyente.
Como países garantes y mediadores de las negociaciones para la paz, Rusia, Irán y Turquía propusieron 50 candidatos –todos sirios– cada uno. De ese total, de Mistura seleccionará entre 45 y 50 personas para la comisión, que “incluirá a los representantes del Gobierno junto con una participación amplia de la oposición”, además de “representantes de la sociedad civil y las tribus, grupos étnicos y religiosos”, según anunció el enviado de la ONU.
Mediante los documentos, los participantes del Congreso del Dialogo Nacional Sirio en Sochi solicitaron a la ONU y a todos los organismos humanitarios internacionales que contribuyan “a la superación de las consecuencias de la guerra y a la restauración de Siria a través de la aprobación de medidas adicionales para garantizar de forma regular un acceso humanitario inmediato, seguro y sin obstáculos”. Además, dejaron por escrito en la declaración final su “deseo común de poner fin cuanto antes al conflicto incesante”. Restaurar la infraestructura económica y social básica y organizar operaciones de desminado a gran escala son algunas de las tareas más urgentes.
El “pleno respeto a la soberanía, la independencia, la integridad territorial y la unidad de Siria, de su territorio y pueblo” es otro de los acuerdos claves sentados por escrito para poder avanzar en la resolución política de los graves problemas nacionales. El documento final también subraya la importancia de mantener “una inclinación intensa a la lucha contra el terrorismo, fanatismo, extremismo y la discordia confesional de todas formas”, exacerbada durante los últimos siete años.
Apoyo internacional y boicot estadounidense
Al término del encuentro, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, dejó claro que en Siria “no se hará nada sin el consentimiento del Gobierno y sin el consentimiento de la oposición”, y calificó el Congreso como un “éxito general”. “Creo que este primer paso muy importante se tradujo en un éxito en general (…) principalmente en lo que se refiere al comienzo del diálogo sobre lo esencial: en qué Siria quieren vivir los sirios”, destacó Lavrov sobre el Congreso.
Además de la activa participación de Irán y Turquía, viajaron a Sochi como observadores representantes de Jordania, Arabia Saudita, Irak, Líbano, Egipto y Kazajistán, junto a la delegación de la ONU. También asistió el director del centro de estudios de política exterior del Instituto de Shanghái, que en representación de China aseguró que su país desea contribuir a la solución pacífica del conflicto.
“Debo expresarle mi agradecimiento al ministro Lavrov y a toda Rusia, ya que los resultados del Congreso se corresponden con nuestro entendimiento mutuo”, celebró el Secretario General de la ONU, António Guterres. Ahora las negociaciones deberán continuar en Ginebra, con eje en la elaboración de una nueva Constitución, la definición del sistema de gobierno, la lucha contra el terrorismo y las futuras elecciones.
En la vereda opuesta está Estados Unidos, que intentó abiertamente impedir la celebración del Congreso. En una declaración oficial, el Subsecretario de Estado para Asuntos de Oriente Medio, David Satterfield, reconoció que su país actúa a través de la ONU “en contrapeso a Sochi y las iniciativas rusas”. Washington logró parcialmente frenar la participación de algunos grupos en el diálogo de Rusia, pero muchos se sumaron luego a la comisión constituyente surgida del encuentro.
Días después del Congreso, los aviones de la Coalición Internacional dirigida por Estados Unidos en Siria volvieron a bombardear a fuerzas militares progubernamentales, con un saldo de más de 100 muertos. Por su parte, Israel continuó sus ataques esporádicos en la zona ocupada de los Altos del Golán, avanzando cada vez más sobre territorio sirio.
Estados Unidos mantiene bases militares ilegalmente en Siria, además de las que posee en Jordania, Arabia Saudita, Qatar, Irak, Turquía, Bahréin, Kuwait, Omán, Emiratos Árabes Unidos e Israel, donde inauguró su primer enclave militar en septiembre. Desde allí busca mantener el control militar en Medio Oriente.
En este contexto, la posibilidad de una resolución política de la guerra en Siria bajo el liderazgo de Rusia podría significar un quiebre histórico en las relaciones de fuerza en torno a esta región clave del planeta. No por casualidad 510 periodistas de medios de 27 países distintos cubrieron el Congreso de Sochi.
Nuevo frente de guerra
La complejidad de la guerra siria sumó un nuevo capítulo cuando Turquía decidió lanzar una operación militar en el norte de país, sobre la ciudad de Afrin. Fue 10 días antes del inicio del encuentro en Sochi y llegó después que funcionarios estadounidenses declararan que pretenden formar y entrenar un ejército de 30 mil milicianos en la frontera sirio-turca.
Una parte del norte sirio es controlado por las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), compuestas mayoritariamente por milicianos kurdos apoyados por Washington. Sin embargo, el control del espacio aéreo de Afrin está en manos de Rusia, que dio el visto bueno para los ataques turcos.
Por el momento, Rusia prioriza su alianza con Turquía e Irán frente a sus relaciones con los grupos kurdos, que en su mayoría se consideran traicionados por Moscú. Los planes del Kremlin para la resolución del conflicto sirio contemplan una mayor autonomía política para los territorios de población kurda, pero manteniendo la integridad de Siria.
Estados Unidos tampoco pretende un enfrentamiento directo con Turquía, por lo que no intervino en defensa de sus aliados kurdos. Quienes sí intervinieron fueron las fuerzas sirias progubernamentales, ante los bombardeos de Afrín y la descarada ocupación turca.
Para la operación militar, Ankara utiliza a las fuerzas islamistas del Ejército Libre Sirio (ELS), que incluyen a combatientes yihadistas antes ligados a Al Qaeda o Daesh (Estado Islámico), y las apoya con aviones y tanques.