Alianza de hierro contra Palestina
26 febrero, 2018
category: EDICIONES IMPRESAS
Washington e Israel dinamitan la solución de los dos Estados
Trump y Netanyahu encabezan la mayor ofensiva de las últimas décadas contra el pueblo palestino. Agencias de la ONU y de la UE emiten informes graves que luego sus líderes ocultan.
Con la llegada de Donald Trump al gobierno de Estados Unidos, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, puso en marcha una nueva fase de la ofensiva sobre los territorios palestinos. La alianza se manifiesta con la extensión de colonias, mayor ofensiva territorial, ahogo económico de refugiados, represión y apropiación de Jerusalén.
Trump le dio a la extrema derecha israelí el socio necesario no sólo en su política de expansión territorial sino también de recalentamiento de la tensión en Medio Oriente. Quedó demostrado en mayo de 2017 cuando realizó su primera visita al exterior. El 21 Trump viajó a Israel para verse con el primer ministro Netanyahu. Un par de días más tarde llegó el aval a la expansión de las colonias judías en territorios palestinos y, más recientemente, la designación por parte de Estados Unidos de Jerusalén como capital del Estado judío.
Sangre joven
El reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, en diciembre pasado, fue un hecho político contundente de Trump para con su aliado. Estados Unidos se convirtió en el único país del mundo que reconoce como capital de Israel a Jerusalén, ciudad que tiene una parte palestina anexada por Israel en 1980.
Los palestinos reclaman con apoyo de la ONU la parte oriental de la ciudad (Jerusalén Este) como capital de su futuro Estado independiente y se movilizaron con apoyo de pueblos árabes (no de sus gobiernos). También reaccionaron los palestinos de los campos de refugiados de Jordania y El Líbano. El llamado a una intifada y a marchar hacia la frontera controlada por Israel se saldó con decenas de muertos y heridos.
Una hora antes del anuncio de Trump, Israel ya celebraba. La Alcaldía de Jerusalén y su alcalde, Nir Barkatse, proyectaron una bandera israelí y otra estadounidense en las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Antes de esta decisión de Trump, Netanyahu agitó Jerusalén a mediados de 2017 con nuevas medidas de seguridad, restricciones y abuso sobre los derechos en la parte oriental de la ciudad. Israel instaló nuevas cámaras de seguridad en la entrada de la Explanada de las Mezquitas y colocó detectores de metales que generaron la protesta de palestinos. La Explanada de las Mezquitas alberga la Mezquita de Al Aqsa y la Cúpula de la Roca y es considerada el tercer lugar más sagrado en el islam. Cinco palestinos murieron a manos de las fuerzas militares israelíes en julio durante la represión.
En aquel momento, julio de 2017, varias voces del mundo árabe, entre ellas el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abulgueit, señalaron que “todos conocen la profundidad y los peligros de los planes israelíes desde hace años de judaizar la ciudad de Jerusalén”. Seis meses después se produjo el anuncio de Trump y las celebraciones de Netanyahu.
Miles de personas se manifestaron en los países árabes. En los territorios palestinos apenas unas horas después se registró el primer muerto de esta tercera intifada a manos de las fuerzas represivas israelíes de una serie que no terminaría. La mayoría de los muertos y heridos palestinos son jóvenes de menos de 20 años. Algunos son adolescentes y otros son niños.
Desde diciembre grupos jóvenes en Cisjordania y Gaza se dirigen a los puestos de control militares israelíes, donde queman cubiertas y lanzan piedras contra los soldados que responden con disparos de balas de plomo y de caucho.
Apenas comenzado este año durante una manifestación en Cisjordania el Ejército de Israel mató de un disparo en la cabeza a un joven de 17 años, identificado como Musab Firas al Tamimi. Musab era primo de la activista palestina Ahed Tamimi, de 16 años, mundialmente conocida por haber sido detenida por abofetear a un soldado y por estar presa junto a su madre acusada por una corte militar de una docena de delitos relacionados con la resistencia a la ocupación israelí.
La adolescente había enfrentado al militar luego que el Ejército de ocupación dispara en la cara a uno de sus primos, de sólo 14 años. Hace unos años el Ejército ocupante mató a su otro primo, Mustafa, y a su tío Rushdi, hirió a su madre y arrestó durante más de un año a su padre. Para Israel –como se dijo en la audiencia de enero– “Ahed es peligrosa porque ha estado resistiéndose a la ocupación durante varios años y por eso deberían mantenerla detenida”. Ahed, que finalmente quedó detenida, presenció el juicio con esposas en los pies, rodeada de policías y sin poder comunicarse con su padre que estaba a unos metros de ella, en la misma sala de audiencias.
Otras voces
El 1 de febrero se conoció el informe anual que los jefes de misión europeos en Jerusalén y Ramala envían al Comité de Política y Seguridad de la Unión Europea. El diagnóstico es determinante: en 2017 “se aceleró de nuevo la erosión de la solución de dos estados”, con el que se intentaría poner fin al conflicto palestino-israelí. Señala que “se profundizaron y aceleraron tendencias negativas” en Jerusalén relativas al estatus de los palestinos en ella, su exclusión y situación socio-económica, y el crecimiento de los asentamientos.
Los representantes europeos denuncian una vez más que Israel implementa una “deportación silenciosa” de palestinos, revocando sus permisos de residencia. Advierten que “en la raíz de las tendencias negativas están la ocupación desde 1967 y una política arraigada de marginalización política, económica y social de los palestinos en Jerusalén, en violación de las obligaciones de Israel bajo la Ley Humanitaria Internacional”.
Otro aspecto que denuncian es el uso por Israel del turismo y la arqueología en la ciudad “con el fin de establecer una narrativa basada en la continuidad histórica de la presencia judía en la zona, a expensas de otras religiones y culturas”. La recomendación para este año de la Comisión a los líderes europeos es que “Israel debe parar su política de asentamientos en Jerusalén Este y el resto de Cisjordania. Esta política, ilegal bajo la Ley Internacional, no sólo erosiona la solución de dos Estados, sino que también pone en duda el compromiso de Israel con un acuerdo negociado con los palestinos”.
Recientemente la oficina de Derechos Humanos de la ONU identificó a las empresas privadas que colaboran con el régimen israelí en su colonización de los territorios palestinos. Son 206 compañías, en su mayoría israelíes y estadounidenses, que trabajan para los ocupantes en los territorios ocupados de Cisjordania, una acción considerada ilegal por el derecho internacional. Quedó latente el compromiso de dar a conocer los nombres de estas compañías que se hará –prometió la ONU– una vez que se pongan en contacto con ellas para hacerles ver que podría “caberles cualquier consecuencia, sea esta de reputación, financiera o legal”.
Dentro de la ONU se produce un fuerte choque de intereses que se expresan en el Consejo de Seguridad, su órgano ejecutivo, donde Estados Unidos aún muchas veces aislado logra imponer su agenda. Esto explica que denuncias gravísimas de las agencias de la ONU contra Israel se diluyan e incluso ni siquiera trasciendan a través de la prensa comercial.
“Las violaciones de los derechos humanos asociados con los asentamientos son perversas y devastadoras y alcanzan todas las facetas de la vida de los palestinos”, explicita el informe del Consejo de Derechos Humanos de la ONU de fines de enero que pocos medios de prensa replicaron. “Los palestinos sufren restricciones a su libertad de religión, movimiento y educación; sus derechos a la tierra y al agua y muchos otros derechos fundamentales”, continuó. Esto hace –señala– que las empresas privadas tengan un rol esencial en que se incremente el establecimiento, mantenimiento y expansión de los asentamientos de colonización.
Avanzada
Lejos de los informes de los inspectores de la UE y la ONU, que luego sus líderes se encargarán de minimizar, el 1 de enero el partido israelí de extrema derecha Likud, que preside Netanyahu, aprobó por unanimidad la anexión de las colonias ilegales construidas en el territorio palestino de Cisjordania.
“Promoveremos el reconocimiento de nuestra soberanía en los asentamientos judíos de Judea y Samaria”, anunció el ministro de Seguridad Pública, Guilad Erdan, en la reunión partidaria, en referencia a los barrios de colonos israelíes montados en terrenos robados a Palestina.
Erdan aseguró además que el objetivo de anexar formalmente esos territorios al Estado de Israel es acelerar la construcción de viviendas y la expansión de los asentamientos ilegales. En definitiva, se trata de ocupar cada vez más territorios palestinos.
Israel ya controla al menos el 40% del territorio de Cisjordania y mantiene bloqueada a la Franja de Gaza, que en conjunto conforman Palestina. Las ocupaciones en Cisjordania provocan además la fragmentación del territorio palestino en partes no contiguas, para dividir y aislar a su población.
Las agencias de la ONU denuncian que en los últimos dos años más de 1.600 personas se han quedado sin casa. El 38% de ellas eran refugiadas porque ya les habían despojado de su hogar antes. La mecánica de colonización se repite: luego de echarlos, las máquinas hacen polvo su hogar y destrozan los olivos y otras plantaciones que las familias utilizan para producir. Hay varios documentales que certifican las denuncias de las organizaciones humanitarias. La ofensiva es ilegal para las normas internacionales incluida la IV Convención de Ginebra y la convención de la ONU sobre los derechos del niño.
Ahogo y extorsión
“Que la agencia de ONU para los palestinos se despida del mundo”, dijo públicamente a comienzos de este año Netanyahu en referencia a la Agencia para los Refugiados Palestinos (Unrwa), la más potente voz dentro de Naciones Unidas sobre la opresión del pueblo palestino. Fue una acción conjunta con Trump para silenciar las denuncias internacionales.
“Estoy totalmente de acuerdo con la crítica del presidente Trump a la Unrwa”, dijo Netanyahu unos días antes de que el estadounidense recortara 65 millones de dólares de los 125 millones que su país enviaría este año a esta agencia de la ONU que asiste a los más de cinco millones de palestinos refugiados.
La Unrwa “es una organización que perpetúa la narrativa del llamado derecho al retorno que tiene como objetivo eliminar al Estado de Israel y, por lo tanto, Unrwa debe despedirse del mundo”, dijo Netanyahu. También llamó “refugiados ficticios” a los millones de palestinos desplazados de sus tierras por Israel en los últimos 70 años.
Pasó lo mismo en julio de 2017 cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) calificó a Israel de “potencia ocupante” de Jerusalén Este. El texto, que obtuvo 10 votos a favor, tres en contra y ocho abstenciones, recordaba que todas esas acciones de Israel sobre Jerusalén Este son “ilegales según la ley internacional”. Washington y Tel Aviv también cortaron su ayuda económica.
El ahogo financiero a la Unrwa, creada en 1949, convierte en una olla a presión a millones de refugiados palestinos y a sus hijos en Cisjordania y en la Franja de Gaza, pero también en países vecinos de Jordania, Siria y Líbano.
Unrwa tiene registrados 5.340.443 refugiados de los cuales 1,5 millones son niños y niñas, según un informe difundido en 2017. Se produjo un incremento con respecto a 2016 de 1.8%, con mayor aumento en Líbano (5,5%) y una reducción en la República Siria, desmembrada por la guerra, de 1,9%.
De los 5,3 millones de refugiados 2,1 millones viven en Jordania, 1,3 millones en Gaza, más de 800 mil en Cisjordania, 543 mil en Siria y 463 mil en Líbano. Algo más de 1,6 millones viven en 58 campamentos. Todos ellos son asistidos con alimentos y medicamentos e integrados en 702 escuelas en todo Oriente Medio con 515 mil estudiantes y 22 mil docentes; ocho centros de formación profesional y dos facultades de ciencias de la educación; 143 centros de salud con 3.300 profesionales que asisten casi nueve millones de visitas anuales. En 2016 se otorgaron casi 40 mil créditos a palestinos por 40 millones de dólares y la Red de Seguridad Social atiende programas sociales a 255 mil personas, sin contar Siria (datos no disponibles). Sólo en la Franja de Gaza son alimentados diariamente cerca de 1 millón de personas. Más allá de las valoraciones que puedan hacerse sobre el rol de la ONU y la complicidad de sus estructuras superiores, este es el ámbito al que atacan Trump y Netanyahu.
El presidente palestino Mahmud Abás había dicho públicamente que buscaría otros mediadores para el conflicto con Israel porque tras la declaración de Trump sobre Jerusalén, Washington pasaba a ser parte del conflicto.
Desafiante, Trump llevó al Foro Económico de Davos el 25 de enero su guerra contra los palestinos. Se reunió con Netanyahu y luego amenazó con retirar más ayuda a los palestinos si el Gobierno de la Autoridad Palestina no se someten al imperio: “Estados Unidos les da cientos de millones de dólares en ayudas, pero no lo recibirán si no se sientan a negociar la paz”. A su lado, Netanyahu sonreía.