Promueven unificar las monedas de Argentina y Brasil
Ignacio Díaz – América XXI
La visita del presidente brasileño a Buenos Aires ratificó el giro del gobierno argentino en lo que va del mandato de Macri y entregó una novedad no exenta de controversias.
Si en un inicio el presidente argentino se apoyó en lo que denominó como “gradualismo” económico, expuso grandes planes de infraestructura de corte desarrollista e intentó mostrar un perfil político socialdemócrata, el final del mandato muestra otro perfil.
Sostenido por un multimillonario acuerdo con el FMI que facilitó el gobierno de Trump, reafirmando principios del llamado “libre mercado” e iniciativas de corte neoliberal, Macri se esmeró en mostrar una gran afinidad con el ultraderechista Bolsonaro y sostuvo la ofensiva retórica contra el gobierno de Venezuela. Son señales del perfil que podría tener un eventual segundo mandato del frente Cambiemos en el país.
La novedad es el fuerte impulso que dieron algunos medios de comunicación argentinos este viernes a la supuesta propuesta de una moneda común del Mercosur, que tendría como fase inicial una moneda común entre Argentina y Brasil: el “peso real”.
Vista como una posibilidad de dar mayor previsibilidad a la relación comercial entre ambos países, la hipotética moneda binacional es una propuesta de grandes empresarios para fortalecer lo que llaman la “competitividad” en cada país y promover la misma agenda de reformas.
En Brasil este último proceso está más avanzado: congelamiento del gasto público social, en educación y salud; reforma laboral; y lucha por imponer una reforma del sistema de pensiones y jubilaciones. Por su parte, el gobierno argentino deberá esperar a una eventual reelección en segunda vuelta en noviembre para impulsar estas medidas en el Congreso, donde con seguridad no tendrá mayoría propia.
La dura situación económica actual y el malestar social que despertarían esas iniciativas en Argentina serían el segundo obstáculo para un período (2019-2023) donde la gobernabilidad podría quedar en jaque si no hay un drástico giro económico hacia una senda de crecimiento.
Peso-real
En Brasil la supuesta noticia fue rechazada de manera firme. Bajo el título Aclaración, el Banco Central de ese país informó muy brevemente que “no tiene proyectos o estudios en proceso para una unión monetaria con Argentina. Solamente hay, como es natural en la relación entre socios, diálogos sobre estabilidad macroeconómica y debates sobre reducción de riesgos y vulnerabilidades y fortalecimiento institucional”.
Sin embargo, para no desairar a Macri, Bolsonaro retomó el tema y declaró que la creación de una moneda única podría ser una traba para “aventuras socialistas” en el continente. Luego dijo que la reunión del jueves en Buenos Aires representó “un primer paso para un sueño”, aunque de inmediato bajó expectativas.
El mandatario brasileño dijo que la propuesta existe desde 2011, año en que la expresidenta Dilma Rousseff ejercía su primer mandato. “Paulo Guedes (ministro de Economía actual) se mostró interesado, junto con el gobierno argentino, de volver a estudiar esta cuestión”.
Claro que en Brasil la noticia no cayó bien: con un peso argentino que se devaluó más del 100% en 2018 y una inflación interanual de 55% en el país, las críticas no tardaron en surgir. Pese a reconocer los posibles aspectos negativos, Bolsonaro respondió que Brasil tendría “más para ganar que para perder” con una moneda única.
Por el lado argentino, los medios citan al ministro de Economía, Nicolás Dujovne, como el gran promotor actual de la idea. Dujovne y Guedes abrazan la doctrina económica liberal y provienen del sector bancario y financiero internacional.
“La idea fue lanzada en Argentina”, aclaró Bolsonaro, quien dijo además que a Guedes le gustaría “que otros países se interesaran” para algún día “tener una moneda única en Sudamérica”, al estilo de la Unión Europea.
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