15 noviembre, 2016
category: EDICIONES IMPRESAS
Red Latinoamericana de Juego: nuevas formas de interpelar a la ciudadanía
El grupo Relajo promueve la participación social activa a través de metodologías y pedagogías creativas. Un enfoque lúdico para la generar compromisos colectivos en las comunidades.
La Red Latinoamericana de Juego de Nicaragua (Relajo) es un colectivo que coordina acciones para recrear a la ciudadanía bajo la asunción de que “las capacidades de los ciudadanos pueden cambiarse” con su participación activa. Entre sus ejes de trabajo se destacan la promoción de la participación ciudadana, la salud sexual y reproductiva, la lucha contra la violencia y la promoción de la participación política.
“Relajo también es un grupo que invita a reflexionar sobre las formas de autoritarismo, promoviendo la justicia, con metodologías alternativas y recreativas, innovando procesos con acompañamientos teórico-metodológicos para hacer procesos de colectividad”, aseguró Germán López, miembro de Relajo.
Uno de los ejes centrales de la organización es la socialización de metodologías y de pedagogías creativas. Lo interesante de este proceso, según Wilmer Rickly, coordinador de Relajo, es que “las personas construyen pensamiento crítico incorporando las emociones”. En Nicaragua, dice Rickly, “la gente tiene dolores acumulados y no le valen las salidas técnicas, quieren sanar sus heridas, encontrar una explicación a lo que les sucede a nivel personal pero también a nivel de sus dinámicas organizacionales y comunitarias, y esta pedagogía conecta con esto”.
Procesos comunitarios
Para los coordinadores de Relajo, una red de este tipo puede ser una contribución interesante a otra forma de hacer política, en donde los ciudadanos sean partícipes de las políticas públicas, rescaten la alegría y la confianza como valores y hagan que la violencia no se dispare en los barrios. “Creemos que la pedagogía lúdica ayuda a cambiar cómo se ha venido construyendo la identidad masculina, de género, de comunidad. Pero si no hay participación de las instituciones públicas queda incompleto. Aquí deberían intervenir el Ministerio de Salud, de la Familia, la Policía. El tema de la violencia de género es una pandemia, ya no es un caso aislado”, alerta Rickly.
Para Mercedez González, pedagoga de Relajo, los procesos comunitarios son procesos de desarrollo multidimensional: “Nos han educado solamente para desatar el poder de la mente: cómo soy eficiente, efectivo, rápido para producir cosas que generan un bien y una ganancia. Pero nos hemos quedado ahí, solamente en lo material. La idea es cómo trabajar para desplegar todas nuestras capacidades”, plantea.
Otra de las organizaciones con las que Relajo trabaja diariamente, el colectivo de zanquistas Fuego y Son, aborda desde el arte las necesidades que tienen que resolver las comunidades, como la falta de agua y electricidad, pero también problemáticas sociales como la drogadicción y la violencia.
Desde las tablas
Las metodologías teatrales que aporta el conocido teatro del oprimido son también utilizadas por Relajo: “Sirve para poder reflexionar colectivamente acerca de la violencia. Es una herramienta como lo es una sierra, un martillo, que nos ayuda a comprender nuestras relaciones sociales en lo local, conectando eso que pasa en las situaciones inmediatas con los diferentes patrones históricos y tomar conciencia de la realidad en la que vivimos, pero también el rol que mantenemos en esas estructuras de poder”, explicó Otto Manrique Jaime, investigador social. Jaime dijo además que estas herramientas sirven para “tomar conciencia de la capacidad de encontrarnos con otras personas y aliarnos para transformar la realidad social; de cómo nos relacionamos entre nosotros y por qué nos relacionamos así con las instituciones”.
“El teatro del oprimido permite entender cómo generar otra relación entre los géneros, fuera de la violencia machista y patriarcal. Trabajamos para deconstruir estos elementos de la masculinidad hegemónica con las comunidades en las que intervenimos”, señaló Dayra Valle, integrante del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas. “Esta metodología permite trabajar sobre esas cuestiones y lo que es más importante, trabajar sobre la idea tan metida en las comunidades de que no se pueden realizar cambios. La escuela de arte comunitario nos permite encontrarnos con otras organizaciones de la sociedad civil para poder interrelacionarnos e intercambiar saberes”, añadió.
La problemática de la violencia contra las mujeres es uno de los temas que más aparecen cuando se empieza a trabajar con las diferentes comunidades. “La metodología del teatro del oprimido es muy importante porque permite crear empatía para deconstruir todos estos patrones que nosotros hemos venido heredando de lo social, de la familia, del entorno”, explicó Arlen María Mendoza, del Foro de Educación y Desarrollo Humano de Nicaragua. En ese sentido, José Domingo López, habitante del barrio Tomás Borge de la capital nicaragüense, señaló: “Sobre la no violencia es bastante bueno lo que se está haciendo porque se hace de una manera creativa, no directa”. Es que desde el cuerpo y el arte se pueden decir cosas y trabajar problemáticas que si se hicieran directamente sería mucho más difícil. “Me parece súper interesante cómo desde el trabajo del cuerpo hemos llegado a hablar de temas de masculinidad y de paz, de convivencia”, agregó Javier Arcia Crespo, integrante del Circo Social de Zaragoza, España.
La forma de trabajo de Relajo es siempre con la comunidad, los ciudadanos son los verdaderos protagonistas de los talleres y actividades. Son ellos quienes proponen los temas y problemas sobre los que trabajar y son ellos quienes, a través del arte, van encontrando las soluciones o formas de llevar adelante los procesos. En palabras de Fernanda Siles, del Colectivo de Teatro del Oprimido de Magdalena: “Todo lo que se hace se negocia con la gente. Las personas de las comunidades son las verdaderas protagonistas. Todo el proceso está hecho desde el arte y por eso aporta novedad y genera un proceso de reflexión en la gente que está casi inmediatamente vinculado con la transformación de sus prácticas, de sus espacios”.
Los integrantes de Relajo y los demás colectivos con los que trabajan entienden que el arte es un escenario de reflexión pero también de acción: “Más que la técnica nos preocupa el acto creativo: es la relación entre que la gente cree un dibujo y lo que eso genera para su vida, sus relaciones y sus condiciones de vida”, completó Siles.
Primer Encuentro Nicaragüense de Culturas Vivas Comunitarias
A mediados de junio se desarrolló en Nicaragua el Primer Encuentro Nicaragüense de Culturas Vivas Comunitarias. Fue convocado por Relajo, Zankistas Fuego y Son, Lúdica Feminista, el Foro de Educación y Desarrollo Humano, la Fundación Kairos, el Centro Cultural Batahola Norte, la Red de Movimientos Sociales de Nicaragua Jubileo Sur, Mujeral en Acción, ente decenas de organizaciones.
El encuentro contó con la participación de grupos artísticos de México, Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras y Costa Rica. Entre los acuerdos más importantes se contaron el de seguir impulsando procesos de formación en el marco de la Escuela de Arte Comunitario, abrir líneas de investigación sobre pedagogías creativas y explorar las posibilidades de crear un diplomado universitario en estas temáticas sobre pedagogías creativas.