Repercusiones tras el acuerdo Mercosur-UE
Tras dos décadas de interrumpidas negociaciones, este viernes el Mercosur y la Unión Europea (UE) anunciaron que ya está listo el acuerdo de libre comercio entre ambos bloques, aunque por ahora es solo un borrador.
Durante estos 20 años los principales países europeos impulsaron la apertura de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay a sus productos industriales, con el sector automotriz como una de las claves. Por el otro lado, los miembros del Mercosur pretendían la eliminación de aranceles para la exportación de productos agropecuarios a la UE, pero algunos miembros del bloque se opusieron.
Por ahora el texto completo del acuerdo se desconoce, aunque las partes afirmaron que eliminarán el 93% de los aranceles de manera progresiva en un plazo de hasta 15 años una vez que el tratado entre en vigor.
Para que empiecen a regir las nuevas reglas, todos los países miembros de la UE y el Parlamento Europeo deben aprobar el acuerdo y lo propio deberá hacer el Mercosur, por lo que el proceso será largo.
Opiniones cruzadas
Desde Brasil, luego de celebrar el acuerdo Bolsonaro advirtió que podría tardar de uno a tres años su entrada en vigor. Lo propio hizo Macri desde Argentina, en plena campaña electoral, y también el gobierno paraguayo.
Venezuela era uno de los países que se oponía a los tratados de libre comercio (TLC), pero fue suspendido de manera irregular en agosto de 2017 y el camino quedó allanado para los promotores de un TLC entre Mercosur y la UE.
En Uruguay, el canciller Rodolfo Nin Novoa celebró “el acuerdo comercial más importante del mundo”, ya que los países miembros de los dos bloques suman 800 millones de habitantes. “Hay que decirlo sin falsa modestia: todo comenzó por Uruguay, con una visita del presidente Vázquez a la expresidenta Rousseff de Brasil. Después tuvimos una reunión con la Unión Europea y con el gobierno anterior argentino”, declaró el funcionario del Frente Amplio uruguayo.
La mayoría de los sectores empresariales también celebraron el acuerdo, especialmente aquellos que ven una posibilidad de aumentar sus exportaciones y de presionar internamente para reducir costos e impuestos. En esa línea, en Brasil y Argentina impulsan reformas laborales y de los sistemas de jubilaciones y pensiones, por lo que se teme que los trabajadores perderán todavía más poder adquisitivo.
Por otro lado, están los sectores que se verán más perjudicados por la apertura de las importaciones, como la industria automotriz (especialmente de ensamblaje de autopartes), el sector textil y también de productos lácteos como el queso.
Además, deberá haber acuerdos políticos internos en cada país para que el acuerdo prospere. Alberto Fernández, principal adversario de Macri para las próximas elecciones en Argentina, ya adelantó que si gana las elecciones el acuerdo será revisado.
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