Nuevos rechazos al acuerdo comercial Mercosur-UE
Sectores agrícolas y políticos de Francia y Bélgica rechazan el TLC, al igual que industrias de Argentina y Brasil.
Ignacio Díaz – América XXI
“El sentimiento del agricultor belga es más negativo que positivo. Necesitamos tiempo”. La frase es del ministro de Agricultura de Bélgica, Denis Ducarme, y se suma a las expresiones de rechazo que surgieron en Francia y en algunos sectores de Alemania, ejes centrales de la Unión Europea (UE).
Pese a que en Sudamérica fue anunciado con bombos y platillos por los gobiernos de los países miembros (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay), lo cierto es que lo acordado tiene un largo camino por recorrer hasta transformarse en un tratado efectivo de libre comercio.
Mientras importantes compañías industriales (como las automotrices) celebran en Europa la perspectiva de un TLC con el Mercosur, la mayoría de los sectores agrícolas del continente tiene una opinión negativa. A la inversa ocurre en Sudamérica, con algunos sectores agrícolas impulsando con fuerza la apertura comercial y varias ramas industriales oponiéndose a un acuerdo que los afectaría en grandes proporciones.
Para hacerse efectivo, el acuerdo Mercosur-UE deberá ser aprobado por todos los Parlamentos de los países miembros, que en el caso europeo son 28. En algunos de ellos podrían exigirse modificaciones, lo que supondría nuevas negociaciones.
Con este contexto, en el mejor de los casos podría quedar vigente un TLC a fines de 2021. Además, para varios sectores la apertura comercial será gradual y durará varios años.
Rechazo a Bolsonaro y el glifosato
Sectores políticos de Alemania y Francia y eurodiputados de tendencia ecologista -entre otros- consideran inadmisible un acuerdo de la UE con el gobierno brasileño de Jair Bolsonaro. “Ataca a los demócratas, LGBTs, mujeres, el Amazonas y homologó 139 pesticidas desde enero”, expuso el líder de los ecologistas franceses en el parlamento europeo, Yannick Jadot.
El propio embajador alemán en Brasilia le reclamó a Bolsonaro que imponga límites al desmonte del Amazonas, el pulmón verde de todo el planeta.
Desde Bélgica, Ducarme planteó que “el glifosato se usa mucho más en los países de Mercosur que en Europa. Eso es un elemento de competencia desleal sobre el que quiero informaciones complementarias de parte de la Comisión Europea”. Y agregó: “Me preocupan los criterios medioambientales o de bienestar animal en la producción de vacuno”.
Lo cierto es que la novela de las negociaciones entre los dos bloques internacionales tendrá nuevos capítulos y el texto todavía podría ser modificado o incluso archivado hasta nuevo aviso por uno o más países.
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