La contundente victoria electoral de la fórmula Alberto Fernández – Cristina Kirchner y la dura derrota del presidente Macri en las primarias argentinas dieron paso a una dura corrida financiera que en solo tres días devaluó la moneda en casi un 35%.

En un país donde todavía está latente la crisis bancaria de 2001-2002 y la pesificación forzada de los depósitos (es decir, robo de dinero), la dinámica de huida del peso argentino y los intentos de dolarización se producen a una velocidad peligrosa.

Del viernes al miércoles, el precio de la moneda estadounidense se elevó de 46 a 62 pesos por dólar, aunque hubo una tardía pero fuerte intervención del Banco Central. Solo el miércoles, la entidad vendió 260 millones de dólares en reservas y otros 60 millones por cuenta del Tesoro.

Ante la gravedad de la situación y la fuerte presión empresarial, Macri fue obligado a ceder en su postura y lo propio debió hacer Fernández para que se produjera un diálogo entre ambos y la noticia se multiplicara en los medios de comunicación.

Este jueves, Fernández salió a convalidar un dólar a 60 pesos, es decir, una devaluación del 30% de la moneda y declaró que “no hay argumento para que siga aumentando”. Rápidamente el dólar bajó hasta los 55 pesos. Sin embargo, el costo del financiamiento del Estado está en valores insostenibles y el peso del endeudamiento externo sobre la población se multiplicó.

Tras la derrota contundente del programa económico del gobierno de Macri, el próximo gobierno argentino deberá renegociar con el Fondo Monetario Internacional, aunque la elección formal recién está programada para el 27 de octubre y el inicio del nuevo mandato, el 10 de diciembre.

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