Optimismo en Siria tras el triunfo de Trump
05 diciembre, 2016
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Intensifican en Mosul y Alepo batallas contra Daesh
El presidente electo de Estados Unidos ratificó que la situación se resolverá junto a Rusia. Iraquíes apoyados por Washington rodean a Daesh en Mosul; sirios respaldados por Moscú y kurdos, en Alepo.
Donald Trump podría ser un “aliado natural” para Siria, dijo el presidente Bashar al Assad después de que el magnate fuera electo presidente de Estados Unidos. “Sin Rusia no podremos solucionar la crisis siria”, sostuvo el hijo mayor del futuro mandatario. El triunfo republicano promete, al menos a priori, mejorar la coordinación y aplacar la tensión entre Moscú y Washington para su intervención en esta región de Medio Oriente, mientras se desarrollan batallas cruciales contra Daesh (Estado Islámico).
Michael Flynn, teniente general del Ejército registrado como demócrata, ya fue confirmado como Asesor de Seguridad Nacional del gobierno de Trump. Más allá de sus posiciones islamófobas, ya ha declarado abiertamente sus intenciones de aunar esfuerzos con Rusia para combatir al enemigo común, el “terrorismo islámico radical”.
Mientras ambos países comienzan a reconfigurar su relación, que excede pero incluye la intervención militar en Medio Oriente, Siria y los territorios dominados por Daesh viven momentos cruciales.
Daesh cercado
El 23 de noviembre milicias iraquíes aseguraron haber cercado a Daesh en Mosul, norte de Irak cercana a la frontera con Siria y con Turquía. Allí alcanzaron a las posiciones kurdas que bloquean el acceso a la ciudad iraquí desde el oeste (ruta hacia Al Raqa, en Siria). Desde mediados de octubre Irak lanzó una ofensiva para reconquistar esta ciudad clave, con apoyo de la fuerza aérea estadounidense. Mosul cayó en manos de Daesh a mediados de 2014 y se convirtió en epicentro del reclutamiento masivo para la ofensiva armada sobre Siria con la intención de crear un “califato”.
Otro punto central del territorio autoproclamado por los yihadistas es la ciudad siria de Al Raqa, que ya había caído en manos del Estado Islámico de Irak y el Levante (que luego sería el Daesh) en marzo de 2013. En la actualidad los extremistas consideran esta ciudad su capital. Allí se estima que 300 soldados estadounidenses desembarcaron a mediados de octubre. A principios de noviembre acordaron con el gobierno turco un plan a largo plazo para “tomar, retener y gobernar” la ciudad ubicada en el norte-centro de Siria.
En el noreste de la provincia de Alepo (noroeste de Siria cercana a la frontera con Turquía), cuya ciudad principal está diezmada por la guerra, el Ejército Árabe Sirio con el apoyo de Rusia recuperó el control de 120 kilómetros cuadrados al acabar con los últimos grupos terroristas que se encontraban en la zona. Los últimos días de noviembre, 25 aldeas y granjas quedaron bajo control sirio, entre las cuales se encuentran la colina de Shaer, al-Taana, Harisa, al-Wardiyah y Yuba. Según el opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (Osdh), “se trata del avance más importante del Gobierno en los barrios rebeldes hasta la fecha”.
Rusia sigue desplegando poderío militar y movilizó al único portaaviones de la Armada rusa, el “Almirante Kuznetsov”, que se sumó al crucero pesado “Piotr Veliki”, el destructor “Amiral Kulakov” y dos buques antisubmarinos. El portaaviones tiene capacidad para 26 aviones Su-33 y MiG-29K/KUB, así como 24 helicópteros Ka-27 y Ka-31. Además, por el sistema de misiles antiaéreos y las plataformas de artillería naval, tiene plena capacidad de control del espacio aéreo y las instalaciones de la costa.
Estados Unidos al frente de la “coalición anti-Daesh” que también integran Turquía, Arabia Saudí, Qatar, Francia, Alemania y Gran Bretaña, busca federalizar Siria. Aunque Washington y Ankara acordaron “incorporar a los turcos y su perspectiva” en los planes para tomar Al Raqa, las fuerzas kurdas dijeron haber consensuado con Washington dejar a Turquía al margen del gobierno de la región. “Todos los que consideran el federalismo como el principal plan político que ayudará a preservar la unidad de Siria, se equivocan”, dijo al respecto el ministro sirio de Reconciliación Nacional, Ali Haidar.
Como muestra de la complejidad del conflicto, fuerzas militares kurdas y sirias –ambas opuestas a Daesh– se enfrentaron a fines de noviembre en un área rural entre Manbij, un pueblo controlado principalmente por los kurdos, y al-Bab, en poder de Daesh.
Nuevo actor
A las fuerzas militares intervinientes (el gobierno sirio, la oposición denominada moderada en Occidente, Rusia, Estados Unidos, Daesh, los kurdos, Arabia Saudí y Qatar, entre otros) se sumó a fines de noviembre otra de las potencias árabes: Egipto.
El presidente Abdel Fatah al-Sisi expresó su apoyo al gobierno de al Assad y sostuvo que “es mejor que el Ejército nacional de cada país garantice por sí mismo la seguridad y la estabilidad de su país”. Aseguró que “Siria lleva cinco años sufriendo una profunda crisis. Nuestra postura es que respetamos la voluntad del pueblo sirio”. Además pidió a la comunidad internacional que respalde a los gobiernos de los países en conflicto: “Debería haber apoyo internacional a los Ejércitos nacionales libio, iraquí y sirio para garantizar la seguridad de sus países”.
Si bien uniformados egipcios habían desembarcado en la base rusa de Tartus, al oeste sirio previamente, luego de estas declaraciones varios aviones de combate de la Fuerza Aérea egipcia aterrizaron en un aeródromo militar en Hama, provincia vecina de Alepo, según el periódico libanés As Safir. También 18 pilotos de helicópteros se encuentran en la región.
La posición egipcia ha colisionado con la de sus vecinos de Arabia Saudí, promotores del intento de derrocamiento de al Assad mediante el apoyo a grupos opositores. De acuerdo a HispanTV los saudíes financian alrededor de 30 mil integrantes de facciones armadas.
“Todos los países que de alguna manera están involucrados en la crisis siria, en particular Rusia y Estados Unidos, deben dirigir sus ataques contra las organizaciones y grupos armados y extremistas, sin discriminación alguna”, había dicho Sameh Shukry, canciller de Egipto.
En el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en octubre, El Cairo había apoyado a Rusia y China contra una resolución que presentaron Estados Unidos, el Reino Unido y Francia.
Población civil
“La operación antiterrorista que llevan a cabo las potencias del sigo XXI se convirtió en una carnicería medieval, por la cual sufre mayormente la población civil. La población de Mosul muere tanto en manos de los terroristas como de las fuerzas de coalición que se oponen a ellos”, sostuvo la vocera del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova.
Desde Alemania, la canciller Angela Merkel confrontó con Rusia y consideró que es “muy lamentable” el apoyo a al Assad. “Hay demasiados indicios de que hospitales e instalaciones médicas están siendo bombardeados deliberadamente”, dijo Merkel sobre la acción conjunta de Siria y Moscú en Alepo y agregó que eso “tiene que ser investigado por leyes criminales”.
Por otro lado, integrantes de las Tropas de Defensa Química, Biológica y Antirradiación de las Fuerzas Armadas de Rusia aseguraron que Daesh utiliza gas mostaza contra la población civil en Alepo. “Un rápido análisis del contenido, llevado a cabo con el uso de un espectrómetro portátil infrarrojo, ha revelado la presencia de un agente de guerra química causante de ampollas: gas mostaza”, afirmaron los expertos luego de analizar una munición sin explotar encontrada en el pueblo Marat Um Haouch. Se trata de una mina de fabricación casera de 240 milímetros, cargada con un líquido negro aceitoso con un volumen de entre 0,5 y 1,5 litros.
Además, expertos rusos también hallaron cloro y fósforo blanco en fragmentos de minas, agujeros dejados por obuses al explotar y sitios donde cayeron proyectiles en el barrio 1070 de Alepo. “El gas era de muy mala calidad pero igualmente era nocivo” aseguró Ahmet Uzumcu, director de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (Opaq) en una entrevista con la agencia de noticias AFP.
En el este de esa región, 275 mil personas se encontraban a finales de noviembre a la espera de ayuda humanitaria de Naciones Unidas, tras 15 días sin acceso a nuevas raciones de alimentos. El bombardeo a hospitales agrava la situación. El director de la Defensa Civil de Siria, más conocida como “cascos blancos”, Raed al Salé, sostuvo el 25 de noviembre que la población del este de Alepo se encontraba a 10 días de morir de hambre.
“Esta fase es, sin duda, delicada y peligrosa”, reconoció el enviado especial de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura. Aunque el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos pareciera en el mediano plazo llevar tranquilidad a los sirios y sus aliados rusos, lo cierto es que la situación se vuelve más compleja y sangrienta cada día.