Bolivia: dolor por los muertos y mayor resistencia popular
"Vamos a vencer esta lucha y expulsar a las autoridades autodesignadas", afirman los familiares de las víctimas.
Marcos Vargas Martínez, un joven de 30 años, fue sepultado este lunes. Fue asesinado el 15 de noviembre por balas militares durante la represión que ocurrió en Sacaba, provincia de Chapare, departamento de Cochabamba. Ese día, otras seis personas fueron ultimadas por las balas del Gobierno golpista autoproclamado.
Vargas es parte de las 24 víctimas fatales confirmadas hasta el momento, una semana después del golpe de Estado contra Evo Morales.
El cuerpo de Vargas recorrió las calles de Sacaba acompañado, como en los otros casos de victimas fatales, por una multitud que lloró por su hermano muerto pero que redobló su consigna de resistencia contra el fascismo que se apoderó el Gobiero.
«Vamos a vencer esta lucha, vamos a expulsar a las autoridades autodesignadas», señalaron los familiares de Vargas durante el acompañamiento al cementerio general de la ciudad, según la transmisión en vivo de la emisora RKC (Shinahota), del Trópico de Cochabamba.
«Pedimos el retorno de Evo Morales. Sólo el hermano Evo puede garantizar la paz en Bolivia», señaló otro de los testimonios, retransmitido por una cadena de radios populares de la región.
Las expresiones de familiares y amigos combinaron dolor, llanto, pedidos de apoyo internacional, exigencia de renuncia de la golpista Jeanine Áñez y la reafirmación de que la lucha de los pueblos acabará cuando se retome la paz y sean respetados sus derechos.
La ceremonia de este lunes en Sacaba se replica por estas horas con cada una de las víctimas de la represión fascista que no logra detener la rebelión popular que rechaza el golpe de Estado.
Cochabamba, El Alto, La Paz y Sucre son los principales focos de movilización y resistencia contra el fascismo, aunque las expresiones contra el Gobierno autoproclamado se replican en otras locales del país.
Otros medios de prensa que trabajan en el país pese a las condiciones adversas, señalaron que las principales calles de la ciudad de La Paz se encuentran colmadas de bolivianos llegados desde 20 provincias.
La principal consigna es exigir la renuncia de la autoproclamada Áñez y la advertencia que, de lo contrario, recrudecerán su movimiento de resistencia, con mayores bloqueos y paros en todo el país.
Las multitudes, reunidas en la plaza Murillo, también expresaron su indignación por la quema de wiphalas y la represión ejercida por las fuerzas del orden en varios puntos de la nación.
Mientras los golpistas discuten la «institucionalidad» de la que quieren disfrazar este golpe de Estado y buscan acordar las formas de llamar a elecciones, los movimientos campesinos e indígenas siguen de pie.