Cautiverio ¿Causa o efecto? - Por Iván Padilla Bravo
El cautiverio, aún por razones de prevención, profilaxis y cerco de patologías, constituye una medida de ruptura dramática con la convivencia social.
18 mayo, 2020
category: FORO DEBATE
Una de las consecuencias progresivas del aislamiento, en los seres humanos, es la pérdida progresiva de la capacidad de reír. ¿Cómo te vas a reír en la tragedia? Puede preguntarnos alguien. ¿Estás loco? No causa ninguna gracia el encontrarse en aislamiento, confinado a un solo lugar.
¡Es verdad!, Pero, hace poco recordaba una carta del revolucionario italiano Antonio Gramsci, dirigida a su esposa Julia Schucht, en la que, desde la cárcel, le relata con preocupación el observar como sus compañeros con más años en prisión «han ido perdiendo su capacidad de sonreír». Temía Gramsci, como prisionero que para entonces no alcanzaba su primer año de encierro, encontrarse en algún momento atacado por la fatalidad de la tristeza.
Los seres humanos nos afirmamos en sociedad, somos gregarios en toda circunstancia y, especialmente, por la razón de vida que significa producir y, por extensión, también reproducir. La individuación, el aislamiento, el cautiverio o el ostracismo, han sido creados como castigo por las sociedades que necesitan apartar de ellas a quienes, por alguna razón producen o pudiera producir anomia. Es así como, guardando las distancias específicas de cada caso, se tiende a aislar a los delincuentes, a los locos, a los revolucionarios, a los enfermos.
En este orden de ideas, la cuarentena y el cautiverio, aún por razones de prevención, profilaxis y cerco de patologías que han alcanzado el estatus de pandemias, constituyen una medida de ruptura dramática con la convivencia social.
En la actual coyuntura económica mundial, las clases dominantes en capitalismo, por haber avisorado una caída estrepitosa del sistema de explotación que les caracteriza, se plantearon provocar una crisis de gran impacto y cuyas consecuencias, finalmente, les favorezcan en la perpetuación de su dominio y también de su hegemonía.
Es esa razón la que explica el que, una vez más, los amos del mundo hayan colocado a todos sus aparatos científicos, tecnocráticos, ideológicos, militares, políticos, mediáticos, en función de generar una forma de segregación, de aislamiento, de cuarentena o de cautiverio que acabe con los productores directos o que los robotice, para eliminarlos como clase revolucionaria en sí.
Si la razón del burgués explotador les ha llevado a manipular la molécula del Covid-19 hasta convertirla en pandemia que mantiene a la humanidad en la disyuntiva de asumir el distanciamiento social, la cuarentena o el cautiverio, como una forma de resistirla, de sobrevivir y vencerla, mientras los mismos amos del mundo se ocupan de la aplicación y despliegue de sus estrategias económicas, políticas y militares para salvar al capitalismo, sin importarles para nada la humanidad, las y los trabajadores.
La humanidad parece entrampada por una complejísima realidad de guerra, ante la cual es necesario actuar con paciencia, inventiva y coraje «vietnamita» para lograr vencer a los imperios que atacan coordinadamente respondiendo a las órdenes de los amos del mundo.
Se requieren «nervios de acero», conciencia de clase y decisión de vencer, para alcanzar la victoria ante el enemigo que nos acecha. Se requiere defender la alegría como emblema proletario. Por eso invocábamos a Gramsci al comienzo de esta nota, para que, ni aún optando por el cautiverio, como lo hemos hecho, nos dejemos atrapar por la derrota y la tristeza.
El cautiverio es una consecuencia de las causas de esta guerra -que por cierto, lo sabemos y padecemos, tiene hoy como uno de sus principales objetivos a Venezuela- pero también se quiere convertir en causa para instaurar «el nuevo orden mundial» que coordinan en cada Bilderberg los supremacista amos del planeta.
De esta experiencia de guerra es importante que, en solidaria lucha, elevemos nuestro nivel de conciencia. Que aprendamos del cautiverio, de la cuarentena, que la alborada de una nueva sociedad es el objetivo final de nuestra lucha, perseverancia y resistencia.
Ilustración: Iván Lira
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