Pueblos indígenas, mejores guardianes de los bosques
Por María Jagoe
Un nuevo informe de la FAO destaca que las comunidades indígenas y tribales que viven en los bosques amazónicos son fundamentales para protegerlos y conservar su biodiversidad, pero no pueden lograrlo sin el apoyo de los gobiernos estatales.
Los pueblos indígenas y tribales de América Latina tienen un papel clave en la conservación de los bosques de la región.
Esta es la conclusión de un informe presentado en conjunto por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC).
El trabajo se titula “Los pueblos indígenas y tribales y la gobernanza de los bosques. Una oportunidad para la acción climática en América Latina y el Caribe”, y se basa en la revisión de más de 250 estudios.
El informe plantea una línea de acción muy clara: para proteger a los bosques es necesario proteger también a los pueblos indígenas y tribales que los cuidan.
“Si algo nos ha enseñado la pandemia, es que no podemos ignorar a la ciencia”, sostiene Mauricio Mireles, Oficial de Políticas para Pueblos Indígenas e Inclusión Social de la FAO. “En el contexto tan difícil que enfrenta América Latina y el Caribe, trabajar con los pueblos indígenas para mejorar la gobernanza forestal es sencillamente una de las mejores opciones que tenemos para una acción climática rápida y eficiente”.
¿Por qué son importantes estas comunidades?
Los territorios indígenas de Latinoamérica ocupan una quinta parte de la superficie total de la región y contienen casi un tercio de sus bosques, una extensión que equivale a tres veces la superficie de Colombia. Esto los vuelve claves para la estabilización del clima. En total son 404 millones de hectáreas, de las cuales un 60% están en la cuenca del Amazonas.
La protección de los bosques y de las comunidades que viven en ellos son dos aspectos inseparables de la acción climática: alrededor del 35% de los bosques de América Latina y un 45% de los bosques amazónicos que aún quedan intactos están en territorio indígena. Es imposible pensar una política ambiental que no considere a la tierra y a las personas que la habitan como un todo.
Además, estos lugares juegan un papel fundamental en la conservación de la biodiversidad. Por ejemplo, los territorios indígenas de Tacana y Leco de Apolo albergan el 60% de las especies vegetales y dos tercios de las especies de vertebrados que existen en Bolivia. Los territorios indígenas de Brasil tienen más especies de mamíferos, aves, reptiles y anfibios que las demás áreas protegidas de ese país.
Los mejores guardianes forestales
Este informe conjunto de la FAO y el FILAC considera como territorios indígenas y tribales a todos aquellos lugares en los que sus habitantes se autoidentifican como indígenas, independientemente de que gestionen o no los bosques en forma colectiva. Sin embargo, resalta que estudios anteriores demuestran que la existencia de derechos territoriales sólidos influye en menores tasas de deforestación y degradación.
Entre 2000 y 2016, los bosques intactos disminuyeron un 11,2% a nivel mundial, pero los bosques gestionados por comunidades indígenas sólo se redujeron un 4,9%.
En la Amazonía peruana y brasileña, y en la Selva Maya de la Península de Yucatán, en México, las áreas de manejo forestal comunitario indígena fueron casi el doble de eficaces en la reducción de la deforestación que otras áreas protegidas.
En ese mismo período, estos bosques capturaron el 90% de las emisiones de carbono emitidas desde esos territorios debido a su deforestación, es decir que casi no produjeron emisiones netas de carbono.
Los territorios indígenas ocupan el 28% de la cuenca amazónica, pero sólo representan un 2,6% de las emisiones brutas de carbono de la región.
Viejas y nuevas amenazas
Aunque estos datos pueden ser alentadores, los incendios, la minería y la tala indiscriminada afectaron cada vez más a los bosques de la cuenca amazónica desde 2012.
Entre 2000 y 2016, por ejemplo, la superficie de bosques intactos en los territorios indígenas y tribales se redujo un 20% en el Estado Plurinacional de Bolivia, un 30% en Honduras, un 42% en Nicaragua y un 59% en Paraguay.
Las amenazas a los bosques de la cuenca amazónica aumentaron en la última década debido a cambios en las políticas gubernamentales y a una mayor demanda de productos forestales, minerales y agrícolas.
Casi una cuarta parte de las tierras de los territorios indígenas de la cuenca amazónica tiene concesiones mineras y petroleras que se superponen. Cientos de líderes comunitarios indígenas y afrodescendientes han sido asesinados desde 2017, especialmente en Brasil, Colombia, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Perú.
A esto hay que sumar también los efectos de la pandemia del coronavirus, que golpeó especialmente a las comunidades indígenas y tribales latinoamericanas.
“El Covid-19 está generando nuevas amenazas desde una perspectiva sanitaria pero también desde la ausencia de los estados, que no han conseguido tener ni los recursos ni la capacidad humana para apoyar y vigilar estos territorios”, sostiene Mauricio Mireles.
Agrega que “los pueblos indígenas y tribales están enfrentando mayor presencia de grupos ilícitos, más invasiones, asesinatos de líderes, y esto genera un cuadro muy preocupante para la gobernanza forestal. Es por ello que debemos actuar ya”.
Conclusiones y desafíos
Frente a este panorama, FAO y FILAC analizan los enfoques que demostraron ser efectivos en las últimas décadas y sugieren cinco grupos de medidas principales para los gobiernos de América Latina: fortalecer los derechos colectivos sobre la tierra; compensar a las comunidades indígenas y tribales por los servicios ambientales que brindan; facilitar el manejo forestal comunitario; revitalizar las culturas y los conocimientos tradicionales; y fortalecer la gobernanza territorial y a las organizaciones indígenas y tribales.
Estas comunidades gestionan mejor los bosques porque tienen más experiencia práctica y conocimientos tradicionales. Suelen saber más sobre plantas medicinales, frutos del bosque y manejo de los incendios.
Además, la gran mayoría de los pueblos indígenas y tribales desarrollan pautas tradicionales de producción y consumo, que son mucho menos perjudiciales que la ganadería extensiva o la agricultura mecanizada.
La protección de los modos de vida y producción de los pueblos indígenas es fundamental para garantizar un manejo forestal comunitario, económico y eficiente. Es urgente que los gobiernos latinoamericanos y caribeños desarrollen acciones concretas para financiar a estas comunidades y fortalecer sus derechos colectivos sobre la tierra.
La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)
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