Murió Lucas Villa, símbolo de muerte instigada por el poder
En la madrugada de este martes 11 de mayo se confirmó la muerte del joven colombiano Lucas Villa.
En un contexto donde el Gobierno de Colombia y algunas autoridades departamentales y municipales promueven la justicia por mano propia, denunciando y atacando a los manifestantes, recibió la semana pasada ocho disparos a manos de un grupo de civiles.
Villa, de 37 años, activista pacifista y estudiante universitario en la ciudad de Pereira, fue ingresado a un hospital el 5 de mayo y permaneció en muy grave estado hasta la noche del lunes 10.
Los videos muestran a Lucas manifestándose con alegría, con bailes, cantando. Luego, otro video muestra un grupo que le dispara a él y a otras personas. «Nos están matando en Colombia», dijo un rato antes.
Villa Vásquez, estudiante de Ciencias del Deporte y la Recreación en la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP), fue atacado en una manifestación social el 5 de mayo en la ciudad de Pereira, la capital de Risaralda.
El presidente de Colombia, Iván Duque, repudió el hecho pero unas horas antes llamó a los manifestantes «legítimos» a denunciar ante las autoridades y a aislar a los «violentos», ofreciendo recompensa y promoviendo la justicia por mano propia.
Un poco antes el alcalde de Pereira, Carlos Maya, instó a los «miembros de la seguridad privada» para que formasen «un frente común» junto a la Policía Nacional y el Ejército, para «recuperar el orden en la seguridad».
Durante el ataque armado también resultó herido de gravedad Andrés Felipe Castaño, con lesiones en cuello y abdomen; y Javier David Clavijo, con un disparo en la pierna.
Mientras, el gobierno colombiano y varios gobernadores y alcaldes insisten en calificar a los manifestantes como «terroristas», una interpretación que en Colombia remite a la militarización frente a los movimientos populares.
Por lo pronto, algunos actos vandálicos esporádicos son el pretexto del poder establecido para justificar la represión policial y militar que le costó la vida a una treintena de personas.
Los gobernantes guardan silencio y ayudan a la impunidad de las agresiones y violaciones a los derechos humanos cometidas por la Policía Nacional, el Ejército y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad).
La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)
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