El redescubrimiento de la sociedad de clases
02 febrero, 2017
category: EDICIONES IMPRESAS
Debate en la izquierda de Alemania
Teoría de clases: llave para la comprensión de la sociedad y de la historia
La agudización de la contradicción entre capital y trabajo es un reclamo al análisis de clases, a la lucha de clases de abajo y no en último término también a la teoría de clases. En los años ‘80 y hasta mediados de los ‘90 del siglo pasado mayormente dominó el silencio en el debate teórico de clases. En los ‘70 hasta el comienzo de los ‘80 por el contrario apareció (en Alemania, N. de la R.) todo un conjunto de destacados trabajos sobre el tema de las clases, desde el punto de vista marxista. Por un lado hubo un proyecto del Instituto para Estudios Marxistas de Frankfurt a. M. (Imsf) con Joseph Schleifstein, Heinz Jung, André Leisewitz y Frank Deppe. Por otro lado había un proyecto berlinés de análisis de clases con Joachim Wischoff y Sebastian Herkommner. Despúes de ello hubo poco. Pero esto cambió en los ‘90.
Representantes de ambos proyectos de los ‘70 (Joseph Schleifstein, Hainz Jung, André Leisewitz y Frank Deppe H.J.) publicaron intensamente de nuevo sobre el tema análisis de clases y teoría de clases. Y otros científicos orientados hacia Marx y Engels como Hans-Jürgen Krysmanski in tervinieron en el debate teórico de las clases. Karl Heinz Roth publicó en 1994 la documentación del debate producido por él sobre el tema “la vuelta de la proletariedad”, un análisis agudo con un pronóstico correcto del desarrollo social, prontamente confirmado. (Köln, 1994).(1)
En el Diccionario histórico-crítico del Marxismo, publicado por Wolfgang Fritz Haug, Frigga Haug y Peter Jehle, fueron publicados aportes de nivel para las correspondientes palabras clave. En el año 2007 en el Tomo 7/1 aparecieron consideraciones profundas sobre las palabras clave “clase en sí/clase para sí” y “análisis de clases” de Michael Vester y Helmut Steiner.
En la sociedad Leibniz antiguos sociólogos e historiadores científicos de la RDA (Gustav-Wilhelm Bathke, Wolfang Küttler, Helmut Steiner) discutieron con izquierdistas de Alemania Occidental como Michael Vester en una serie de eventos en los años 2006/2007, el tema “Clases sociales hoy”.
Científicos de la Fundación Marx Engels de Wuppertal, a la cual pertenecían Werner Seppman, Robert Steigerwald, Jörg Miehe, Herbert Münschow y también yo, trabajaron desde 2003 hasta 2011 en el Proyecto Klassenanalyse@BRD (Análisis de clases@BRD). En el marco de este proyecto aparecieron varias docenas de artículos sobre análisis de clases y seis libros. El último libro, el Tomo 5, fue la última publicación de este proyecto. bajo el título Clase Trabajadora en Alemania. Poder e Impotencia de los Asalariados en la Editorial Pahl-Rugenstein (Bonn 2011)
En este libro seis autores del Proyecto MES expusieron sus posiciones. Por diferencias de opiniones insuperables Werner Seppmann se retiró de este círculo de autores del Tomo 5 y publicó un libro propio: La clase negada.
Se trató de diferencias de opinión en relación a la cercanía con la realidad del análisis de clases de aquel tiempo, pero también, en vistas a la estructura de clases y el concepto de clase trabajadora, o bien del sujeto de una futura transformación revolucionaria de la sociedad.
La particularidad más importante del Proyecto MES (y de las publicaciones surgidas de él) a diferencia de los proyectos de los años ‘70, era la comprensión de la teoría y el análisis de las clases como una unidad de teoría de la estructura/análisis de la estructura y teoría de la acción/análisis de la acción.
Helmut Steiner, que se graduó en 1966 con Jürgen Kuczynki, opinaba, en el marco del debate de la Sociedad Leibnitz de los años 2006-2007, que aquél que “dominara esta dialéctica” debía recibir “el Premio Nobel alternativo.” Como es sabido, eso hasta ahora no sucedió.
¿Cuáles son los puntos cardinales de una teoría de las clases orientada a Marx y Engels, que se encuentra siempre ante nuevos problemas, con los cambios estructurales de la sociedad capitalista de clases, y con las luchas históricas que tienen lugar en ella?
¿Hasta dónde ambos tomaron posiciones ya disponibles?
No sólo el concepto de clases, sino también el conocimiento en el sentido de una visión teórica de clases de la sociedad, surgieron mucho antes de Marx y Engels en las primeras décadas del siglo XIX. Marx escribió el 5 de marzo de 1853 a Joseph Weydemeyer que a él no le cupo “el mérito de haber descubierto ni la existencia de las clases en la sociedad ni la lucha entre ellas”. (2)
La existencia socioeconómica de las clases sociales de aquella época, terratenientes, poseedores de capital, y trabajadores como “condiciones de la lucha y del antagonismo” había sido descubierta por David Ricardo ya en 1817.(3)
El rol de las clases y su lucha como la fuerza impulsora más importante del desarrollo histórico, como se dijo antes, lo habían analizado y descripto historiadores franceses. “Durante la Revolución Francesa se le adjudicó a la burguesía directamente el uso del concepto de clases”. (4)
El que esté interesado en escribir la historia correspondiente, así escribió Marx el 27 de julio de 1854 a Engels, “ese debe estudiar las obras históricas de Thierry, Guizot, John Wade, etc.” Con ello fue Agustin Thierry “le pere (el padre) de la lucha de`clases´ en la historia francesa”. (5)
La evaluación: “La Europa moderna nació en la lucha de diferentes clases sociales. …La lucha entre ellas no fue punto de partida de estagnación, sino una causa para el progreso”. proviene de François Guizot. (6)
Ya antes de Marx y Engels algunos revolucionarios franceses y una serie de socialistas utópicos, se ocuparon de cuestiones del por qué entonces a pesar de la declamada igualdad, la división social de las clases permanecía intacta. Se preguntaban: ¿Qué clase –después de la instalación del dominio de la burguesía– llevaría adelante la evidentemente necesaria lucha por la igualdad social entrando así en el centro de una nueva época? Entre ellos era indiscutido: la lucha contra la dominación y la explotación debía continuar. Durante el transcurso de la Revolución Francesa de 1789 el “tercer Estado” que se levantó a la cabeza de la nación contra la nobleza y la espiritualidad, se mostró como una alianza de clases contradictoria de la burguesía y le peuple, el pueblo sencillo (los plebeyos). El 25 de junio de 1793 Jacques Roux escribió en su Manifiesto de los Indignados, que ya es tiempo que “la lucha por vida y muerte”, que aplica “la aristocracia comercial, peor que la de la aristocracia noble y espiritual” a la “clase trabajadora de la sociedad sea terminada”. (7)
Jean Paul Marat hablaba de la “clase de los desdichados”.
En 1795 Gracchus Babeuf organizó con otros jacobinos de izquierda la “Sociedad de los Iguales” como la primera organización política de los desposeídos, la que en la “guerra entre ricos y pobres” intentó una “transformación general del sistema de la propiedad” e intentó tomar el poder político.(8)
Socialistas utópicos y representantes del comunismo de los trabajadores continuaron con la lucha en las siguientes décadas. Con la primera Revolución Industrial, la conformación de una burguesía industrial y el desarrollo de la clase obrera en las manufacturas y las fábricas, la estructura de clases en los países capitalistas desarrollados (Inglaterra, Francia, Alemania, Estados Unidos, Austria) adquirió contornos más definidos. Robert Owen fundó en 1830 en Inglaterra los primeros sindicatos. En 1834 hubo levantamientos de trabajadores en Lyon y París. En 1840 con la National Charter Association surgió el primer partido de los trabajadores en la historia, con 50 mil miembros y 282 grupos locales. Louis Auguste Blanqui (1805-1881) Apuntó a romper el poder político de la burguesía mediante organizaciones clandestinas y levantamientos. Siempre se habló de las clases de los poseedores y los desposeídos, de los ricos y los pobres. Junto al concepto de burguesía ya incorporado desde la Revolución francesa, también aparecían conceptos como clase trabajadora y proletariado. Charles Fourier y otros socialistas utópicos proyectaron modelos de una nueva sociedad que se apoyaba sobre la socialización de los medios de producción y un sistema de cooperativas de producción industriales y agrarias, en la cual, sobre la base de las fuerzas productivas liberadas mediante la industrialización, vislumbraban la posibilidad de lograr una sociedad que garantizara la seguridad social material igualitaria. “Lo que yo hice de nuevo”, decía Karl Marx en la ya nombrada carta a Joseph Weydemeyer respecto de las fuentes de su teoría de las clases, “había que 1. demostrar, que la existencia de clases está vinculada sólo a determinadas fases de desarrollo histórico de la producción; 2. que la lucha de clases conduce necesariamente a la dictadura del proletariado; 3. que esa dictadura misma sólo constituye el paso de la supresión de todas las clases y una sociedad sin clases”. (10)
La teoría de las clases de Marx y de Engels se manifiesta en que ellos no escribieron un libro único o bien una exposición acabada sobre este tema, pero seguro algo más que estos tres puntos nombrados resumidamente. Es una generalización de las luchas de clases y de las reflexiones teóricas sobre las clases de medio siglo. Es una teoría materialista de la historia y de la sociedad en pos de una sociedad humanitaria sin clases, es una teoría en sí misma, pero no acabada, no libre de elementos utópicos, abierta hacia el futuro, siempre nuevamente posible de ser precisada, vinculada al desarrollo estructural y las experiencias de las luchas de clases.
El concepto de clases de Marx y de Engels determina “su obra teórica social completa”. (11) Desde este punto de vista la teoría de las clases es centralmente una teoría de la revolución: “La historia de las sociedades es la historia de luchas de clases” (12) , se dice en el Manifiesto Comunista. Marx y Engels siguieron a Ricardo en que la anatomía de la estructura social debía ser buscada en la economía política. Ellos profundizaron este inicio y al mismo tiempo lo ampliaron. La piedra de toque decisiva de la conformación de las clases no es ni el tamaño de la bolsa del dinero ni la fuente del ingreso. Ella es la ubicación en el proceso de producción y reproducción social. Las clases y las estructuras de clases como estructuras socio-económicas están atadas a fases históricas de la producción social, a determinadas formaciones sociales (modo de producción asiático, sociedad esclavista, feudalismo, capitalismo.)
“La dialéctica de fuerzas productivas y las relaciones de producción requiere de la intermediación diferenciada de formas histórico concretas de división del trabajo, propiedad sobre los medios de producción, intereses objetivos, formas de dominación, modos de socialización, etc, para no caer en reduccionismo económico. (13)
Con la conformación a través de muchos siglos de la clase burguesa, como clase económica y también política de dominación, en el capitalismo surge la clase trabajadora o proletariado. El mecanismo de la producción y acumulación capitalista adecua el número de los trabajadores y su formación a las necesidades de explotación del capital, marca su situación de clase. En esta sociedad ellos son alcanzados de modo especial por la ley de acuerdo a la cual “una masa cada vez mayor de medios de producción, gracias al progreso en la productividad del trabajo social, puede ser puesta en movimiento con una fuerza humana de trabajo progresivamente en disminución”: “cuanto mayor la fuerza productiva del trabajo, … tanto más precaria su condición de existencia: venta de la fuerza propia para aumentar la riqueza ajena …” (14)
Sus intereses objetivos empujan a la clase trabajadora a luchar contra el correspondiente empleador, contra la burguesía y contra el Estado y conformar una nueva sociedad sin dominación de clases y sin clases. De todas formas una tal sociedad nueva no puede ser alcanzada arbitrariamente. Su surgimiento no es una ley política natural, sino una posibilidad en el marco de la alternativa socialismo o barbarie. Ella requiere de un cambio brusco revolucionario exitoso y determinadas condiciones materiales de existencia. “Un orden social nunca se cae antes de que estén desarrolladas todas las fuerzas productivas que caben en él, y fuerzas productivas nuevas nunca arriban al lugar, antes de que las condiciones de existencia materiales de la misma fueran incubadas en el regazo de la vieja sociedad”. (15)
Por otro lado la teoría de las clases es una teoría social que encierra en sí una teoría política y una teoría del Estado. “La forma económica específica en la cual es bombeado el sobretrabajo impago de los productores directos, determina la relación de dominación y de esclavitud”. (16)
Estado, política, derecho, ideología, no son esferas autónomas ni instituciones intermediarias entre las clases. Ellas son la superestructura política de la base económica dada. Sus contenidos y formas crecen de las relaciones económico sociales, de la “relación de los dueños de los medios de producción con los productores”. Es en esta relación –“una relación cuya forma dada se corresponde a determinado nivel de desarrollo del trabajo y con ello de la fuerza productiva social– donde encontramos el secreto íntimo, la base oculta de toda la construcción social y con ello también de la forma política de la relación de soberanía y dependencia, brevemente de cada forma de Estado.”(17)
Entretanto la base económica y sus circunstancias empíricas dadas traen a la luz “innumerables variaciones y escalonamientos”. Estado y derecho son (por regla general) instrumentos de la clase económica dominante, pero también son marcados por las luchas y las relaciones de clases.
La política es una relación de clases en relación a la dominación nacional e internacional.
Además es una teoría de la sociedad que concibe a las clases sociales en su desarrollo y cambio.
Para el modo de producción capitalista esto vale mucho más que para las formaciones sociales anteriores, porque este modo de producción se caracteriza por un tiempo de desarrollo de las fuerzas productivas cualitativamente nuevo. Al contrario, y especialmente en la sociedad de clases oriental antigua (Egipto) por muchas generaciones, por miles de años tenía la misma estructura de clases. Para el modo de producción capitalista lo que vale es: “La burguesía no puede existir sin revolucionar constantemente los instrumentos de producción, las relaciones de producción, las relaciones sociales”. (18 )
La sociedad burguesa partida en clases no es “un cristal sólido, sino concebido como un organismo capaz de transformaciones y en un constante proceso de cambio”. (19)
En consecuencia el análisis de las clases debe ser evaluado empírica y teóricamente siempre de nuevo como la “diferenciación del antagonismo de las clases capitalistas como una partición de la estructura social inestable pero constante, siempre renovada en proceso de reproducción”. (20)
La teoría de las clases en definitiva es teoría de la acción, se ocupa de la formación de las clases políticas, del desarrollo de la conciencia de las clases, del accionar de las clases, con cuestiones de la organicidad política y de la orientación de la acción política. El concepto marxista de las clases tiene una dimensión socioeconómica y una dimensión política. Las clases están determinadas por sus condiciones de existencia económica, las que diferencian su modo de vida y sus intereses de aquellos de otras clases. Pero como reales actores colectivos para intervenir en las diferenciaciones políticas correspondiendo a sus intereses, deben tomar conciencia de su situación, de sus intereses, y organizarse políticamente. El gran ejemplo de los años ‘40 del siglo XIX, o sea en una época en que Marx y Engels concibieron su teoría de clases, era el desarrollo político de clase de los trabajadores en Inglaterra. En La miseria de la filosofía Marx generalizó estas experiencias en un concepto estricto del desarrollo de las clases, aún hoy metódicamente válida. (21)
En primer lugar la clase obrera es una estructura objetiva: “El dominio del capital creó para esta masa una situación de intereses comunes. De esta manera esta masa ya es una clase frente al capital, pero aún no para sí misma”. (22)
El camino a la clase para sí lo encuentra en la lucha. Michael Vester distingue siete dimensiones en su consideración “clase en sí/para sí”: “En primer lugar tres dimensiones de la clase en sí: ubicación como asalariado, ubicación común bajo el dominio del capital, intereses comunes; luego dos dimensiones de constitución y organización como ´clase para sí: coalición primero en la lucha sindical y luego en la lucha política; finalmente dos dimensiones de la revolución: conquista del poder político y conformación de la nueva sociedad”. (23)
Movilización de clases y estrategia contra el poder
En el debate de las izquierdas (en parte también entre la izquierda anticapitalista) domina una comprensión absurda de la política. El sistema de gobierno parlamentario incluidos sus partidos son concebidos y presentados como el eje central de la vida política y por lejos como una esfera política autónoma. El núcleo de las ilusiones vinculadas a esto es la esperanza de lograr un cambio político, o un cambio de orientación política hacia reformas sociales y ecológicas y de contener al capitalismo desenfrenado, mediante una mayoría parlamentaria para la SPD, Verdes y Linke. En caso de que la mayoría tomara el gobierno podría comenzar el cambio político o aún más la transformación anticapitalista. En el programa electoral para el parlamento de la Linke para 2013 se decía que aquel que “quiere”, puede “rápidamente” incorporarse en otra política.
En la historia del capitalismo en Alemania rara vez se dio entre izquierdistas que quieren “superar” el capitalismo, tal ignorancia con respecto a las relaciones de clases. Después de las elecciones parlamentarias de 2013 en el Parlamento se dio tal “mayoría de izquierda” con nueve diputados. Evidentemente no surgió un “campo de izquierda” real ni tampoco se puede reconocer en ningún lugar, ni en el Parlamento, ni en el sistema de partidos, ni en la sociedad. En las últimas dos décadas siempre se anunció un cambio político; esto no se dio. Este cambio semeja un Fata Morgana político, que, cuando uno se acerca éste se aleja. Ahora el cambio de orientación política hacia la izquierda debe darse con toda certeza en el 2017. Pero como en la política las circunstancias del poder político seguirán decidiendo, esto no se dará. Las consecuencias serán, que la tarea central de las izquierdas, de movilizar a los asalariados, de luchar por sus intereses, ya no es un tema. Su incorporación al accionar político dominante se va a fortalecer. En la política se trata, ya sea abierta o solapadamente, de frente de clases, las que determinan los campos políticos posibles, y no de un diálogo libre de dominación de direcciones partidarias sobre la política a llevar adelante por el Estado futuro. Si hay una conclusión desde la historia de la lucha de las clases por la influencia sobre el Estado y la política de Estado, entonces es ésta: el poder sólo puede ser limitado mediante el poder. El poder político del capital existente sólo puede ser restringido mediante un contrapoder claramente fortalecido frente a la situación actual, una nueva calidad de resistencia de la clase trabajadora y sus aliados.
Desde el punto de vista de las relaciones hegemónicas actuales se impone un análisis de situación realista; desde el punto de vista de una orientación para la acción de izquierda, realista, por un largo y esforzado camino se impone reunir fuerzas políticas, la construcción de un contrapoder sindical y político mediante luchas sociales y políticas, incluyendo en una red a las izquierdas anticapitalistas sobre la base de un proyecto político de clases orientado a los intereses comunes a la clase trabajadora.
Finalmente no cabe duda ante las relaciones de clases dadas que: el gran capital está ahora en Alemania muy firme en su montura, pudo transformar en política de Estado y del derecho, su concepto político neoliberal de las privatizaciones, de la “democracia conforme al mercado”, y de la Agenda 2010, en el marco de su ofensiva contra la clase trabajadora. Como se dijo al principio hay un cierto aumento de las voces críticas al capitalismo y también una crisis de credibilidad a veces más fuerte a veces más débil con respecto a la “clase política”. Pero la crítica al capitalismo se orienta fundamentalmente contra los excesos del capitalismo financiero especulativo y apenas contra el modo de producción capitalista. Los políticos son los alcanzados por la crisis de credibilidad, y menos las relaciones políticas y sociales. Fue muy pobre la resistencia social contra el neoliberalismo y su orientación belicista, contra la rebaja de un 25% a las jubilaciones, contra las rebajas del salario real de una gran parte de los asalariados, contra la introducción del trabajo forzado en el Hartz IV (reforma al sistema de bienestar social, N. de la R). En las encuestas y las elecciones la mayoría de las personas se manifestaba conforme con las relaciones políticas.
Una estrategia válida debe partir del conocimiento siguiente: “la tarea estratégica central de la Linke consiste en aportar al cambio de las relaciones de fuerza sociales, para llevar adelante una transformación de la sociedad y una política de izquierda democrática, social, ecológica y pacífica.” Sin éxitos reales por este camino no es dable hacer o lograr un cambio político y menos un “socialismo nuevo”. Si falta este conocimiento básico, y con ello es negada la tarea central de construcción de un contrapoder político, organizativo, cultural-espiritual, la política de izquierda no sólo es ilusoria, sino que está en el camino de adaptarse, decidida a organizar el tendido de los puentes hacia los que mandan.
En la segunda década del nuevo siglo la clase obrera en Alemania se encuentra en una situación extraordinariamente complicada, en una sociedad de clases polarizada de nuevo claramente.
Estructuralmente y con ello en su fuerza de combate, la clase obrera está atomizada en alto grado. Políticamente aparece la clase obrera insuficientemente como una fuerza independiente, por mucho tiempo la consciencia de clases y el accionar fue regresivo. En Alemania Occidental por más de dos generaciones y sólo puntualmente se dieron grandes luchas de clases desde abajo. Veinticinco años después de la gran derrota, y veinte años después del desandar estructural de la clase obrera de la RDA, en el Este dominan la apatía política y el individualismo. La clase obrera o bien retoma de nuevo la tribuna política, se libera de apatía e ilusiones políticas, avanza en la conciencia de su ubicación de clase y lleva adelante la lucha sindical o política en defensa de sus intereses, o se encontrará con la marginalización política y un empeoramiento social y político.
En el caso de un crash dramático de las finanzas y la economía mundial, ante un agravamiento de la ofensiva del capital, la clase trabajadora está igualmente tan poco preparada como en la conformación de una sociedad socialista. El poder de organización sindical de la clase trabajadora es pobre, y se mueve entre un factor de orden y de contrapoder. Las actividades huelguísticas son escasas. Solo alrededor del 20% de los asalariados están organizados sindicalmente. Los avances en la dirección de una revitalización política vinculada con los éxitos electorales del 2009 del partido Die Linke y su orientación programática en el Congreso del Partido en Erfurt en 2011, no tuvieron continuidad. Con la intención de pasar a ser partido de gobierno también a nivel nacional, la orientación del sistema de gobierno parlamentario hacia los intereses de la clase dominante sería de nuevo completa. Pues sin el precio de un sí hacia “la fidelidad al compromiso” y un abandono de la lucha contra la Agenda 2010, no podrá haber “responsabilidad de gobierno”.
Con todo ello sin duda no deben ser ignoradas iniciativas para una nueva conformación política de clases. Por ahora una tal conformación de clases tiene lugar en pequeña medida, ante todo mediante pequeños grupos y fracciones de la clase, que asoman como actores políticos contra la ofensiva neoliberal del capital. A ello pertenecen sindicalistas activos, esporádicamente también una parte de los precarizados, no pocos jóvenes y miembros de la intelectualidad en movimientos sociales y políticos. De todos modos no está a la vista un centro político organizado.
Es significativo entonces que se pudo alcanzar una comprensión respecto a puntos cardinales sociales y políticos de un proyecto de clase desde abajo, como resultado de un diálogo de activistas políticos y sindicales de izquierda en las últimas dos décadas. Tal proyecto tiene ante todo el sentido de unificar en la lucha sindical y política los distintos segmentos y actores de la clase trabajadora. Se trata de la lucha contra el guerrerismo de la República Federal en todo el mundo, por un salario mínimo, contra condiciones de trabajo precarias, por mayor igualdad social contra la desigualdad social creciente, contra nuevas privatizaciones, por una reducción neta del tiempo de trabajo con igual salario y sobre todo por una redistribución del ingreso de arriba hacia abajo.
Ahora en la confrontación política es necesario plantear la cuestión de la propiedad como también la cuestión del poder. Hay que socializar los institutos financieros, el área energética y las áreas de previsión social. Un cambio de política debe ser concebido como la cuestión del cambio de las relaciones de fuerzas sociales. Insoslayable es el reclamo de finalizar la participación militar en el extranjero y sobre todo la militarización de la política exterior.
Están en discusión respuestas convincentes a otras cuestiones referidas a la formación de clases políticas, y el contrapoder político y espiritual-cultural organizado. En paralelo, debe quebrarse el poder de los medios formadores de opinión.
A la orden del día se encuentra el fortalecimiento de los sindicatos como organizaciones de clase de los asalariados, el desarrollo de un concepto concreto de alianza de la clase trabajadora y la clase media comercial, industrial, profesional así como asalariados, las cuestiones de una estrategia de arranque de salida del modo de producción capitalista, una concepción convincente por un futuro socialismo.