Bolsonaro tensa la cuerda institucional en Brasil
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, habla de la jornada de este martes como «ruptura» y «ultimátum» contra el Supremo Tribunal Federal que lo investiga en varias causas, al arengar las movilizaciones que tendrán lugar en las principales ciudades del país.
Lejos de hacerse cargo de las denuncias de buscar un autogolpe o una invasión cívico militar al Supremo Tribunal Federal en Brasilia, Bolsonaro espera «uno o dos millones de personas en las calles» para que el poder judicial lo ejerza «el pueblo y no un par de jueces».
Varios países -entre ellos Estados Unidos- pusieron en alerta a sus ciudadanos y pidieron estar alejados de los lugares donde se desarrollarán las manifestaciones.
El Gobierno de Brasilia aumentó la seguridad en la embajada de China, país considerado «enemigo comunista» por Bolsonaro, siguiendo los lineamientos de la extrema derecha mundial.
Las protestas tendrán el mayor operativo de seguridad conocido en San Pablo y Brasilia, sobre todo porque los gobernadores han lanzado un alerta sobre posibles motines de las policías provinciales a favor de Bolsonaro.
La movilización es fomentada, además, por empresarios bolsonaristas, ruralistas sojeros, empresas de minería en la selva amazónica, pastores evangelistas y entidades policiales.
Las principales están convocadas a la mañana en Brasilia y a la tarde en la Avenida Paulista de San Pablo, el escenario donde en 2015 nació el bolsonarismo para pedir el impeachment de Dilma Rousseff.
Las redes sociales bolsonaristas hablan de más de 200 caravanas de 10 estados contratadas por empresarios ruralistas viajan hacia Brasilia y San Pablo al precio de 250 reales el asiento.
Bolsonaro publicó un video en las redes en el que dijo que esto funcionará como un «ultimátum del pueblo» contra los jueces supremos Alexandre de Moraes y Luis Barroso, este último titular de la justicia electoral también.
Moraes investiga desde 2019 a bolsonaristas por usar dinero público y financiación privada para sitios que impulsan un golpe miliar, como la intervención del Ejército en el Supremo Tribunal Federal.
Carlo y Flávio Bolsonaro, concejal de Río de Janeiro y senador, respectivamente, están investigados por desviar durante más de diez años dinero público de sus empleados parlamentarios, generando supuesto lavado de dinero por más de 2 millones de dólares.
En el discurso que Bolsonaro puso este lunes en las redes sociales, afirma que «la libertad está por encima de la propia vida».
La semana pasada, defendió que la población compre fusiles porque «un pueblo armado no puede ser esclavizado», en una señal a sus seguidores, sobre todo a los clubes de tiro y al lobby bélico.
Policías de San Pablo y otros estados están convocando a participar de las manifestaciones, bajo el lema «Eu Autorizo» («Yo autorizo»), a que Bolsonaro envié al Ejército a la máxima corte.
Brasil fue sede este fin de semana de la internacional ultraderechista organizada por el diputado Eduardo Bolsonaro, en vísperas de celebrar este martes 199 años del grito de Independencia del país sudamericano.
La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)