Las potencias occidentales y su inmoralidad para Haití
Informe de Adrián Fernández
La autoproclamada “comunidad internacional” ajusta los hilos sobre Haití, teje acuerdos políticos con mucha más rapidez que con la que asigna ayudas y recursos, cierra las fronteras, deporta a los migrantes y fomenta la aparición de grupos armados parapoliciales.
La estrategia discursiva se mantiene inalterable: “la democracia” y “las instituciones” de Haití son un problema internacional; el magnicidio de Jovenel Moise es asunto de mafias; el hambre y la violencia es un tema que “deben resolver el pueblo haitiano y sus autoridades”.
Pasó septiembre y no hubo elecciones en Haití. Ni las habrá en noviembre ni hasta bien entrado el año próximo. El vacío institucional no es más ni menos grave que otras ausencias en un país que cae fácilmente en el olvido global.
Detrás de la postergación de los comicios está la mano de las élites del país que aún no lograron esclarecer el magnicidio, ocurrido el 7 de julio pasado, y que responden a las potencias de occidente con más premura que a las demandas del pueblo haitiano.
En una ruleta de acusaciones, el primer ministro, Ariel Henry, borró del Gobierno a dos ministros y a un fiscal que lo acusaban de tener relación directa con el asesinato de Moise.
Lejos de su tierra, miles de haitianos víctimas de hambre, racismo, xenofobia y violencia, intentan ingresar a Estados Unidos, país que sistemáticamente cierra sus puertas sin reparar en el dolor causado por políticas de las que se declara ajeno.
Se estima que 4,4 millones de personas, o el 46% de la población haitiana, padecen inseguridad alimentaria, lo que incluye 1,2 millones de personas que se encuentran en niveles de emergencia y 3,2 millones en niveles de crisis. Unos 217.000 niñas y niños padecen desnutrición moderada o grave.
Lejos de esta realidad, el llamado Grupo Central y los principales actores de la “comunidad internacional” sigue tejiendo las redes políticas para tener bajo control a la población haitiana, dominar sus recursos y condenarla a seguir siendo el territorio silenciado de la región de América Latina y el Caribe.
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La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)