Fuera de cualquier extravió, vértigo o mala impresión causada por las continuas descargas delirantes de una oposición criolla empeñada en figurar, más por la enajenación de sus relatos maniático depresivos, que por sus “posibles aportes” al debate sustantivo: en la mesa de diálogo; en el evento electoral del 21-N; en los medio de difusión masiva; ante el pueblo que le sigue y ante sí misma; lo cierto es que en Venezuela, a pesar de ellos, la sociedad avanza en correspondencia con los precepto esenciales de nuestra praxis social, política y económica revolucionaria, con dificultades, luchando y en Paz.

Así, desde todos los rincones de la patria Bolivariana, surge las fuerzas indómitas de un pueblo organizado y comprometido con su historia de cara a la construcción de un presente que ineluctablemente nos  lleve a un futuro de victorias.

Y en ese orden de ideas, es necesario exponer que no ha sido poco lo logrado por el Gobierno del Presidente Nicolás Maduro ante los feroces ataques de las oposiciones y sus odios contra el país entero, ni se puede menospreciar los esfuerzos de las y los bolivarianos en la construcción de una vía pacífica en medio de esta guerra inusual y extraordinaria comandada por los mismo que hoy con la desfachatez de costumbre, tocan las puertas de los hogares para pedirle el voto al pueblo, sin siquiera reconocer el inmenso daño propinado contra ellos.

En ese sentido, surge la tesis que señala que: si los imperios y sus secuaces, no han avanzado en su afán de devastación de la Revolución Bolivariana, no es porque no han querido, sino porque están impedidos por las fortalezas de las y los venezolanos para resistir y contra atacar con las fuerzas de la razón que nos asisten, armados de la Paz suficiente para no caer en provocaciones y de un Gobierno avocados a una diplomacia activa y comprometida con un mundo que desde la diversidad está fortaleciendo las bases de la multipolaridad, la corresponsabilidad y la autodeterminación.

Ahora bien, a simple vista se observa que la narrativa opositora se “muerde la colita” no solo por no asumir su fracasos y girar sobre su eje cual bobo contemplándose el ombligo, sino por su incapacidad para reconocerse vacía y sin propuesta tangible, repitiendo el mantra eterno de su más oscuros delirios apátridas, antisociales y enmarcados en el desprecio de los pobres.

Bien lo dijo el Comandante eterno Hugo Chávez: “Tenemos Patria”, un Plan de Acción y Un proyecto Histórico. De allí que, las elecciones del próximo 21-N son un paso muy serio en la conquista de los objetivos planteados y no admite una campaña, que a manera de certamen de incoherentes  consignas, poses egocéntricas y vacuidades discursivas, propias de la derecha criolla y su marketing politiquero, pretendan acallar las voces por un mundo mejor que suscriben las y los revolucionarios.

Sigamos avanzando, luchando y haciendo. Que Venezuela Tiene Con Qué.

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