La larga agonía de Assange a manos del imperialismo
Por Adrián Fernández
En las mismas horas en que se confirmó que el periodista y fundador de WikiLeaks, Julian Assange, quedó más cerca de la extradición a Estados Unidos tras fallo de la Justicia británica hecho a medida del imperialismo, también se supo que la víctima sufrió un derrame cerebral a fines de octubre, en una verdadera agonía hasta conocer su futuro.
Este sábado, la pareja de Assange, Stella Moris, reveló al tabloide británico Daily Mail que el periodista australiano tuvo un derrame cerebral el pasado 27 de octubre, durante una de las innumerables audiencias a la que es sometido.
Moris relató que se trató de un microictus durante el cual Assange experimentó problemas de memoria, signos de daño neurológico, y el párpado derecho caído.
Tras notar que el ciberactivista se sentía mal, el juez le permitió abandonar la audiencia, pero Assange no pudo salir de la sala de video del centro carcelario, agregó´.
Luego, un médico examinó su estado de salud y concluyó que el paciente tenía una respuesta retardada de la pupila al iluminarle un ojo, lo que podría apuntar a un posible daño del sistema nervioso. También se le realizó una resonancia magnética y se prescribieron medicamentos contra el ictus.
Burlona promesa de Estados Unidos
El viernes, el Gobierno estadounidense ganó la apelación del Tribunal británico para la extradición del periodista después de una vergonzosa promesa de no mantenerlo en una prisión de máxima seguridad en caso de ser extraditado.
En el fallo, la justicia británica revocó la decisión de no enviarlo a Estados Unidos, donde el periodista está acusado de espionaje tras publicar documentos clasificados en 2010 y 2011 que fueron determinantes para conocer detalles de la guerra sucia global del imperialismo y de sus países asociados.
El Gobierno de Joseph Biden -también lo había hecho su antecesor Donald Trump- solicitó la extradición de Assange, de 50 años, para ser juzgado por cargos que alegan que actuó ilegalmente al obtener y publicar unas 700.000 documentos clasificados, la gran mayoría relacionados con las guerras en Afganistán e Irak.
Los delitos por los que el activista es requerido en Estados Unidos suman una condena de más 175 años de cárcel, en un contexto donde la salud mental de Assange se deteriora.
De hecho, los tribunales británicos habían bloqueado previamente los intentos de extraditar a Assange, debido a preocupaciones por su salud mental, al considerar que corría riesgo de suicidio si esa posibilidad se concretaba, .
Pero en una audiencia en el Tribunal de Westminster, los representantes estadounidenses aseguraron que el periodista recibirá un «tratamiento adecuado» y que no lo mantendrá en una prisión de máxima seguridad. Esa vulgar promesa -el «tratamiento adecuado» es inherente al derecho internacional- alcanzó para el fallo.
La ONG Amnistía Internacional puso en duda las garantías de Washington, calificándolas de «intrínsecamente poco fiables», mientras que Reporteros Sin Fronteras «condenó» una decisión con «peligrosas implicaciones para el futuro (…) de la libertad de prensa en el mundo».
Desde la traición de Lenín Moreno
En medio de esta larga batalla legal y de la agonía a la que es sometido Assange, sus abogados anunciaron que apelarán «lo antes posible» al Tribunal Supremo británico y a cortes internacionales si es necesario.
La pareja e integrante del equipo de abogados Assange, Stella Moris, dijo que el fallo es «peligroso y equivocado», además de tildarlo como un «grave error judicial».
Denunció el «cinismo» de «tener a uno de los principales periodistas de los últimos 50 años en una cárcel británica acusado de publicar la verdad sobre crímenes de guerra, sobre los asesinatos de la CIA».
El editor en jefe de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson, dijo que «la vida de Julian está una vez más bajo grave amenaza, al igual que el derecho de los periodistas a publicar material que los gobiernos y las corporaciones consideren inconvenientes».
En 2019, el entonces presidente de Ecuador Lenín Moreno decidió abrir las puertas de la embajada en Londres en la que Assange se encontraba asilado para que sea detenido.
Con esa decisión, Lenín Moreno revocó la decisión de su antecesor, Rafael Correa, que le permitió al periodista permanecer siete años asilado en la sede diplomática.
La detención en la prisión de Belmarsh, cerca de Londres, primero fue en cumplimiento de una condena británica por haber violados las condiciones de su libertad condicional al refugiarse en la Embajada.
Después, fue mantenido en prisión preventiva mientras se decide su extradición, dado que la juez consideró que podría volver a intentar escapar si era excarcelado.
La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)