Marcelo Pecci, penosa baja de un «soldado» de una guerra perdida
12 mayo, 2022
category: FORO DEBATE, PARAGUAY
Por Jorge Zárate
El asesinato en Colombia de Marcelo Pecci, el fiscal antinarco paraguayo, hace reflexionar en estas horas sobre el avance en Sudamérica de las mafias trasnacionales apoyadas en el narcotráfico a escala corporativa que practican desde hace décadas.
Estados Unidos tomó a pecho el asunto. Pecci era considerado “amigo”, reveló Juan Roberto Vargas, director de noticias de Caracol TV de Colombia: «Nuestro corresponsal en Washington nos decía que la muerte del fiscal Pecci cayó como un baldazo de agua fría», reveló al matutino paraguayo Ultima Hora.
«Con los americanos no se juega», consideró. «Ellos seguramente no van a descansar. No solamente hasta encontrar a los responsables del asesinato, sino que no van a descansar hasta descubrir y desentrañar las redes que estaba investigando el fiscal Pecci», dijo.
El diario colombiano El Tiempo reveló a su vez que tanto el FBI (sigla en inglés de la Oficina Federal de Investigaciones) como la agencia antidrogas DEA tienen como principal hipótesis que serían los integrante de la Red Hizaji los autores del alevoso asesinato.
En agosto de 2021 Pecci había detenido a Kassem Mohamad Hijazi, brasileño de origen libanés líder de una estructura con “capacidad de blanquear cientos de millones de dólares” para el narcotráfico en la Triple Frontera entre Paraguay; Argentina y Brasil, con presuntos vínculos con Hezbolá.
Apenas ocurrido el hecho, el Departamento del Tesoro sancionó a Hijazi, su primo hermano Khalil Ahmad Hijazi; la paraguaya Liz Paola Doldán González y a otras cinco empresas que operaban en nuestro país.
Actualmente se tramita su extradición a los Estados Unidos.
Otra hipótesis habla de que podría ser una venganza del clan liderado por Miguel Ángel Insfrán, alias de “Tío Rico” y su hermano José Insfrán, un pastor evangelista que estableció un extraño corredor entre “fieles” de las iglesias paraguayas y colombianas. Pecci ayudó a detenerlos en el marco del Operativo “A Ultranza Py” ocurrido entre fines de febrero y principios de marzo pasado.
“Insfrán construyó un templo modelo en Curuguaty, cuyo costo multimillonario era motivo de comentarios en la zona. El medio de traslado del “religioso” en comunidades de la región era el helicóptero…”, apuntó el diario paraguayo La Nación.
La cuestión asombraba a los vecinos de la ciudad de unos 75 mil habitantes a 250 kilómetros al oeste de Asunción, en la frontera con Brasil. “Testimonios de lugareños, confirmados por la Fiscalía, consignan que de manera frecuente llegaban ciudadanos de Colombia, que se presentaban como pastores de la iglesia Avivamiento. Todos los extranjeros llegaban y retornaban en avionetas propias”, sigue citando el diario.
Todo indica que la actividad religiosa era una tapadera de una organización para traficar drogas entre Colombia y Paraguay, para luego destinarla a Europa.
La tercera hipótesis que se maneja habla de una represalia del colombiano Clan del Golfo contra el presidente Iván Duque por la extradición de su líder Dairo Antonio Úsuga, conocido como “Otoniel”, a los Estados Unidos.
En estos días pasados el Clan venía protagonizando un “Paro Armado” en el que mataron a tres civiles, tres militares y dos policías. También sus “soldados” cortaron carreteras, con armas cortas y fusiles, detuvieron vehículos y tras bajar a sus ocupantes les prendieron fuego. Incineraron más de 190 vehículos.
Las poblaciones de los departamentos colombianos de Antioquia, Chocó, Córdoba, Sucre y Bolívar optaron por el encierro, relató la agencia de noticias francesa AFP.
Como se ve, no son tres series de Netflix, la cruda realidad supera la ficción.
En 193 países del mundo buscan a los responsables del crimen de Pecci
Una guerra perdida
El año pasado se cumplieron 50 años desde que Richard Nixon declarara la Guerra a las Drogas y todo hace pensar que no sólo los Estados Unidos la vienen perdiendo.
La derrota impacta en el mundo y tiene rostro cruel en Sudamérica.
Un muy buen informe escrito por Guillermo Garat en el diario El País de España, daba cuenta que el narcotráfico mueve unos 84 mil millones de dólares anuales, en una estimación al año 2009, la última que se hizo.
Allí se cita a Paul Gootenberg, autor del libro “Cocaína Andina”, que directamente acusa a Estados Unidos de “dinamizar esta economía ilícita”.
El informe recuerda que “sólo en Colombia, entre 1996 y 2016 Washington invirtió casi 10 mil millones de dólares, según la organización no gubernamental Oficina de Washington para América Latina (WOLA). Un 71% de ese total se fue a gasto militar directo” con los resultados conocidos.
Otro dato importante: “En 1970, las muertes por sobredosis alcanzaban a uno cada 100 mil estadounidenses. A finales del siglo XX, esta incidencia se había multiplicado por seis. Y en 2019 las muertes superaban las 20 cada 100.000. Estados Unidos llega a la epidemia del fentanilo luego de haber invertido durante medio siglo entre un trillón de dólares y 640.000 millones en todo el mundo, según distintas estimaciones”.
También que “entre 2009 y 2017 el uso de sustancias aumentó un tercio: por lo menos 300 millones de personas usan anualmente alguna sustancia de tráfico ilícito. El precio ha bajado sustancialmente desde entonces. Y las muertes por sobredosis o el uso abusivo crecieron exponencialmente”
Evo Morales echó a la DEA de Bolivia y pasó de producir 550 toneladas de cocaína en 1992 a un cuarto de esa cifra con datos a 2017, consiguiendo también reducir la violencia, según expone el informe.
Algo de esto tiene que ver con la muerte de Pecci, considerado un “soldado” de esta guerra.
En Paraguay la violencia se viene acercando, ya no tan lentamente, a los niveles que se verifican en Colombia y en México.
Ya hubo episodios de sicariato en las calles de Asunción, una imagen que es casi cotidiana en Pedro Juan Caballero, la capital del departamento Amambay, el centro de producción de marihuana más importante del cono sur. Se estima que hay plantadas más de 30 mil hectáreas de la hierba.
También es creciente el número de laboratorios que terminan la cocaína. La paste base vendría de Colombia, Perú y Bolivia. Los grandes latifundios paraguayos ocultan pistas de aterrizaje de avionetas que reponen combustible y siguen viaje con sus cargas de cocaína hasta las grandes ciudades brasileñas de la costa atlántica.
La posición central en Sudamérica, la posibilidad de hacer comercio exterior por el río, transformaron la Hidrovía Paraná-Paraguay en uno de los corredores centrales de la droga en el mundo. Cientos de toneladas de marihuana, cocaína y precursores para drogas sintéticas viajan ocultos en cargamentos de soja, carbón, carne congelada, madera, otras materias primas y hasta en productos industriales como tambores de pintura, por ejemplo.
El narcotráfico comenzó durante la brutal dictadura de Alfredo Stroessner (1954/89) con la presencia de la Conexión Francesa, la mafia marsellesa que vendía heroína a los Estados Unidos. Se recomienda ver la película “Paraguay, Droga y Banana” para ver cómo el ciclo continúa con Andrés Rodríguez, el general que derrocó al “tiranosaurio”, y cómo se usaron las rutas anteriores para traficar cocaína.
En esa línea continuaron el general Lino Oviedo, protagonista de la política paraguaya de fines de los 90 y principios de los 2000, y la DEA mostró sus sospechas sobre el ex presidente Horacio Cartes.
Estados Unidos tiene la mayor información continental sobre estas intrincadas redes y a esta altura del partido, la guerra contra las drogas viene pareciéndose a la Guerra del Opio entre británicos y chinos.
Sudamérica cada vez más postrada a la corrupción y la violencia que dispara este dinero sucio, sus sistemas políticos infestados, su economía llena de “inversiones” parasitarias que tienen el claro rostro del lavado de dinero, burbujas inmobiliarias, proliferación de farmacias, estaciones de servicios, supermercados, shoppings centers, donde ni siquiera hay consumidores.
En un punto, perseguidor y perseguidos, construyen un sistema que está pudriendo todo.
“El enemigo público número uno de Estados Unidos es el abuso de drogas. Para poder luchar y derrotar este enemigo es necesario llevar a cabo una ofensiva nueva y plena. Esta será una ofensiva a escala mundial abordando los problemas con las fuentes de oferta, como también con estadounidenses desplegados en el extranjero, donde estén en el mundo y con ello declaro la guerra contra las drogas”, había dicho Nixon.
Estados Unidos tiene ocho bases militares en Colombia y un claro control de las fuerzas policiales.
Allí mataron un fiscal.
Artículo original publicado en el portal digital E´a – Asunción del Paraguay
Lectura complementaria:
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¿La guerra narco llegó definitivamente a Paraguay?
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