Los conflictos por el agua aumentan en América Latina
Por María Jagoe
Los conflictos por el agua han aumentado durante los últimos años en América Latina, tanto en número como en intensidad. Según datos de Pacific Institute (ONG estadounidense creada en 1987 para investigar temas de medio ambiente, en particular de agua dulce) entre 2010 y 2019 se registraron 61 casos, el triple que en la década anterior.
América Latina y el Caribe es la segunda región del mundo donde más crecieron los conflictos por el agua, sólo superada por Asia. 80% de los casos se produjeron por la disputa sobre el control o el acceso a los recursos hídricos.
Todo indica que el período 2020-2029 superará estos números. Sólo entre 2020 y 2021 se contabilizaron 24 focos de violencia relacionados con la gestión del agua. En la mayoría de los casos el problema no es la escasez, sino la desigualdad en el acceso.
América Latina alberga el 31% de las reservas de agua dulce del mundo y cuenta con una dotación per cápita de 28.000 metros cúbicos por persona al año, casi cuatro veces por encima de la media global. Pero sus características geográficas y de infraestructura derivan en una distribución desigual de los recursos hídricos.
Unos 37 millones de personas carecen de acceso al agua potable en la región, y casi 110 millones no tienen acceso a saneamiento. Los países más afectados son Haití, República Dominicana, Nicaragua, Ecuador, Perú y Bolivia.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) destaca que la falta de agua que está en la raíz de estos conflictos es “construida” y no real. Depende de factores como la monopolización del acceso, las amenazas a la sustentabilidad y la falta de inversión en infraestructura, entre otros.
En este sentido, los conflictos son multidimensionales y abarcan aspectos políticos, sociales, ambientales, culturales y económicos. En la gran mayoría de los casos el problema surge de la relación entre la comunidad, las empresas y el Estado.
Expertos advierten que una de las primeras consecuencias del cambio climático será la disminución de las reservas de agua en América Latina y el Caribe. Es probable que la región experimente un aumento tanto de las inundaciones como de las sequías.
En este contexto, distintos sectores como la agricultura, la energía hidroeléctrica y la minería compiten por el acceso al agua y entran en conflicto con las necesidades y derechos de las comunidades locales.
Latinoamérica es una de las regiones más peligrosas del mundo para los líderes ambientalistas. Según la ONG Global Witness, en 2020 fueron asesinados 227 defensores de la tierra; 164 vivían en América Central y del Sur.
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