Haití: violencia, hambre y migraciones forzadas
Por María Jagoe
El pasado 7 de julio se cumplió un año del asesinato del entonces presidente de Haití, Jovenel Moïse. Desde ese momento el gobierno del primer ministro Ariel Henry se ha visto desbordado por la violencia de las pandillas, la escasez de alimentos y las caravanas de migrantes que intentan dejar el país.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reportó 934 muertes por la violencia entre bandas durante la primera mitad de 2022. La mayoría de las víctimas no tenían ninguna relación con el conflicto entre los grupos G-9 y G-PEP que se disputan la capital, Puerto Príncipe.
En abril de este año las bandas iniciaron una guerra por el control de los barrios del norte de la ciudad. Grupos armados tomaron el Palacio de Justicia, que se encuentra virtualmente paralizado, y la mayoría de las rutas que conducen al sur del país.
La Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH) y otras organizaciones denuncian que el Gobierno de Ariel Henry es parte del conflicto. Aseguran que promueve que la Policía Nacional haitiana se mantenga al margen de los enfrentamientos y usa el caos para consolidar su poder.
El bloqueo de rutas impide que la ayuda humanitaria llegue a unos 3.8 millones de personas en el sur del país. La situación alimentaria, que ya era grave desde el terremoto de agosto de 2021, empeoró con la guerra en Ucrania: la isla importa el 70% de los alimentos que consume.
Según el director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU en Haití, Jean-Martin Bauer, “la situación está fuera de control” y recrudeció a partir de abril. “Grandes partes de Puerto Príncipe están controladas por las bandas”, aseguró.
Según el PMA, casi la mitad de la población de Haití, 4.4 millones de personas, necesita asistencia alimentaria inmediata. Para eso se requieren 39 millones de dólares desde ahora hasta fines de 2022.
Miles de personas abandonaron Haití durante el último año con destino a Estados Unidos y otros países del Caribe. Más de 19.000 haitianos fueron expulsados o deportados de regreso al país entre enero y junio de 2022.
El sábado 6 de agosto, cientos de personas ultranacionalistas participaron en República Dominicana para reclamar que la comunidad internacional intervenga en la crisis haitiana. El argumento es que su país no puede “cargar” con los inmigrantes que cruzan la frontera hace meses de forma ininterrumpida.
El lunes 8 de agosto la Secretaría General de la OEA emitió un comunicado donde aseguró que los últimos 20 años de presencia de la comunidad internacional en Haití han sido “un fracaso”.
El documento señala que no se pudo “facilitar la construcción de una sola institución con capacidad para dar respuesta a los problemas de los haitianos”. Agregó que, “visto su fracaso, la comunidad internacional se retiró de Haití dejando tras de sí caos, destrucción y violencia”.
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La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)
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