Deforestación en Amazonía batió récord en 2022
La deforestación en la Amazonía brasileña batió un nuevo récord en 2022, el último año del gobierno de Jair Bolsonaro, profundizando una variable que se extendió a lo largo de su mandato.
En 2022, la Amazonía perdió 10.573 kilómetros cuadrados de selva, el equivalente a casi 3.000 campos de fútbol, según el Instituto Amazónico del Hombre y del Medio Ambiente (Imazon).
Se trata de la mayor deforestación registrada por los satélites de Imazon desde 2008, cuando empezó a monitorear la región amazónica.
Con el resultado de 2022, la pérdida de vegetación nativa en la Amazonía en los últimos 4 años fue de 35.193 kilómetros cuadrados.
El instituto destacó el salto en la deforestación registrado en diciembre, mes en el que se talaron 287 kilómetros cuadrados de bosque, un incremento del 150 por ciento respecto al mismo mes de 2021 y el peor último mes del año en toda la serie histórica.
El coordinador de monitoreo del Imazon, Carlos Souza Jr, denunció que «en el último mes del año hubo una carrera desenfrenada por deforestar mientras la puerta estaba abierta a la ganadería, la especulación de tierras, la minería ilegal y la deforestación en tierras indígenas y unidades de conservación».
Alrededor del 80 por ciento del área deforestada en 2022 se encuentra en terrenos bajo la responsabilidad del gobierno federal (8.443 kilómetros cuadrados). Otro 11 por ciento del territorio destruido está bajo jurisdicción de los gobiernos estatales (1.130 kilómetros cuadrados).
El nuevo gobierno de Lula da Silva se comprometió a dar prioridad al tema. La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, desbloqueó el Fondo Amazonía, que cuenta con donaciones de Alemania y Noruega para ser aplicadas en acciones de protección ambiental.
Además, el gobierno federal revocó un acto administrativo de la administración de Bolsonaro que regulaba la tala en tierras indígenas.
Según la Fundación Nacional para los Pueblos Indígenas (Funai), la medida implementada el año pasado violó la Constitución Federal y el Estatuto del Indio, además de infringir tratados internacionales de los que Brasil es signatario.
Uno de estos tratados es el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que, entre otras cosas, prevé la consulta previa a las comunidades indígenas, lo cual no se estaba cumpliendo.
La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)
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