Primeras prospecciones en Paraguay buscando litio
En las aguas saladas subterráneas de la Región Occidental de Paraguay puede haber litio en concentraciones que alientan su explotación. Por ahora, un holding paraguayo-canadiense analiza un área importante y espera poder ampliar ese trabajo. Si la ecuación cierra, para la explotación se invertirían unos 700 millones de dólares que saldrán a buscar en la bolsa de Toronto. Un panorama de esta apuesta por el mineral estrella del momento que comienza a darse en el país que busca incluirse en el llamado “Triángulo del Litio”, el centro de las inversiones del rubro a nivel mundial.
El creciente auge de la movilidad eléctrica y la telefonía celular pone en valor al litio, un mineral que se usa como componente principal en la fabricación de las baterías. Su capacidad conductora, permite conservar la energía de los vehículos y dispositivos electrónicos varios, por lo que su valor aumentó en los últimos años al punto de llamárselo “el oro blanco”.
Una tonelada del mineral llegó a valer 80 mil dólares. Hoy, estabilizado el precio en alrededor de 15 mil dólares, las apuestas para conseguir su extracción crecen en el mundo.
Rodrigo Díaz Mallorquín (foto inferior), gerente de Chaco Minerals, entiende que el litio se encuentra en diferentes proporciones en las aguas saladas subterráneas de la Región Occidental. “Necesitamos mostrarle al mundo que nuestro Chaco, que es la zona menos explorada a nivel de minería, tiene un potencial importante”, expuso.
Por ello constituyeron un holding empresarial con capitales paraguayos y canadienses para hacer la prospección en unas 2 millones de hectáreas. Así, Chaco Minerals está integrada por Chaco Lithium, Guaraní Lithium, Mineral Atenea, Paraguay Lithium y Roca Lithium. Cada empresa tiene un área de exploración de 400 mil hectáreas en las que podrá hacer las prospecciones.
“Hasta el momento estamos trabajando en el área de Mineral Atenea, porque hay mucha burocracia, nos faltan algunas firmas para extender nuestras prospecciones a las restantes áreas”, apunta, recordando que toda la tarea se hace bajo supervisión del Viceministerio de Minas y Energía con la correspondiente aprobación del Ministerio del Ambiente (Mades).
Comenta además, que para comenzar las tareas, la empresa tuvo que abonar 200 mil dólares de canon al Estado, por lo que la aprobación de las restantes áreas aportaría en total un millón de dólares a las arcas públicas.
Siguiendo con el proyecto en esta primera fase, en la que se emplean unos 50 trabajadores, se invertirían 30 millones de dólares en la que se hacen pequeñas perforaciones, no superan los 20 metros. Allí se usa el método “Magneto Telúrico” por el que se determinan las áreas con mayor potencial de partes por millón (Ppm) de litio en el agua. “Es como una radiografía de las zonas”, apuntó Díaz Mallorquín para comentar que en la tarea se usa también un helicóptero.
Después de ello se pasaría a la Exploración, que es donde se perforan pozos ya más importantes y que requerirán una inversión de unos 50 millones de dólares durante un período de entre 6 y 8 años. De resultar positivo, para la Explotación, fase final de un proceso minero, se requerirán unos 700 millones de dólares.
“Las de la minería son inversiones de alto riesgo”, comenta Díaz Mallorquín explicando que en breve Chaco Minerals comenzará a cotizar en la bolsa de Toronto para ir interesando a los canadienses, principales inversores en minería en el mundo, en ubicar a Paraguay en el “el nuevo triángulo del litio” dice mostrando un mapa que confeccionaron para las presentaciones del proyecto.
Esto, entiende además, “nos va a poner en la vidriera mundial, va a hacer que vengan muchas más empresas mineras a invertir en el país”, se entusiasma.
Técnicas, ecología y valores
Mónica Urbieta (foto inferior), directora de Recursos de la empresa, comanda un equipo de geólogas integrado por Sofía Argüello; Daiana López y Claudia Carrillo que van procesando la información que les llega desde Filadelfia, capital del departamento Boquerón, ubicada a 470 kilómetros de Asunción.
Las aguas saladas en las que se encuentra el mineral pueden estar ubicadas a entre 200 a 5 mil metros, por eso es importante ubicar recursos a la menor profundidad posible para hacer “económicamente rentable el proyecto de explotación”. En estos estudios geofísicos estará la clave a la hora de comenzar con los pozos de exploración.
Wilmar Bartel es un geólogo chaqueño con 30 años de experiencia en perforaciones en la Región Occidental que conoce de punta a punta y cuenta desde la base en Filadelfia: “Esperemos que tenga la suficiente cantidad de litio para que sea rentable. El Chaco está estructurado en diferentes cuencas, y cada cuenca tiene sus características, entonces sí o sí necesitamos perforar. Es posible que haya otros minerales que pueden tener importancia, porque hemos visto también en los primeros análisis que el litio viene acompañado por ejemplo del potasio que es un elemento muy requerido en la agricultura por ejemplo y eso podría ser otro agregado para este proyecto”, informa.
Además del potasio que está en las aguas, en las diferentes placas de la tierra a perforar pueden haber uranio, níquel o cobalto, explicaron los geólogos del equipo.
Sergio Devaux, geólogo argentino con más de 15 años de experiencia en proyectos de litio, gerente técnico del proyecto explica que “una cosa es extraer litio en el altiplano y otra cosa en el plano del Chaco, con disponibilidad de energía y facilidad de transporte”.
Para el especialista, la técnica de Extracción Directa del Litio (DLE, su sigla en inglés) es otro elemento que hace atractiva la apuesta paraguaya. “Esta es una nueva tecnología, ya hay un par de plantas operativas en Estados Unidos, y en Argentina y Chile hay plantas pilotos y va a haber plantas operativas en corto plazo. Y esto es algo bastante más simple porque se bombea la salmuera del pozo, pasa por una columna, esa columna es un tanque que tiene, hay dos métodos distintos, uno tiene absorbente, que es hidróxido de aluminio básicamente granulado, otros tienen resinas”, comenta.
“El litio, solo el litio es capturado o por el absorbente o por la resina y el resto de la salmuera, o sea del agua con sal que tiene una serie de cationes y aniones, se vuelve a reinyectar. O sea que no existen más esas grandes piletas de evaporación, no hay que considerar grandes instalaciones de superficie, solo un pozo, la tubería para llegar a estas columnas donde se extrae el litio, y otra tubería para reinyectar lo que queda sin litio”.
Devaux compara esta técnica con la que se usa “en el Altiplano, donde el proceso se hace a través de evaporación solar con grandes piletas para que el litio quede concentrado y de ahí pasa la planta de carbonatación”, donde se lo transforma en carbonato de litio, que es el producto a comercializar. Vale decir que la técnica de las grandes piletas tiene serios reparos ecológicos por el desperdicio de agua que asegura el DLE evita.
Otro punto a favor, según explica es la recuperación de material. En las piletas de evaporación solar se recupera entre un 50 a 55% del material, en cambio, con el DLE la recuperación crece hasta entre un 80 a 90%.
“Por eso, comparado con otros proyectos, eso hace que los PPM de litio en el agua que necesitamos para que cierre la ecuación económica es menos que en otro lugar”, apuntó.
Como ejemplo, se recuerda que en las plantas DLE de Argentina y Chile se trabaja con aguas saladas que tienen entre 250 a 500 PPM de litio, en tanto que en los proyectos que usan lagunas de evaporación, la media es de 1200 a 1800 PPM para que sean rentables. La expectativa está abierta.
Información clave sobre las aguas
Según explicó el experimentado geólogo chaqueño Wilmar Bartel, “cada ambiente tiene sus características específicas con una asociación de minerales que pueden diferir en algo. Nuestro Chaco tiene muy poca información disponible. Así que hemos hecho en este tiempo de preparación mucha investigación, recopilando datos de la información disponible y estamos poniendo todo en un conjunto, en mapas”, expuso.
“Creo que, con este proyecto, si en el peor de los casos que no encontramos una acumulación económica, de igual manera sí o sí vamos a tener un gran aporte para el conocimiento a la geología del Chaco Paraguayo, especialmente en temas de agua subterránea, porque con todos los métodos que nosotros utilizamos siempre está relacionada con la calidad del agua”.
Bartel expone: “Nosotros buscamos aguas saladas, pero en el paso, en la búsqueda, sí o sí nos vamos a tropezar con las aguas dulces. Que estamos haciendo con la geofísica, estamos ubicando los diferentes tipos de agua y eso va a tener una importancia muy grande para el desarrollo del Chaco en cuanto a la disponibilidad de agua dulce en el subsuelo”, apuntó recordando que ese es uno de los problemas centrales para la agricultura y la ganadería, motores de la economía de la Región Occidental.
“Tenemos algunos datos, por ejemplo, del acuífero Yrenda, pero la cantidad de información es limitada en el Chaco. Estamos partiendo prácticamente de cero, pero con la prospección que estamos realizando vamos a adquirir muchos datos que va a ser de mucha utilidad y esa información va a estar disponible, y, aunque no sea nuestro objetivo, es una información que igual se va a conseguir y va a quedar disponible”, concluyó señalando.
Súperconductor
El litio deriva de la palabra griega «Lithos», que significa piedra. El nombre del elemento proviene del hecho de haber sido descubierto en un mineral, mientras que el resto de los metales alcalinos fueron descubiertos en tejidos de plantas.
Es un elemento metálico, blanco plateado, químicamente reactivo, el más ligero en peso de todos los metales, y de bajo punto de fusión. Su símbolo en la tabla periódica es Li. Su número atómico 3, masa atómica 6.938, en la tabla periódica, se encuentra en el grupo IA, entre los elementos alcalinos. Al igual que los demás metales alcalinos es univalente y muy reactivo, aunque menos que el sodio, por lo que no se encuentra libre en la naturaleza. Acercado a una llama la torna carmesí pero, si la combustión es violenta, la llama adquiere un color blanco brillante.
Es empleado especialmente en aleaciones conductoras del calor y en baterías eléctricas. Respecto a sus sales, suelen emplearse en el tratamiento del trastorno bipolar.
Fue descubierto por Johann Arfvedson en 1817.2 Arfvedson encontró este elemento en la espodumena y lepidolita de una mina de petalita, LiAl (Si2O5)2, de la isla Utö (Suecia) que estaba analizando.
Artículo publicado en La Nación, de Paraguay, y en La Página de Aguará