Argentina: el Voto Protesta es la respuesta – Por Luis Bilbao
02 julio, 2025
category: Foro Debate
A la memoria de Carlos Gabetta
Llega a su fin el experimento in extremis ensayado por las clases dominantes mediante la Armada Brancaleone. El intento de sanear el sistema avanzó mucho. Más de cuanto alcanzaron los gobiernos anteriores. Aun así, está lejos de haber impuesto las condiciones para reiniciar un ciclo capitalista eficiente. Pese al escandaloso saqueo a las jubilaciones y los salarios reales, antes de siquiera iniciar la reforma institucional que consolide un nuevo statu quo, reapareció la crisis y el oficialismo ya no recuperará el equilibrio.
El movimiento obrero y las juventudes estuvieron y aún están desarmados, inermes. Por eso el elenco encaramado al poder pudo avanzar en su tarea de destrucción de derechos en todos los terrenos y con celeridad jamás vista. Un año y medio después persiste la carencia de una clase consciente y organizada, pero ya terminó la etapa de soportar golpes sin reaccionar. El riesgo ahora consiste en que los mismos que anestesiaron a la población y abrieron paso a un fantoche hacia la presidencia, logren engañar una vez más a las mayorías.
Por el momento el choque se dará en el terreno electoral. Y así será durante un período, previsiblemente breve, aunque de enorme costo para explotados y oprimidos. Pese a que no es el escenario para trabajadores y juventudes, es posible salir al cruce en estas elecciones. La base económica del ensayo desesperado llegó ya al punto crítico. No hay modo de continuar sin una confrontación exitosa del capital contra la clase trabajadora y el conjunto de sectores medios ahogados por la crisis.
Dada la coyuntura, asestarle una derrota letal al gobierno del gran capital en las elecciones de octubre sería decisivo para que el destino de disgregación y derrota no sea fatal. La clase obrera y el conjunto del pueblo tienen la oportunidad de abrir otro camino en función de las necesidades de las mayorías.
Pese a ser dueño absoluto del escenario, el poder carece de instrumentos para sostenerse y articularse. Una derrota del escuálido mecanismo utilizado para sostener el sistema tambaleante lo dejaría aturdido y sin alternativas eficientes a las cuales recurrir.
No se trata de un objetivo político menor. Por el camino trazado a los tumbos por la descompuesta burguesía argentina y su pelele de turno, el país va camino de una violencia irracional de todos contra todos. Es posible torcer ese rumbo. Es posible desechar las campañas individualistas y asumir la responsabilidad frente a la historia, que en caso de seguir linealmente, augura una tragedia para los habitantes de estas tierras.
En la coyuntura, urge acordar una táctica electoral que desarme a los de arriba. Frenar y torcer el rumbo de desastre que empuja hoy al país. Es posible. Los comicios en la Capital Federal y en varias provincias indican que, otra vez, la voluntad de protesta late en más de la mitad de la sociedad. Hay tiempo para transformar la debilidad en fortaleza.
Punto posible para la unión de masas
En la crisis de fines de los 1990, ante una situación análoga aunque menos grave, una considerable conjunción de agrupamientos antisistema propuso un Voto Protesta, o programático. Un sufragio opuesto a todos los partidos del sistema establecido y apuntado a un futuro anticapitalista. El resultado fue una derrota oficialista, la misma nómina de gerentes del imperio que hoy gobierna al país. El gobierno del gran capital cayó.
En todo caso, el desenlace probó igualmente que la inexistencia de una vanguardia revolucionaria fincada en una clase obrera consciente, lleva inexorablemente a la victoria de la burguesía. Al grito de “que se vayan todos”, todos volvieron. La palanca para esta malversación histórica fue el peronismo, que tras un cuarto de siglo de control de las masas llevó al desastre actual.
Sobre el elenco ejecutivo vigente no hace falta abundar. Todo lo necesario fue dicho en el momento correspondiente. Su carácter, condición y perspectivas fueron expuestos desde agosto de 2023 en sucesivos artículos hasta este año, recopilados en un folleto. (Puede leerse en bit.ly/45buVld). No era necesario esperar dos años para caracterizar la catadura moral y la miseria intelectual del equipo que, a contramano de sus propios planes, el gran capital catapultaba al poder. Además de exponer en esas páginas la farsa hoy dominante, se hacía hincapié ante todo en la caracterización sobre la situación de los trabajadores. La inexistencia como clase para sí y la conducta de las siglas de izquierda (así, con toda la equívoca ambigüedad que el concepto encierra) que alcanzaron un lugar en el antro legislativo, auguraban una batalla en la que el conjunto burgués y el imperialismo no tenían contrincante. Así fue y así está ahora Argentina, en vísperas de una nueva trampa electoral.
Ninguna fracción de la burguesía podría hacer algo diferente a la política de entrega y la supereplotación hoy dominantes a que han sido sometidos la clase obrera y el conjunto social. El país está en manos del gran capital imperial mediante un puñado de cipayos, ignorantes y arribistas, carentes de cualquier base ética que, agotados sus recursos para el recauchutaje capitalista, avanzan hacia una confrontación violenta con las mayorías ya en aprestos de sublevación.
Por eso, cualquiera de los atuendos que ensayan las cúpulas peronistas están destinadas a un fracaso mayor al protagonizado por el último botarate puesto en el sitial de presidente (ahora procesado por violencia contra su mujer, escamoteando su verdadero crimen frente a la Nación). Un peronismo vencedor no se sostendría en ninguna hipótesis, pero podría desviar a las masas y abrir una brecha para que el capital vuelva a imponerse y se ubique, entonces sí, en condiciones de asestar una derrota fascista que implicaría la destrucción de Argentina tal como la conocemos. Por eso tan importante como derrotar al actual equipo de ineptos voraces es impedir una victoria de los aparatos peronistas, en cualquiera de sus versiones.
La denominada “izquierda” no es alternativa…
Se ha dicho y repetido aquí que lo que hoy se conoce como “izquierda” en el panorama electoral, no es una alternativa para las masas. Por si faltaran pruebas, en las elecciones del 18 de mayo en CABA, el FITU pasó de los 93.759 votos obtenidos dos años antes, a 51.925. ¡¡Perdió la mitad del magro apoyo anterior!! Y esto pese a la crisis galopante y la comprobación de la política aplicada por el incalificable elenco gobernante.
Mientras tanto, la mitad del electorado porteño se abstuvo y el candidato oficial se impuso con el 16% de los votos sobre el padrón total. Con peores guarismos para la farseca “La libertad avanza” el mismo resultado se repitió en una decena de elecciones provinciales.
En las siglas que acompañan al FITU no se vio una autocrítica. Mucho menos un análisis de la realidad profunda en Argentina y el mundo. Como colofón, en una parodia grotesca del “entrismo en el peronismo” practicado en el pasado, ahora los epígonos se asociaron a la defensa de Cristina Fernández. Ésta fue procesada por la instancia máxima del corrupto aparato judicial burgués, carente de toda autoridad para juzgar a nadie. Pero la sociedad ya la había condenado mucho antes en las causas por las que le dictaron prisión. Las mismas por las que hoy la rechaza la inmensa mayoría de la población.
¿Ganar tres votos exculpando la corrupción de burgueses contrarrevolucionarios? Neosocialdemocracia devenida apéndice de aparatos putrefactos, a la caza de migajas electorales.
Por ese camino no hay salida. La militancia del Fitu debe sublevarse contra esta política enderezada exclusivamente a obtener un cargo en la guarida de los defensores del sistema. No se trata de pasarse a uno u otro partido. Se trata de aprobar una táctica electoral contraria al electoralismo, eficiente para llevar al colapso el intento de saneamiento capitalista, que implica mayor explotación, más miseria, más entrega de la soberanía al gran capital imperialista. La derrota electoral de los tres aparatos que han gobernado el último medio siglo derivará sin duda en el fortalecimiento de las masas populares. Y de allí la posibilidad de construir una herramienta política de los trabajadores y las juventudes.
Aunarse en un Voto Protesta masivo es el punto de partida para la recomposición de fuerzas. El único eje de unidad posible para abrir un nuevo cauce y echar los cimientos de una Argentina futura. La historia clava sus ojos en los protagonistas de esta instancia decisiva.
02/07/25
@BilbaoL